La purga anual está confirmada en Corea del Sur por segunda vez, pero a esta vez, el asesinato y la destrucción son completamente legales. Doce adolescentes al azar atraviesan el infierno de la purga y tratan de sobrevivir en un grupo de extraños
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Tan pronto como Gaeun huyó, Eunbi la siguió por rabia. No lo pensó dos veces, sabía que las chicas podrían salvarse a sí mismas.
Eunbi corría tras Gaeun, que entró por la puerta de salida de emergencia que conduce a la parte trasera, es decir, a la salida. Cundo Gaeun estaba a punto de bajar, Eunbi la empujó, haciendo que Gaeun cayera. Eunbi sonrió, bajando las escaleras mientras se detiene a mitad de camino.
— Ya no te escaparás.
Gaeun se puso de pie, sonriendo mientras agarraba sus dos pistolas.
— ¿Con esa arma? solo te queda una bala, Eunbi.
Eunbi tragó, Gaeun tenía razón, le quedaba una bala y la contraria todavía tiene dos pistolas con ella.
Gaeun notó el repentino cambio de expresión, haciéndola sonreír aún más.
— ¿Asustada? Te lo dije, solo saca a tu estúpida pandilla y a esas chicas de aquí o te mataremos, como a Chowon.
Eunbi se sintió desencadenada, la ira se elevó mientras tiraba su arma a su lado.
— Vete a la mierda.
Gaeun señaló sus pistolas — No puedes acercarte a mí, Eunbi, lo sabes.
Dicho eso, Eunbi pateó la mano izquierda de Gaeun, haciendo que esta lanzara la pistola al aire, Eunbi aprovechó el gran momento para tomarla.
— Ahora dime que no puedo matarte, Lee Gaeun.
Ambas estaban de pie, cada una tiene un arma apuntándose la una con otra.
— Solo vete aquí— Gruñe.
— Entramos aquí primero, pedazo de mierda— responde Eunbi.
Gaeun tenía suficiente, estaba a punto de apretar el gatillo, Eunbi fue rápida, se agachó y pateó el muslo de Gaeun, hizo que la contraria soltara su pistola.
— Te estoy dando una última advertencia, Lee.
Eunbi agarra la otra pistola de Gaeun, dándole la espalda, pero justo cuando abrió la puerta, se detuvo, regresando su vista hacia la contraria, que ahora estaba de pie.
— Voy a volver con todo un ejército de matones más tarde, ten cuidado, Kwon.
— No te atreves a volver, y no te atrevas a poner una sola bala sobre mis chicas, ¿oíste?
Y con eso, se fue.
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