❤︎ 𝑲𝒊𝒍𝒐𝒔 𝑫𝒆 𝑨𝒎𝒐𝒓 ❤︎. «ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ»

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— Vamos ya, vamos ya, no puedo esperar a vencerlos par de nenas— Emma saltaba emocionada con balón en manos, Leon a su lado le dió una mirada de desagrado.

—Ya cállate tonta, ni sabrás jugar— Nolo rio ante el comentario del Omega.

— Para que sepas soy maestra, se jugar basquetbol — presumió, miro hacia atrás y observo al alfa menor tratando de seguirles el paso.— ¡Vamos Diego! ¡Nos retrasas!— alzó la voz.

Nolo y Leon voltearon a verlo.

Él alfa más joven del grupo inhalaba y exalaba pesadamente, se sostenía de las paredes y trataba de recuperar la respiración.

—¡Por favor Diego! No es para tanto— quejo Emma.

—oye el pobre tuvo sesión con Leon antes, le puso hacer mucho entrenamiento— reclamó Nolo

— como sea, vamos— Leon tomó la delantera.

Emma le hizo caso y comenzó a caminar. Nolo se quedó mirando como Diego se moría de sed, sacó la botella de agua y se la ofreció.

Este negó

— Estoy castigado, no puedo tomar agua o Leon me pondrá otro castigo peor— comentó tratando de seguir caminando.

Nolo lo detuvo y lo siento de nuevo en el pequeño balcón.

— Toma o te castras la garganta— ofreció de nuevo la botella de agua, esta vez fue tomada y bebida con desesperación.
Nolo tomo asiento a lado de él.

—¿Y? ¿Qué hiciste esta vez para que se enojara?— preguntó sacando una toalla deportiva para secar a Diego.

—No lo sé, Emma dijo que eran celos— comentó

Eso hizo que Nolo riera por una razón tan absurda. Cogió su estómago en un intento de que no doliera a la hora de reír más fuerte.

— Ay sí, Leon es dramático cuando se trata de tí — susurro divertido mirando hacia la nada.

Noto que los otros se habían alejado lo suficiente.
Aprovecho para sacar un cigarro con sabor y prenderlo para empezar a fumar.

Diego lo miro sorprendido y entro en un mini shock.

— Yo no sabía que ... fumas— susurra apenado y algo enojado.

— Yo tampoco, solo que no ha sido una buena temporada para mí, ya sabes el trabajo, dinero, incluso que Leon se ha vuelto un poco más inestable.— comentó deprimido.

Nolo sabía que en algún momento se quebraría, pero era muy terco con ego alto como para ponerse  a llorar ahí mismo.

— Mmm ... ¿Quieres algo de ayuda?— preguntó mientras desprendía un poco de piel de sus dedos.

Nolo lo notó. La ansiedad de Diego no le agradaba para nada.

Suspiró y dirigió su mano hacia las de Diego, parando la acción de este.