Eran cerca de las cuatro de la madrugada y no podía pegar un ojo, me senté en la cama, tratando de contener el llanto con todas mis fuerzas, de reprimir el dolor que circulaba dentro de mi, sentía como este desgarraba cada fibra de mi ser, me atravesaba sin razón dejándome sin aire, el pecho me ardía pero no había una herida física sobre el era esa sensación de opresión en el centro del esternón como si alguien estuviera sobre mi empujándome contra el colchón, estaba al borde de la locura porque no desaparecía y sentía que cada noche en vez de disminuir aumentaba aún más.
Ya estaba acostumbrado, al dolor, al miedo, a esas sensaciones que me envolvían desde que tenía memoria, ¿Qué iba a hacer? ¿llorar? ¿de nuevo? No, no podía llorar, ya crecí, maduré, no podía ser débil ahora que encontré otro rumbo que seguir, para olvidar, construí un caparazón al que nadie tenía acceso y traté de remontarme sobre los escombros de mi corazón y me reinventé de una forma que nadie sería capaz.
A quien quiero engañar, doy asco, no puedo ni salir de mi cueva, llevo semanas sin limpiar mi habitación y eso para mi antiguo yo era un delito, una blasfemia.
Agarré las sabanas con fuerza y cierta ira filtrada entre mis dedos y me escondí entre ellas, ese sería el único abrazo cálido que recibiría a partir de ahora, el de una tela con un estampado de tulipanes un poco cutre que no sería capaz de quitar de la cama a pesar de que representaba una etapa de mi vida bastante turbulenta.
—A ella no le gustaría verte así.
—Claro que no, nuestra madre hubiera querido que tratemos de olvidarla y solo seguir—. solté, un tanto brusco— pero ella era mucho más que solo una madre, ella no merece ser olvidada.
—No es eso Tae, se trata de superar, de seguir adelante.
—Estoy siguiendo adelante, ¿no lo ves?
—No, realmente no lo veo.
—Si tu no lo ves es tu culpa, ahora déjame llorar en paz y ve a tontear con ese amigo tuyo bueno para nada que conociste al llegar.
Jeon Gyu me miró un poco desanimado, suspiró y luego cerró la puerta de mi habitación dejando todo a oscuras otra vez.
Suspiré, cansado de todo, volví a esconderme entre las sabanas con las que mi madre había crecido en su humilde infancia, recuerdo que solía acostarme a su lado y escuchar las historias de su vida antes de conocer lo que era tener un hogar, le encantaba hablar de las horas que pasaba con su abuela bordando por la noche para salir a venderlas al día siguiente.
Y yo estaba aquí, llorando por su desaparición física.
Escuché el zumbido del teléfono al vibrar sobre la mesita de luz, era mi padre que me llamaba por decima vez en el día, estiré el brazo y tomé el teléfono desganado.
—Hola papá — contesté en un tono poco amigable.
—Hijo, ¿cómo estás? — sonó
—Creo que me has preguntado eso como 3 veces ya...
Oí el suspiro de mi padre al otro lado de la línea, me sentí un poco mal por demostrarle que me molestaba su llamado, pero no podía seguir así, se preocupaba demasiado por mi y yo solo necesitaba un poco de tiempo solo, sin que ni el ni mi hermana me molestara, pero eso era algo que era demasiado dificil de entender para ellos.
—Lo se hijo, pero tiene que entenderme, estoy preocupado por ti. —dejé caer mi manos sobre mi rostros y froté mis ojos con intensidad, hastiado, esto era demasiado.
—Papá, ya te dije que no tienes que estar pendiente de mi, soy adulto y si quiero quedarme postrado en una cama por no se, una enternidad, creo que deberías comprender y dejarme en paz de una vez.
Hubo un silencio, me sentí mal al hablarle de esa forma, me imaginé su rostro en ese momento y su expresión triste y decepcionada acompañandolo por mi culpa.
—Solo me preocupo por ti.— otra larga pausa acomapañaba sus palabras. — Te inscribí en otra universidad. —lanzó, seco, como si era lo que yo quisiera escuchar en esos momentos.
—¿Qué? — fue lo único que pude soltar en ese momento, me senté en la cama y pude ver que mi hermano estaba aún acompañandome, no sabía en que momento había vuelto a entrar y porque no me había dado cuenta de que a su lado estaban dos maletas.
Recorrí mi habitación y noté que todas mis cosas habían desaparecido.
Suspiré, tratando de contener la ira que corría dentro de mi, la que en estos momento no hacía más que aumentar y aumentar, sentía que en cualquier momento saldría volando de allí.
—Necesitas tomar aire, mezclarte con la gente— Mi hermano quien parecía estar confabulado con mi padre obviamente, trataba de convencerme mientras movía las maletas de un lado a otro, jugando con sus rueditas.— además, estoy cansado de tenerte aquí conmigo, deberías independizarte de una vez.
Eso último había llamado mi atención, un lugar solo para mi, sin que nadie me moleste ni me diga algo por estar en mi habitación todo el día, podría comprarlo.
—Anda Tae, deberías pensarlo bien—
—Está bien. —lo interrumpí —. lo haré.
Tal vez pensaron que les iba a costar convencerme, pues mi hermano se quedó en silencio y desde el telefono no se escuchaba absolutamente nada.
—Oh, está bien, pensamos que ibas a decirnos que no.— dijo mi padre desde el otro lado.
—Si, pero me agrada la idea.
Corté la llamada y me puse de pie, verifiqué que no me estaba dejando nada y emprendí mi viaje hacia este lugar donde mi padre me había mandado, no era lejos de Seul, tenía una universidad decente y unas lindas playas cerca de mi apartamento, que era lo que más me importaba. Me despedí de Jeon y de su conejo y partí rumbo al aeropuerto donde me esperaba mi padre, el era piloto de avión y sería el encargado de llevarme a mi nuevo hogar.
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I want a little love (Kim Taehyung)
FanficAnna no conocía ni quería conocer el mundo del amor, aquellos lejanos sentimientos que aún no había experimentado eran siempre el tema de conversación entre sus amistades. El problema es que siempre había alguien que terminaba llorando y ella no que...