Capítulo 7: Precioso

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Había pasado un poco más de un mes, había aceptado el trabajo en McDonald's después de todo hace poco salí de vacaciones 2 meses que disfrutaría totalmente. Formalice -por así decirlo-, mi relación con Lilith, cuidaba muy bien de mi, me hacía sentir especial y eso me bastaba. Mi peso sin duda se disparó, ayer por la noche, al pesarme la máquina marcó los 138 kilos, incluso yo estaba impresionado... A mamá le preocupaba mi repentino cambio aunque disfrutaba saber que me deleitaba con su comida agregando porciones extra a mis platos cada que podía. Para papá era un orgullo, me estaba volviendo tan gordo como él, bueno a diferencia de que el es más alto que yo y en mi cuerpo se notaba aún más la grasa.

Intenté levantarme de la cama y está vez me costó un poco más incorporarme, me ví al espejo y sonreí, estaba consiguiendo lo que tanto quería. Al fin tenía ropa nueva, aunque sin duda tenía que haber comprado al menos 2 tallas más grandes, porque lo que compré con mucho esfuerzo se adería a mi figura. Con dificultad abroché mi pantalón que remarcaba los rollos de mi cadera y me hacía ver más robusto, al ponerme la camisa intente colocarla dentro del pantalón para que se esa forma no subiera por arriba de mi ombligo al caminar. Al bajar las escaleras me encontré a Lilith en la sala de estar, seguramente esperando hay veces que soy muy torpe para recordar que quedé en pasar el día juntos.

- Lilith te estaba esperando hace al menos media hora_ mencionó mi madre en un tono malhumorado_ Hice el desayuno, siéntense en la mesa no es una propuesta me esforcé. Espero les guste_ terminó añadiendo mientras dejaba los platos en la mesa y se dirigía nuevamente a su habitación.

Una vez solos me sentía más cómodo.

- Hola preciosa, perdón por la espera lo había olvidado_ dije con cariño y timidez al mismo tiempo.

- No te preocupes gordo, no fue mucho y tu madre es muy agradable.

Gordo.

Era la primera vez que me decía así, me gustaba me hacía sentir querido. Me sonroje un poco, posteriormente solo empezamos a comer. Ella con gran apetito al igual que yo. Muchos pancakes y frutas se deslizaban por mi garganta para terminar en mi estómago. No tardé mucho en acabar, después de todo ya me acostumbré a las porciones grandes, Lilith tampoco se quedó atrás y luego de un pequeño quejido, tomó el último pedazo de pancake, lo mordió pasándolo con un poco de batido. Al acabar pude ver su expresión de satisfacción.

Llevé los platos al lavabo, limpie un poco la mesa y sin despedirme solo me dirigí a la puerta con mi novia para ir a su casa. Un buen día me esperaba, estábamos por hacer algo fuera de lo habitual. Pero primero quería disfrutar un poco de su cuerpo que me venía tentando desde el desayuno. La casa estaba vacía lo que haría más fácil todo.

Se sentó en el sillón invitándome a hacer lo mismo, yo en cambio me posicioné sobre su regazo con todo mi peso. Gimió suavemente, tan suave que apenas lo oí.

- ¿Te molesta que lo haga?_ la pregunta era ingenua, mi peso era considerable lo más seguro es que no estaba del todo cómoda.

No dijo nada. Solo empezó a masajear mi rollos, con sus palmas delicadamente rosaba mi piel. La sensación era increíble. Con lentitud puse mis manos en su cintura, la cual hace un mes al tacto era angosta que ahora fue reemplazada por una capa de grasa algo notoria que era suave. Mi pequeña había engordado también, un cambio casi no perceptible que aún así lograba exitarme un poco. Lilith seguía jugueteando con mi cuerpo, apretaba con ternura mis pezones que por el peso habían crecido. Besé sus mejillas, bajando lentamente por su cuello, dejando unas marcas bajando hasta su pecho dónde me detuvo.

-Noou_ expresó con un sonido algo infantil.

No, era no. Por lo que me detuve al instante. Mi peso empezó a fatigarla, baje de su regazo para que intercambiaramos posturas, ahora ella estaba arriba quería que la situación fuera más intensa. Lilith termino todo con un beso en los labios, no era suficiente pero si fue un gran beso. Sin decir nada se bajó, caminó hacia la refrigeradora sujetando latas de cerveza entre sus brazos.

- Te dije que sería distinto, no me preguntes cómo conseguí las latas...

- Cerveza _dije, abriendo una de las latas y tomándola de un bocado_ Me gusta.

Nunca he sido bueno para beber, me embriago rápido. Por fortuna cuando estoy borracho solo me da mucho sueño y de vez en cuando me río por todo. Así comenzó la mañana, algo de cerveza y buena comida, tanta comida que no me resistí a no probar un bocado

 Así comenzó la mañana, algo de cerveza y buena comida, tanta comida que no me resistí a no probar un bocado

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Era como si el alcohol hiciera que la comida sepa mejor. Al cabo de 2 largas horas apenas sabía en qué lata de cerveza iba, había terminado 4 hamburguesas. Mire a Lilith, quien estaba comiendo alitas, con un vientre pronunciado, se había sacado la blusa y me dejó contemplar su cuerpo. Cómo siempre compro demasiada comida y no podía desperdiciarla. Yo jadeaba acompañado de una respiración pesada y un cuerpo que no quería levantarse del sofá.

- ¿Amor, tienes más espacio ahí?_ cuestionó, señalando mi estómago en forma de pelota_ ¿Comerías un poco más por mi?

Por mí. Eso era nuevo, sabía que no me podía negar ante ella.

-S-si_ alcancé a decir con fragilidad.

Con delicadeza ponía papas fritas en mi boca, acompañadas de una de las dos hamburguesas que quedaban, así pasaron los minutos hasta terminar la hamburguesa y la ración de papas. Estaba lleno, muy lleno. Lilith se paró, fue por más cerveza y la comida que aún sobraba.

En vez de ponerse a mi lado, nuevamente se puso sobre mi. Era más pesada que en la mañana, su peso era el suficiente para que no dejará que me moviera. Al ver la comida en sus manos solo alcancé a decir algo.

- Basta.

Ella alzó un de sus cejas en desaprobación.

- No _ respondió.

Quise levantarme el conjunto de factores no me lo permitió, su peso, mi peso y el hecho de estar tan lleno. Hicieron que mi esfuerzo por salir del sofá se viera inútil, algo gracioso y para Lilith, tierno.

Mis recuerdos son vagos después de eso. Me desperté ya en la noche, aún en el sofá solo en ropa interior. Pensé que Lilith se fue hasta que escuché la ducha. Me dirigí por el sonido hasta encontrar la puerta del baño. La abrí sin pedir permiso, una puerta bastante angosta incluso para alguien delgado, parecía estar más diseñada, sin tomarle gran importancia intenté pasar, cuando creí lograrlo parte de mi gordo cuerpo se quedó atorado. Me asusté.

- ¿¡Lilith!? _ grité en forma de pregunta_ ¿Amor, me escuchas? Tengo un pequeño problema ¿ya terminas de ducharte?

- ¡Siii! Solo disfruto del agua, ya salgo.

Cuando terminó su ducha, se puso la bata y dirigió la mirada a la puerta. Ahí estaba yo, con un sonrisa incómoda. Ella soltó una pequeña risita.

- Pondré un poco de jabón en tu vientre, empujaré, necesito que también hagas algo de fuerza y metas un poco tu estómago_ me explicó.

- Estoy hinchado por toda la comida que me diste ¿No recuerdas?

Sonrojando Lilith asintió con la cabeza, por suerte el plan que puso en marcha funcionó de maravilla. Una vez fuera Xtian tocó su vientre, dándole pequeñas palmadas. Notó que incluso a su novia se le dificultaba pasar por aquella puerta.

- ¿Estoy muy gordo?_ pregunté preocupado por lo sucedido.

- No, solo te ves precioso. - respondió sin pensarlo dos veces.

Precioso, esa era la forma en la que Lilith lograba que me sintiera.





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