El pacto

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Eran las 9:00 am, había un joven de cabello largo y de ropa negra tomando clase, todo era normal, hasta que por detrás alguien le había tirado varios chicles en el cabello.
Se reían a sus espaldas, así que sabían que algo habían hecho, no sabía que era, pero lo sabía.

Al finalizar la clase mientras la profesora salía y él guardaba sus cosas se acercaron unos tipos diciendo: eres mierda y mereces estar con ella; le vaciaron una bolsa que estaba repleta de excremento de perro y salieron del aula riendo.

El chico entre la vergüenza y el coraje, tuvo que salir por una ventana para que nadie lo viera y pudiera irse a casa.
Una vez llegó, vio la casa vacía como de costumbre, su padre se había ido hace mucho, y su madre trabajaba dobles turnos para poder sacar a su hijo adelante.
Fue a ducharse y comenzó a llorar de rabia, en realidad comenzaba a creer que «era una mierda» , y en ese momento sintió los chicles en el cabello el cual ya estaba tan enmarañado que tuvo que cortarlo.
Se sentía harto, estaba con una navaja en la mano, con la misma que con la que tuvo que cortar su cabello y apuntó hacia su muñeca, estaba a punto de hacerlo, pero no pudo.

Estaba tan molesto que terminó la ducha y subió a su habitación, en la cual comenzó a hacer un pentagrama en el piso, lleno de velas.
Sacó una vieja ouija que había encontrado en una venta de garaje y comenzó a decir si había alguien, no lograba que alguien le respondiera así que quiso parar, apagó las velas,limpió el piso y en ese momento, se comenzó a mover el apuntador primero fue a "H" "o" "l" "a".
El joven estaba un tanto asustado, pues a pesar de todo, nunca la había usado.
Se volvió a sentar y dijo: «¿quién eres?».
Comenzó de nuevo a moverse el apuntador creando una frase algo larga «soy un amigo».
-Bueno, si eres mi amigo, deberías poder hacerme un favor, eso hacen los amigos, ¿puedes?. -dijo el joven-
-Puedo, -respondieron.-

El joven sonrió pues en su mente pasaban tantas ideas para poder vengarse al fin.
Hasta que escuchó un ruido abajo, lo cual lo asustó, se levantó de prisa y fue a ver, sólo era su madre con las compras, le ayudó un momento y volvió a subir, pero ya no logró que nadie le respondiera.
Pasó esa noche y soñó con la risa de un hombre viejo que le decía que firmara, que todo iba a estar bien, el nombre tenía una voz tétrica y su risa calaba en todo.
Cuando despertó, tomó un tiempo para decidir si iría al colegio o no, pero al final creyó que nada peor podía pasar.

Cuando iba de camino se encontró con aquellos que lo molestaban, los cuales le gritaron «pedazo de mierda», y corrieron hacía él, lo cual también lo hizo correr para sentirse seguro hasta que lo atraparon en una zona menos habitada de donde ellos ya estaban.
Diciéndole, bueno, hoy será peor que ayer.
Entre los tres lo comenzaron a golpear y una vez que estuvo en el piso los tres le orinaron encima.
Y después de eso se fueron riendo.
El chico se quedó en el suelo, sangrando de la nariz y cabeza, lo que parecía algo serio.
Tomó mucho tiempo para que pudiera ponerse de pie y regresar a casa, se encontró a varias personas, pero nadie le ayudó, solamente lo miraban de arriba a abajo.
Cuando llegó a  su casa se metió a la ducha, con la ropa aún puesta y después salió así.
Buscó entre la herramienta una cuerda, la cual encontró y comenzó a hacer un buen nudo, subió a su habitación, se encerró y comenzó a escuchar música, tomó la navaja que el día anterior había utilizado e hizo cortes bastante profundos en ambas muñecas, la primera había sido sencilla, pero el segundo no podía sostenerlo bien.
Con la cuerda ya en el techo acercó un banco y se colgó.
La sangre comenzó a caer donde él había hecho el pentagrama, y este se volvió a formar nuevamente, sólo que esta vez fue como si el piso de quemara.
El pacto se había sellado.

Ese mismo día encontraron el cuerpo del joven, el cual dejó a su madre desconsolada, en su escuela comenzó una campaña para prevención de suicidios.
Los jóvenes que lo molestaban se asombraron un poco, pero juraron nunca decir nada.
Después de ese día, cada uno se fue a su casa.
El primer joven vivía modestamente, todos podrían decir que su vida era perfecta, sus padres seguían juntos, tenían una casa enorme, pero él solamente de sentía mierda.
Subió a su habitación preparándose para ir al gimnasio, se veía al espejo cuando vio que en su ventana alguien lo estaba mirando.
Volteó, pero ya no había nadie.
Así que decidió salir rápido e irse.
Una vez en el gimnasio estaba haciendo pierna, cuando vio que un gusano comenzó a salir de una de sus piernas, gritó y se lastimó al venírsele todo el peso que cargaba.
Sólo salió corriendo del gimnasio como pudo, subió a su auto y regresó a casa.
Se revisó, pero ya no tenía nada.
Así que decidió dormir.
Soñó con una voz que reía y no paraba de reír, y de pronto vio al joven que molestaba, estaba colgado y sangrando de las muñecas, pero este se reía de él, lo señalaba diciendo que era el siguiente.
Despertó orinado, el miedo se estaba haciendo mayor. Esa noche ya no pudo dormir.
El segundo joven ese día también tuvo un suceso extraño, pues de camino a casa se cruzó con un perro, el cual había atropellado, ni siquiera bajó del auto, solamente siguió su camino, pero una vez que este ya estaba listo para dormir, comenzó a escuchar ruidos, fue a inspeccionar y el perro estaba en su cocina, tenía huesos rotos, pero este quería atacarlo, le gruñía a cual el segundo joven corrió mientras el perro lo seguía, se fue a su habitación donde dejó de escuchar ruido, salió a ver y ya no había nada.
No sabía que estaba pasando, estaba aterrado.
Al tercer chico quizás fue el más difícil, cuando este llegó a casa estaba su familia, todos se sentaron a comer, todo era normal hasta que comenzó a ver que la comida se movía, los pedazos de carne les comenzaban a salir patas, gusanos, bichos, venía que su familia reía y comía, pero no le veía lógica, así que tomó lo que parecía una rata pequeña, la metió en la boca y volvió a ser lo que era, albóndigas.
Terminó de comer y subió a su habitación, perturbado por dicha escena.
Una vez que subió, trato de convencerse de que no había pasado nada.
Decidió irse a entrenar, el corría maratones, así que debía entrenar.
Se alistó y comenzó a correr, se comenzaba a hacer tarde cuando pasó por un lugar un tanto solo, donde un hombre de aspecto sucio y desalineado se le acercó corriendo, como si fuese a matarlo, corría y gritaba a lo cual el chico trató de correr mucho más rápido, pero el viejo tenía tanta velocidad que lo alcanzó de un tacleo.
Lo comenzó a golpear y arañar, incluso lo intentó morder, pero este pudo quitarlo aventándolo y en lo que el chico se ponía de pie, el viejo, ya no estaba.
Solamente pensó en salir de allí rápido y regresar a casa.
Cuando por fin llegó, estaba temblando, no sabía que había pasado.
Al día siguiente, ninguno quiso salir de la habitación por un buen rato, todos habían tenido la misma pesadilla, en lo que pidieron dormir.
El primer chico estaba asustado, pero sabía que no podía quedarse así, así que volvió a ir a entrenar.
Estaba frente al espejo cuando vio que le estaban comenzando a salir gusanos de los ojos, de la nariz, así con sangre, sentía el dolor y comenzó a gritar como loco saliendo del gimnasio mientras todos lo veían.
Salió del coche a toda velocidad chocando en una curva, la cual daba a un acantilado, quedó medio coche dentro de la carretera y el otro flotando, no podía salir, quizás maniobrar, pero debían encontrarlo pronto.
Tenía claustrofobia además de temor por las alturas, así que estaba comenzando a entrar en pánico, si se movía mucho, terminaría por volcar el carro.
Cuando de pronto, un tráiler pasó y este lo empujó hacia el acantilado cayendo, el primer chico gritaba hasta que en una zona el coche chocó y este salió volando del parabrisas, los cristales de le impregnaron en toda la cara, el cuerpo, cayendo en seco al final rompiéndose por completo el cuello y demás partes.
Los otros dos jóvenes horas después se enteraron de la muerte de su amigo, y comenzaron a creer que no era una coincidencia, ambos no quisieron salir de sus habitaciones.
El primero, entró a ducharse, cuando escuchó ruidos raros provenientes de la taza del baño, comenzó a ver que ratas estaban saliendo, lo cual lo aterró.
Estas comenzaron a salir rápidamente hasta ser al menos diez, las cuales comenzaron a  chillar horriblemente para después abalanzarse sobre el chico, le comenzaron a morder las piernas, la cara de una manera tan horrible que sólo podía gritar e intentar quitarlas, pero eran demasiadas.
Eso lo hizo resbalar y caer sobre el lavabo abriéndose la cabeza y muriendo.
Al día siguiente ya sólo quedaba uno, el cual para ese punto ya estaba muerto de miedo, ya no sabía si su al rededor era real o no.
Estaba acostado en su habitación cuando escuchó que abrieron la puerta, era el mismo viejo que cuando lo vio se le abalanzó con todo, el chico intentando defenderse, comenzó a golpearlo con su lámpara, hasta que el viejo dejó de moverse.
Cuando pudo ver que no era ningún viejo, si no su madre.
El tercer chico comenzó a gritar, ya no sabía que estaba pasando cuando su madre en el piso se puso de pie, pero comenzó a tomar una forma distinta sus huesos se estaban rompiendo y deformando, comenzó a reír y con sus huesos rotos comenzó a enterrar en el cuerpo del chico dejándolo muerto.

El Pacto se había cerrado, el viejo amigo vengó la muerte reclamando a los tres jóvenes.

Relatos de una mente violentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora