El Amor viaja en galeras

Capitulo 5

La pasión es como agua que calma la sed , que refresca y da vida , pero el amor es la fuente de donde emana ese precioso líquido ....

Pamela llegó de visita y, como era de esperarse, se hospedó en mi apartamento. Su vida en Alemania la había vuelto mucho más liberal de lo que ya era. Ella fue mi gran confidente durante la universidad.

Ella sí que conocía todas y cada una de mis facetas; sin contar que fue partícipe de muchas de nuestras aventuras con Juan. En parte, ella me ayudó a entender que no podía vivir mi vida a la sombra de nadie.

-Vamos, nene, por fa. No sabes lo mucho que me recomendaron el lugar. Ponte tu mejor atuendo y vamos, ¿sí?

-Pam, hace mucho que no hago esas cosas, y mucho menos una como estas, me da miedo. Ya sabes que ahora tengo una reputación que debo cuidar, ¿qué tal si alguien me reconoce?, ya sabes que muchos del medio asisten a esos eventos.

-Bueno, vamos solo a mirar, un sexclub puede ser visitado con fines informativos, además es fiesta de máscaras. Por favor.

***
En el pasado solíamos vivir varias aventuras. Recuerdo que con Juan siempre habíamos hablado de hacer un trío.

Bueno, en realidad quien propuso el tema fue él. Nuestra relación inicialmente era muy básica, pero él fue subiendo el voltaje de a poco, con juguetes, disfraces y juegos de rol. Obviamente él era quien proponía y yo "obedecía". Él fue mi primer hombre, por eso me dejaba conducir por él en el mundo del sexo sin objeción alguna.

A pesar de su actitud imponente, me sentía segura. En una ocasión acordamos que nuestra próxima hazaña sería un trío, pero por un largo tiempo no se dio.

Una noche en una fiesta de la facultad nos pasamos de copas y nos fuimos de after al apto de Juan. Pam solía amanecer conmigo cuando salíamos de juerga, así que la arrastramos con nosotros.

Esa noche particularmente Juan estaba distante, pero no le presté atención.
Cuando bebía, la mayoría de ocasiones era un patán completo, además de un celoso compulsivo: odiaba que otros me miraran con deseo, pero él sí podía hacerlo con otras; así que, para no hacerme mal ambiente, yo me ocupaba de lo mío.

Llegamos al apartamento, pero antes de terminar de beber nuestra botella de vodka, Juan se fue a su habitación.

Pam se acomodó en el sofá para degustar los últimos sorbos, hablamos de lo bien que la habíamos pasado a pesar de la actitud de Juan, y al momento de dejarla allí, pues yo tendría que ir a la habitación con mi novio, se me acercó entre efusiva y sensual, me abrazó y susurrándome al oído me agradeció por ser su amiga. Se despidió de un cálido beso en la mejilla casi rozando mis labios, y con pesar, me dijo que hubiera querido pasarla mucho mejor.

Aunque no sabía a qué se refería exactamente, mucho más tarde entendí sus palabras.
Sonrojada más que de costumbre, fui al cuarto en busca de mi galán.

Recuerdo a Juan recostado en la cama revisando su celular; yo entré por debajo de las sábanas y con lujuria me apersoné de la situación, lo cual le incomodó un poco, pues él solía llevar siempre el control.

Bajé su bóxer (ni siquiera estaba desnudo, que era como casi siempre me esperaba) y tomé su armamento un tanto flácido, lo metí casi por completo en mi boca.

Al principio se mostró serio, indiferente, pero fue cediendo: con mi lengua bordeaba la punta mientras lo sentía crecer en mi boca, y para no ahogarme, subí con brusquedad las cobijas y pude ver a Pam mirando desde afuera con la mano entre sus bragas. Sonreí, recordé su fugaz beso, y pícara miré a mi hombre mientras sacaba suavemente su ya erecto miembro.