Capitulo 6

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Encontrarás amor en todo, en lo bueno y lo malo, lo bueno da felicidad , pero lo malo te hace crecer....

El domingo me despertó el portero del edificio, pues golpeaba insistentemente. Abrí la puerta muy adormecida, mi cabeza estaba a punto de estallar.

-Señorita Londoño, un doctor vino, pero como usted no abrió, me recomendó que le entregara personalmente.

-Gracias, don Luis.

Una caja grandísima, con un cartucho blanco divino, fruta, jamón, queso, bebidas hidratantes, un sobre con un antiácido y una tarjeta que decía, en letra caligráfica muy bien cuidada, "Cariño, si al beber te acuerdas de mí, por favor hazlo más seguido... últimamente has estado muy distante. Te quiero".

Era la letra de Carlos, el jefe, ¿por qué me escribía eso?, ¿por qué ese cariño y ese detalle?

Corrí por mi móvil, afortunadamente tengo el programa que graba llamadas. Lo descargué a mi celular desde que Arturo empezó con sus amenazas veladas, quizá eso sirviera de evidencia por si algo me pasara.

Busqué la última llamada: era yo, ebria, diciéndole a Carlos que lo amo. ¿Qué me pasa?,¿cómo se me ocurrió hacerle semejante declaración?

Claro que lo amo, muy a mi manera, y estaría dispuesta a más si él lo quisiera, pero es la única persona que no quisiera perder, por eso no me atrevería a pasar a otro nivel. Nuestra química es innegable... Él, mi chico perfecto, culto, inteligente, pasivo, extremadamente sexy, sabe escuchar y, mejor aún, sabe entender...es perfecto. Pero como no hay dicha completa, prefiero tenerlo de amigo. ¡Capaz y es gay!, jajaja, porque tantos atributos en un hombre es muy difícil de creer.

Mi cabeza va a estallar, Pamela no llegó, le marco y tiene el móvil apagado. Quizá su after estuvo mejor que el mío. Tomo el sobre que envía Carlos para el malestar, lo trago de un solo golpe disuelto en medio vaso de agua y continúo con la bebida energizante.

Las fuerzas no me dan para más. Me tiro en la hamaca que reposa en el balcón del apartamento.

Pienso en todo y en nada. Estoy a unas cuadras de la editorial. En esta zona del centro hay muchos edificios altos, y me siento privilegiada: tengo dos vistas, una hacia los cerros y la otra hacia el congestionado centro de la cuidad. ¡Que contraste!; el resumen de mi vida en dos imágenes contrapuestas.

Recapitulando, la noche anterior fue fantástica, volví a sentir esa adrenalina correr, me sentí libre, me sentí yo: una joven desinhibida, disfrutando de los placeres del mundo.

Simplemente no tenía que pensar, no tenía que sorprender a nadie, no tenía que complacer a nadie.

Era yo disfrutando de lo que quisiera disfrutar. Pero, ¿qué pasó?¿Por qué esa sonrisa invasiva?¿Por qué ese dolor en mi pecho? ¿Por qué esa coincidencia con la máscara? Por más que quise sacar de mi mente esa sonrisa, no pude.

Cualquier cosa que hacía me traía a la mente esa sonrisa. ¿Acaso sería eso posible?

Debía empezar con la lectura del manuscrito de Arturo, pues debía llevar una opinión a la junta.

Efectivamente, en medio de ese drama familiar, "mi autor" detalló un romance con una joven editora. ¡Era el relato de nuestra "relación"! Se destacaba entre las otras aventuras del escritor, pero a decir verdad, a este relato le faltaba explicar que me había "conquistado" por conveniencia.

En su lugar, me pintaba como la editora enamorada de su escritor estrella.

Cuando su carrera en declive empezó a verse opacada por los autores nacientes, él me presionaba por revelarle información, como me negaba, decidió amenazar con difundir nuestras fotos intimas, sin importar que esto terminaría por perjudicarlo también.

El Amor viaja en galeras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora