Atrévete a quererme [Terminada]

Capitulo 9

El sol entraba por la ventana llegando a la cama, proyectando una cantidad casi excesiva de luz sobre las sabanas y el suelo. Los ojos de Daniela se abrieron, su rostro adormilado todavía por las horas de sueño. Parpadeó y miró alrededor de la habitación. La noche anterior volvió a su mente casi sin darse cuenta. Y de repente, sonrió, dejando escapar una tímida risa. Noto como el brazo de poché la envolvía y se acurrucó más contra ella.

Poché se apretó aun más, todavía dormida, y Daniela se giro para estar cara a cara con el motivo de su sonrisa. Un mechón de pelo rebelde pegado a la cara de la pelinegra, sus labios fruncidos apretando el ceño. La cosa más bonita que había visto Daniela en mucho tiempo.

Levantó su mano izquierda y la paso suavemente por el rostro de su chica hasta que esta relajo su expresión. Algo se arremolino en su pecho al notar su respiración tan cerca de ella.

- ¿Poché?

La pelinegra no respondió. Daniela se mordió el labio y bajo su toque hasta la pronunciada mandíbula de Poché. Luego sustituyo su mano por pequeños besos.

- Poché - dijo de nuevo, dejando un suave beso en su frente, en la mejilla, en la nariz...

La más alta arrugó el entrecejo y suspiró. Daniela se rió y acuno su mejilla, dejando otro beso justo encima de sus párpados. Los dedos de poché se apretujaron en la espalda de Daniela y entonces levantó la barbilla. Su nariz rozó la mejilla de la rubia en busca de sus labios. Daniela inclinó la cabeza y le dio lo que quería.

Sus labios se movieron juntos lentamente. Dejando que sus lenguas hablaran por ellas sin necesidad de pronunciar ninguna palabra. Solo dejándose llevar.

Poché se separó cuando la falt aire empezaba a ser demasiado. La miro fijamente a los ojos y suspiró. No podía creerse que fuera suya por fin. Levantó la mirada hacia la mesita de noche de la morena y vio la hora en el reloj.

- ¿Qué hora es? - se quejó.

- Um... ¿las seis? No lo sé - dijo Daniela tímidamente mientras volvía a acurrucarse en el cuello de su novia.

Poché cerró los ojos y la abrazó más fuerte.

- ¿Puedo preguntar por qué me has despertado tan pronto?

- Mmhmm, no he podido evitarlo, estabas tan linda y tan... en paz. Y eres tan guapa.

- Te ha gustado verme dormir y me has despertado, muy lógico Calle - se rió la pelinegra.

- Bueno, pero si estás dormida no puedo hacer esto - se acercó de nuevo a sus labios, y luego a su mandíbula hasta llegar a su cuello donde dejó un lametazo de abajo a arriba.

- Uf, pero solo por hoy. Me despiertas otro día tan pronto y no dudaré en echarte a dormir al sofá.

- Trato - volvió a inclinarse hacia sus labios, mas que satisfecha cuando noto que Poché sonreía contra ella. La mano en su espalda se movió hasta arriba entre sus omóplatos.

La pelinegra no tenía ninguna intención de dejar que se fuera a ninguna parte esa mañana.

Pasaron allí lo que pareció ser una eternidad, y perdieron el sentido entre suaves besos, entre caricias. Daniela sentía que flotaba entre el calor de su cuerpo con el de Poché y los resquicios de sueño.

Creo que me acabo de acordar que nunca pude devolverte el favor la otra noche - murmuró contra el hombro de Daniela. La morena vaciló, sus manos descansaban contra el tejido de la camiseta de Poché.