Capítulo 10 Presentimientos

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El estúpido Alfa al cual Zhan le había pateado el culo al parecer no era tan estúpido como parecía, presentándose amablemente y dando una alegre sonrisa. O quizás eso le hacía el doble de estúpido. No estaba seguro.
Zhan se sentó y trató de respirar más calmadamente. Su rostro ardía y no podía contenerse. Nunca había cedido ante la orden o dominante voz de un Alfa, nunca había sentido nada parecido.
Y lo peor es que su cuerpo pedía ser obediente con Wang.
Zhan le gritó interiormente a su Omega que se fuera lejos. No apareció antes y menos iba a aparecer ahora.

- ¿Estás bien, Zhan? - pregunto el castaño, acercándose al peli-negro, pero antes de que algo sucediera, el Omega se levantó indiferente, como si nada hubiera pasado.
Ambos sostuvieron sus miradas por unos segundos, analizándose.

- ¿Alguien me explica? - pregunto de fondo Cheng, pero nadie contestó. Las miradas se clavaban como afiladas dagas y hacían temblar al cuerpo de Zhan. Se sentía abrumado y confundido.
La primera vez que había visto a Wang, nada como esto le había pasado.
Nunca, le había pasado algo así. Él no era como los demás Omegas, él no era débil ante los Alfas.
O bueno, casi todos.
Wang Yibo se encontraba con las manos en sus bolsillos y la vista expectante, como si hubiese esperado todo esto. Achicando a Xiao con la mirada y esperando una especie de réplica de su parte. Sabía de lo que era capaz el peli-negro.

Zhan fue el primero en hablar.

- Verás - le respondió a su amigo - Él era el otro finalista del torneo. Ya sabes, al que le fracturé la nariz - dijo, regodeándose un poco, esperando el contraataque del Alfa.
Cheng abrió los ojos sorprendido y se asustó. Dio unos pasos para estar detrás de Zhan y no pudo evitar encojerse un poco.

- ¿Vino por venganza? - dijo en un tono de voz bajo, tratando de calmarse. Pero el castaño dejó salir una risa socarrona y se acercó un poco al par.
Cheng se asustó y Zhan sólo mantuvo la mandíbula en alto.

Mientras aún podía.

- No vine aquí como parte de una venganza. Estuve siguiendo a Rahman para ver que su terquedad no ocasionara problemas.
Zhan se sorprendió al escuchar esto y se sorprendió aún más al escuchar que aquel viejo era Japonés. Quizás su idea loca de que Cheng era su compañero destinado tenía que ver con las diferentes culturas.
Luego desvío la vista hacia el hombre detrás de Yibo y quitó ese pensamiento automáticamente de su cabeza.
No, definitivamente, solamente era idiota.

- Oye Yibo puedo resolver mis asuntos sólo - se quejó el viejo, aclarándose la garganta. Su traje (demasiado caro) se encontraba sucio y arrugado.

Zhan sonrió ante esto. Pequeña victoria.

- Al parecer no. Zhan estaba apunto de darte una paliza.

¿Por qué cree que permito que me llame sin formalidades?

- Claro que no. Es un Omega.

- Como oíste, me fracturó la nariz. El es quien me quitó el título - le informó el castaño, como si fuera lo más normal del mundo.
Zhan se sorprendió al no reconocer ni oler ni una pizca de resentimiento o ira en su voz. Realmente no entendía al sujeto: en el cuadrilátero le había tratado como una pequeña basura y ahora simplemente aceptaba lo que había ocurrido.

¿Dónde se encontraba ese irritante y grosero Alfa?

- ¿Este Omega? Demonios Yibo, yo creí que eras un Alfa respetado.

A Zhan este comentario le cayó demasiado mal. Le cayó pésimo.

- ¿Disculpa? - interrumpió - ¿Sólo porque le gané siendo un Omega, él pierde su respeto?

- Un verdadero Alfa no puede rebajarse a perder contra alguien de tan poca categoría; aún no sé por qué sigues sin un castigo y yo aquí hablándote.

Zhan dejó salir una risa socarrona para acercarse al viejo, quedando a centímetros de su cuerpo. Era más alto que él y mucho más fornido. Tuvo que pararse de puntitas para llegar hasta su oído derecho.
El Alfa se sorprendió ante esto y trató de retroceder, pero un enojado Zhan le agarró del cuello de la camisa y le susurró al oído.

- Disculpame cariño, pero fuiste tú el que se encontraba en el suelo con el pie de un Omega justo sobre ese pequeño pedazo inservible de carne que tienes entre tus piernas.

Sonrió y retrocedió perfectamente para ver la cara totalmente enojada del viejo. Estaba a punto de lanzarse sobre Zhan, dejando salir unas ásperas garras de sus manos. El gran Alfa estaba furioso, el Omega no le respetaba y el Beta no aceptaba ser su compañero.
Cheng dejó salir un gritó de terror cuando se abalanzó hacia Zhan.
Pero el impacto nunca llegó ya que la mano de Yibo detuvo todo ese ajetreo.

- Rahman, te dije que dejaras en paz al joven. Ya es la tercera vez en el mes que pasa esto. Basta, no es tu compañero.

- ¡Y tu que sabes!

- ¡Dios, eres patético! He dicho basta y si aún quieres mantener el acuerdo, le dejarás en paz.
Zhan se sorprendió ante esto y miró detrás suyo a su amigo, quien también estaba igualmente sorprendido y con los ojos bien abiertos.
Cuando el viejo inmediatamente se disculpó y se marchó con el rabo entre las piernas, la mirada de autosuficiencia que le dio Yibo le dejó sin aliento, como si estuviera demostrando su poder. Dejando en claro que el podría protegerle de alguna forma u otra, siendo un Alfa digno.
Todo esto Zhan no lo vió, sino que lo sintió, como una corazonada en su pecho que le decía que Wang era fuerte. Su aroma se había vuelto más fresco y mentolado.

- Ya no molestará más.

- G-gracias - dijo Cheng acercándose a ambos - Realmente me daba muchos problemas.

- Está bien, sólo está un poco desesperado...el amor de su vida lo abandonó hace ya diez años y aún no lo supera - contó, elevando la vista, mirando hacia delante; como si estuviera pensando realmente en lo sucedido - Si llega a molestarlos otra vez, ustedes sólo llamen. Mi número está en la guía.

El Beta asintió muy agradecido.

- ¿Zhan? - dijo Cheng.

El peli-negro miró a su amigo y sus miradas se cruzaron. Era como una madre o padre regañando a su hijo por ser un irrespetuoso.

Rodó los ojos.

- Agh, está bien...gracias, Wang - dijo sin una pizca de sinceridad - De todos modos, podía con él.
El castaño miró al Omega y elevó una de sus comisuras en una sonrisa, haciendo que el estómago del peli-negro diera un vuelco.

Que demonios.

- Claro que podías - este se acercó aún más de lo que estaba y se despidió de Cheng con un apretón de manos, el cual le sonrió y le agradeció otra vez.
Cuando se acercó a Zhan, este ya estaba con la mano tendida, esperando otro apretón de su parte.
Pero Yibo sonrió aún más y frotó los cabellos del menor con su mano, haciéndolo jadear ante el tacto. Como respuesta, Zhan se acercó más al toque y movió suavemente su cabeza en la palma del mayor. Nunca había hecho eso. Con la única persona que aceptaba ser acariciado era con su madre. No entendía por qué respondía así, o por qué el aroma del mayor le dejaba tan extasiado.
En el ring, todo había sido distinto. Ambos se habían golpeado a muerte y ahora, estaban acariciándose el uno al otro. El cuerpo de Zhan hablaba sólo.
Su lobo estaba despertando y manifestándose ante el Alfa.
Por primera vez en años, Zhan se había dejado llevar por su instinto.

- Adiós, Zhan.

El mayor se despidió y se dio media vuelta para marcharse de allí.

Zhan observó su espalda a la lejanía y reprimio sus impulsos de ir y abrazarlo por detrás, impregnándose en él.

¿Qué diablos le pasaba?

A los golpesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora