Capítulo 7

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Era una mañana fresca como de costumbre en Liyue, los aires de las montañas se sentían por toda la ciudad, los días había pasado considerablemente. Ese día el Doctor Baizhu llegó para hacerle un chequeo de rutina a Lumine, él era su médico. Ella estaba en cama a como se lo había indicado el mismo Baizhu...

-Bueno, terminamos. Le dice Doctor a Lumine mientras guarda su estetoscopio y termina de revisar a la Aventurera. Childe y Paimon estaban ahí muy cerca de ellos, poniendo mucha atención a lo que el Médico diría después de revisar a Lumine.

Baizhu le sonríe a Lumine y mira al mismo tiempo a Childe, el médico notó que estaban muy ansiosos de saber su diagnóstico.

-Bueno, mi querida amiga... estás de alta. Ya puedes levantarte de esa cama y regresar a tu vida habitual.

Baizhu estaba muy contento por ella. El Heraldo al escuchar esas palabras se puso muy contento, su Señorita ya está bien, que mejor noticia que esa para iniciar el día.

Paimon se abalanzó sobre Lumine para abrazarla, se sentí muy feliz de que su amiga ya estaba sana nuevamente. Ambas reían mucho y eso hacía que el lugar se iluminara de alegría.

-Gracias Doctor Baizhu, por su tratamiento ya estoy bien. Lumine estaba muy alegre.

-No me agradezcas a mi, agradécelo a él, sin sus cuidado y atenciones no estarías en pie. En ese momento Baizhu quedó mirando al Heraldo.

Childe inmediatamente se sonrojó, eso era un tanto incómodo y vergonzoso. Lumine notó lo sonrojado que estaba el Undécimo de los Heraldos de los Fatui, ella solo sonrió también, le gustaba verlo así, se miraba tan lindo, es lo que la Rubia pensaba.

-Pero yo no hice nada más que seguir sus indicaciones.

Childe estaba muy apenado. Al Fatui no le gustaba que lo elogiaran de esa forma se sentía vulnerable.

Baizhu solo sonrió al ver lo tonto que podía verse una persona enamorada, no dijo nada más, guardó sus cosas y se despidió de todos en la habitación para marcharse.

Como de costumbre Childe lo acompañó hasta la puerta para agradecerle y pagarle sus honorarios. Al cerrar la puerta y voltear se encontró con la tierna escena de Lumine y Paimon brincando en la cama, la Rubia parecía una niña chiquita jugando de esa forma...

-Lumine, cuidado te lastimas nuevamente.

Childe se puso un poco preocupado, se aproximo a la cama para tranquilizar la algarabía a se tenían ambas chicas.

-Vamos! Ven sube y salta con nosotras... ¿Acaso no estamos todos felices?, tú lo estás, Lo se. Lo veo en tu rostros. Dice Lumine mientras no deja de saltar y sonreír con Paimon.

Childe pensó que eso era muy tonto, como iba hacer eso él, ya no era un niño... pero luego se quedó pensando un poco y recordó que él ya había hecho cosas muy tontas por sus hermanos en especial por Teucer, entonces ¿cuál sería la diferencias ahora?, se pregunto en sus pensamientos.

-Mmmm... No lo sé, creo que ya estoy grande para esas cosas Lumine.

El Heraldo se toca la cabeza por la parte de atrás, mientras se sentía muy avergonzado.

-Vamos! No se seas aguafiestas, ven será un ratito lo prometo.

Lumine baja de la cama y se acerca a Childe mientras lo comienza a empujar por la espalda hacia la cama con sus dos manos puestas en ella, la Viajera estaba muy feliz y era solo risas...

-Oye! Espera, espera... está bien, lo haré.

-Siii!... que bien Ajax, hay que divertirse como niños de vez en cuando ¿No?.

El Destino nos Unió // CHILUMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora