10. Tenemos que rescatarle
—¡Por fin te has despertado, dormilón! —exclamó la Bruja.
Lo primero que Vania vio al abrir los ojos fue ala Bruja con su pelo gris alborotado.
—Te has echado una buena siesta, ¿eh?
—¿Dónde estamos? —preguntó Vania mientras giraba la cabeza mirando alrededor.
—En mi habitación, en la habitación de tu querida y adorable tía, ja, ja, ja. Aquí se duerme mucho mejor que encima de un saco de pelo de trol, ¿verdad? Je, je, je.
—Tú no eres mi tía. Eres una bruja —dijo Vania sin pensar en las consecuencias que eso podía tener.
A la Bruja le cambió la cara. Se quitó una goma de la muñeca y con ella se recogió el pelo en una coleta.
—¿Por qué piensas eso?
—Se te escapó decirme que me ibas a convertir en una rata voladora, y luego intentaste disimular diciendo que era una broma. Y ahora me dices que los sacos donde duermo son de trol.
—Hum... ¿Y qué voy a hacer contigo ahora que me has descubierto?
—No lo sé.
—Hum. Tengo que pensarlo bien. —Y salió de la habitación.
Vania no se sentía con muchas fuerzas y volvió a quedarse dormido.
*
El Leñador le contó al Duende que Vania estaba en el castillo de la Bruja Gris.
—¿Por qué estás tan seguro?
—Simplemente lo sé.
El viento soplaba con menos fuerza. Abrieron las contraventanas y la luz entró de nuevo en el interior de la cabaña.
—No sé —dijo el Duende—. Suponiendo que tengas razón y esté en el castillo de la Bruja, ¿podemos rescatarle?
—En todos los años que llevo en el bosque me he enfrentado a trols, lobos, vientos huracanados, fuertes nevadas…, pero para luchar contra la Bruja Gris no basta con ser valiente. Hace falta astucia. Hace muchos años la Bruja asesinó a un ejército entero de soldados. Después sus carcajadas se oían por toda la comarca. Es un monstruo.
—¿Y cómo podemos ser astutos?
—Tiene espías que le informan de todo.
—¿Y qué pasaría si ella nos ve? ¿Qué podría hacernos?
—Tiene tanto poder que incluso los trols la temen y trabajan para ella.
—¿Y qué trabajo hacen?
—No lo sé. Pero todos los días unos cuantos entran en su castillo y vuelven al bosque por la tarde directamente a por sus presas. Por ejemplo, a por ti si no llego a pasar por allí.
—¿Entonces no vamos a hacer nada para rescatar a Vania? Si tú no quieres, lo intentaré yo solo. Se me da bien esconderme y que no me vean.
—No digas tonterías. Llevo mucho tiempo pensando en ello. Y ahora vamos —dijo el Leñador mientras se levantaba—, tenemos que traer leña y agua.
—¿Y para comer?
—Hoy no podemos adentrarnos en el bosque para cazar. Es posible que algún trol esté escondido esperando a que salgamos. No iremos al bosque hasta mañana.
—¡No está bien que nos quedemos aquí de brazos cruzados!
—Tú puedes irte cuando quieras —dijo el Leñador y salió por la puerta.
ESTÁS LEYENDO
El Hada Mancillada
PertualanganEl Hada Mancillada es un cuento infantil para adultos y niños a partir de 8 años. La primera impresión es que estamos ante un cuento infantil, pero es algo más que eso. Léanlo y disfruten! El Hada Mancillada también está disponible en Google Play, i...