9

78 5 0
                                    

-¿En qué tanto piensas?- me preguntó Remus cuando caminábamos al comedor.

-Bueno yo... Bueno, pensé que mi boggart sería diferente- medio confesé -, o algo más emocionante como banshee, hombre lobo o vampiro - bromeé tratando de ver su reacción.

Se detuvo y lo miré, parecía tenso y me miraba con ojos sospechosos.-¿Hombres lobo? - preguntó.

-Vamos Remus, era una broma- dije nerviosa- no es como si fueras uno -solté sin pensar, él me veía serio-. Y si lo fueras no y tendría nada de malo -me apure a decir.

-Lo sabes- afirmó, me veía serio y pude ver tristeza y descepción.

-Lo sé- confirmé y me mordí los labios.

-Iré a hacer mis maletas, tranquila me iré lo más rápido posible- dijo y se dio media vuelta.

- No te atrevas a dar siquiera un paso más Remus Lupin- amenacé, se volteó confundido-. Escúchame bien, no planeo decirle a nadie y no quiero que te vayas.

-Pero...

-Pero nada -corté finjiendo estar molesta- Ahora vámos a comer, porque tengo hambre- me di la vuelta y seguí caminando, pero no escuché que se moviera- ¿Vienes? porque no estoy para tus misterios Lunático. - dije sin voltear.

Escuché una carcajada y me relajé, en unos segundos ya estaba caminando a mi lado.

-¿Cómo lo descubriste? - preguntó retomando el caminar.

Le conté que cuando lo vi por primera vez se veía terrible y recordé que la noche pasada hubo luna llena y que eso no me levantó sospechas pero a la hora de unir piezas encajó perfectamente; lo que pasó cuando me corté y la explicación de la madam Pomfrey; como se me hizo extraña la burla de Peevs y como el boggart fue la pieza clave.

- Primero pensé que te había atacado un hombre lobo pero concluí que si hubiera sido así el hombre lobo hubiera sido tu boggart, y bueno, lo descarté, ¿Y quién le tiene miedo a la luna? Y bueno, las piezas cayeron por su cuenta.

-Vaya- fue lo único que dijo.

- Sí, vaya, tienes que ser más cuidadoso - ya habíamos llegado al comedor- nos vemos luego Lunático.

No dejé que me respondiera porque entré al comedor, me senté en el lugar de siempre (apartado), saqué mi libro de Defensa Contra las Artes Oscuras y me fui a la sección de hombres lobo, después de un rato supe que las transformaciones son horribles y que es aún peor cuando están solos porque un lobo necesita una manada, son increíblemente letales para los magos pero no lo son en absoluto para los animales, no pude evitar pensar, "Tal vez pueda ayudar a..."

Cerré mi libro y traté de seguir comiendo tranquilamente hasta que esos tres se volvieron a sentar a mi lado, de nuevo, esta vez había un aire mucho más relajado.

-¿Desde cuándo tú y el profesor Lupin son tan amigos?- preguntó enseguida Granger.

-¿Desde cuándo te importa?- pregunte y la miré fijamente.

- Desde la clase de hoy, ahora responde - mire a sus amigos.

- ¿Siempre es así?- pregunté señalándole con el pulgar.

-Siempre - contestó Weasley.

-Te acostumbras- añadió Potter.

- Responde- apremió Granger.

- Desde el lunes- contesté y tomé un poco de agua.

-¿Por qué?- preguntó Weasley.

- Porque me ayuda a estar al corriente, ya que no entre en primero- confesé.

-Pero te criáste con brujas excelentes, tus tías eran muy buenas- intervino Weasley.

-En realidad, he estado en un orfanato muggle desde recién nacida- me reí un poco de su cara.

-¿Entonces no tenías idea de nada?- cuentionó Potter 

-Nop.

Ninguno dijo nada más, cuando iba a bajar mi copa se me resbaló y traté de meter la otra mano y luego la otra e hice una especie de malavares hasta que al fin se me cayo encima de Granger, me puse una mano sobre la boca intentando no reír, Weasley y Potter parecían no aguantar más y se terminaron riéndo a carcajadas, me reí un poco, tome mis cosas y me puse de pie.

-Si eso es todo nos vemos luego- dije e iba a comenzar cuando veo una manzana que va dirigida a la cabeza de Potter.

La detengo y la paso a mi otra mano mientras sacudo la mano con la que la atrape porque iba con mucha fuerza y salgo del comedor.

Voy a la oficina de Remus y él ya estaba ahí.

-Yo...

-No- me interrumpió y empezó a caminar por la habitación y yo lo perseguía.

-Pero...

-No.

-Déjame...

-No.

-Solo...

-No.

-Escucha lo...

-No.

-Ni siquiera...

-Lo sé.

-Pero...

-No.

-¡Déjame hablar!- grité.

-¡No! - me grito.

-Pero...

-No.

-No es just...

-No.

-¡Lunático!- grité exasperada.

-Ya sé lo que quieres decir y la respuesta es no - respondió deteniéndose y girándose para mirarme.

- Lo haré - declaré.

-Ni siquiera sabes controlarlo- recalcó.

-Bien- hice una pausa- entonces tenemos 20 días para que aprenda a controlarme.

-Eres tan terca- dijo en un susurro mientras se restregaba la cara.

-Lo sé- contesté y le lancé la manzana, la atrapó y le sonreí.

-Me tengo que ir, debo hacer tu tarea - me di la vuelta y salí.

Harry, Deneb Y El Prisionero De AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora