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Deneb.

Durante el tiempo de mi recuperación Potter me seguía a todas partes, al principio era incómodo, después empezamos a hablar y a nuestros ratos libres nos empezamos a juntar, en las comidas nos sentábamos con sus amigos, al principio Weasley se veía afligido pero luego de un par de comidas era como si nada.

La derrota que Ravenclaw infligió a Hufflepuff en el partido de quidditch de finales de noviembre, le dió esperanzas a Gryffindor, ya que, no habíamos perdido todas las posibilidades de ganar la copa, aunque tampoco podíamos permitirnos otra derrota. Wood recuperó su energía obsesiva y entrenó al equipo con la dureza de costumbre bajo la fría llovizna que persistió durante todo el mes de diciembre.

Las dos lunas llenas pasadas, fueron aún mejor, el lobo ya confiaba en mi, ciertamente he tenido que tomar más medidas porque he tenido la sensación de que Granger me ha estado mirando de manera sospechosa, aveces me he quedado dormida en la sala común por "accidente".

Hoy era la excursión a Hogsmeade, una vez allá estuve un rato con Granger y Weasley, después fui por muchos dulces, una pluma, un regalo para Remus, comida y fui a ver a Sirius, se veía sucio y flacucho, pero incluso así se veía mejor que cuando lo conocí, hace dos semanas había empezado a nevar y sobra decir que estaba encantada, en el orfanato nunca nos dejaban salir en estos tiempos.

Me acerqué a él y le di la comida, estábamos en el bosque muy alejados del pueblo, empezó a comer con más educación que la última vez que lo vi.

-¿Qué es lo que comes cuando no te veo? -le pregunté.

-Generalmente comida de basurero, de vez en cuando alguien se apiada de mi y me da un buen guisado -contesta con una sonrisa.

-¿Y dónde duermes? -pregunté distraída con la nieve.

-En donde pueda- contestó con la boca llena.

Lo volteé a ver, estaba con la ropa de Azkaban, tan delgado, estaba temblando y aún así no se quejaba, solté un suspiro, estaba vestida casi igual que la vez pasada solo que el sueter tejido era café oscuro y todo lo demás de negro, la única diferencia es que ahora llevaba un enorme abrigo; me quité el abrigo que era mucho más grande que mi talla pero lo utilizaba porque era muy caliente, me acerqué algo a regañadientes y se lo extendí, me miró confundido.

-Te debes estar muriendo de frío -empecé a temblar pero lo intenté disimular lo mejor que pude-, y duermess en la calle, eso no debe ser muy cálido.

Se levantó y tomó el abrigo con manos temblorosas, cuando pensé que se iba a sentar hizo algo que no esperaba, me abrazó, mi cabeza estaba contra su pecho y pude sentir como sus hombros temblaban.

"¿Está llorando?"

-Gracias -su voz sonaba débil y quebrada, frágil-. Es más de lo que alguien ha hecho por mi en años.

Sentí mis mejillas arder, le devolví el abrazo, se que suena ridículo, pero jamás me habían abrazado, una lágrima se resbaló por mi mejilla, nos quedamos así un rato más, hasta que la temperatura descendió más, si es que eso era posible, una sensación de tristeza me inundó, me separé de él y lo miré asustada.

-Dementores -dije y volteó la cabeza.

-Conviértete- susurró.

-¿Qué?

-Conviértete- repitió y lo miré confundida-, los dementores tienen dificultades para la detección de las emociones menos complejas de los animales, es como si no los detectaran.

Enseguida se convirtió en perro, no tarde en imitar su acción, esperamos un momento y los vimos pasar, mi lado animal les empezó a gruñir, vi que Canuto empezó a caminar y lo seguí, no sin antes tomar las bolsas con los dulces, después de unos metros vi como dejábamos a los dementores atrás y llegamos a Hogsmeade, una vez que llegamos a los límites permitidos de donde podía llegar un alumno revisé que no hubiera nadie y volví a mi forma humana.

Baje la mirada y vi a Canuto sentado a mi lado, me agaché para estar a su altura y lo examiné.

-Ya me tengo que ir -le dije y ladró-, te vendré a ver cuando pueda.

Puso su pata sobre mi rodilla y me le quedé observando.

-Así es como escapaste, ¿verdad? -ladró sacando la lengua, alcé ambas cejas mostrando mi asombro-.  Bien pensado, no se me hubiera ocurrido.

Dio unas vueltas como si estuviera contento por el halago, le rasqué la cabeza y me fui.

Para el día siguiente ya todos se habían ido o bueno casi todos, esperaba que nadie de Griffyndore se quedara, pero Potter, Weasley y Hermione se quedaron, esa mañana desayunamos Weasley, Hermione y yo juntos, después ellos fueron a la sala común y yo a la biblioteca a terminar la tarea de vacaciones.

Cando terminé fui al patio cubierto de nieve corrí hasta llegar al lago y ahí me convertí en mi forma animal, corrí, me sumergí en la nieve y saltaba de un lado para otro. ¿Cómo es que algo que odiaba tanto ahora es increíble?

"Porque antes estabas encerrada"

Seguí saltando y revolcándome en la nieve hasta que empezó a obscurecer.

Harry, Deneb Y El Prisionero De AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora