Uno de mis pies se dobla ligeramente obligándome a trastabillar, culpo a los adoquines y maldigo el uniforme que tengo que usar para trabajar, es una molestia que la vestimenta formal incluya usar tacones, debe ser una de esas formas del patriarcado anticuado que tenemos que seguir cargando en pleno siglo XXI.
Me inclinó a un lado para acariciarme el tobillo lastimado, unos idiotas desde un auto verde perico despampanante me regalan su opinión sobre mi falta, yo tengo por mi parte una opinión de dónde podrían irse ellos junto con sus madres.
Una apresurada chica con un atuendo similar al mío pero en tenis pasa veloz junto a mi, recordándome lo estúpida que soy al no traer calzado extra en mi bolso para moverme con mayor agilidad de regreso a casa.
La farola que tengo más cerca parpadea como exhortándome a continuar el paso antes que se haga más noche.
Tengo que caminar doce cuadras más para llegar a la estación del autobús. Es tarde, las calles se encuentran prácticamente vacías, solo me acompañan un par de trabajadores nocturnos y los usuales malvivientes de la zona, trabajé más de la cuenta por puro gusto, no tengo ningún interés en llegar a casa temprano.
Hoy estoy cumpliendo 20 años, los últimos 19 mi madre ha organizado fiestas por todo lo alto para conmemorar mi nacimiento, no crean que soy mal agradecida, estoy en deuda con ella por todo el amor y esmero que les pone siempre. Pero para esta altura, me considero una adulta, los adultos no celebran los cumpleaños con fiestas extravagantes.
¿Qué tan extravagantes? Pues, a los siete contrató varios inflables y los ubicó sin solicitar ningún tipo de permiso en plena vía pública, para mis treceavo cumpleaños contrató a todo un grupo de artistas circenses, desfilaron por toda la cuadra; fue muy vergonzoso cuando me cargaron en brazos presumiéndome por todo el condominio. Al cumplir diecisiete años, trajo mariachis, despertando a toda la comunidad por la madrugada de un martes. Lo que más me molesta es su insistencia en el elemento sorpresa, yo preferiría que me diera todo ese dinero o que me permitiera elegir cómo gastarlo. Yo elegiría comprarme una moto, aunque sea de segunda, para evitar recorrer el centro por la noche en este ceñido uniforme.
Mi madre cree que la vida es solo una y, hay que vivirla ahora, de niña nunca pudo celebrar ningún cumpleaños por su situación económica y ahora se excede en cumplir su sueño frustrado en su única hija, gastar es uno de sus pasatiempos, es una pena que trabajar no sea otro, ella es más de las que se fían de sus tarjetas de crédito.
Otro transeúnte opina sobre mi vestimenta, más específicamente cómo le gustaría quitármela. Eso me recuerda que no activé la música en los audífonos, un error de principiante, subo el volumen lo más que me permite mi celular. Ahora con una nueva banda sonora, mi recorrido por las calles josefinas estará libre de comentarios no solicitados.
Escondo cuidadosamente mi celular en la pretina de mi falda; otro punto en contra de la ropa formal femenina: sin bolsillos.
Al llegar a cada intercepción veo en todas las direcciones, no por miedo a ser atropellada, a esta hora prácticamente no hay vehículos recorriendo el centro, es una forma de defensa, en la calle hay que tener extremo cuidado. Identifico a una persona acercándose inquieta en dirección contraria a la mía, tomo mis llaves distribuyendo una llave por cada nudillo y apretando el puño de mi mano derecha con la intención de usarlas como arma.
Me relajo ligeramente al ver que es otra chica, ella me sonríe con nerviosismo, estoy segura que lleva las llaves en igual posición de defensa que las mías. Al cruzarnos confirmó varias veces por sobre mi hombro que se pierda de vista, el mundo está tan perdido que puede atacarme por la espalda si me descuido. Aún una de las mías, pareciera una locura, pero he escuchado tantos casos donde las mismas mujeres son las encargadas de conseguir a las víctimas. A sus mismas hermanas. Aprieto los dientes furiosa, si fuera por mí los mataría a todos.
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Cuentos de Malas Noches.
Mystery / ThrillerLo más aterrador es que te podría pasar a vos. Esta es una antología de historias cortas de terror y suspenso, inspiradas en eventos cotidianos. Cada capítulo una historia independiente. Pueden dejar en los comentarios sus anécdotas y las publicar...