La puerta está cerrada y estoy sola, he soñado que eras insaciable por mis pecados, sumerjo mis brazos entrelazados en la bañera y escondo tu llave de repuesto en mi boca.
El sueño que hablamos y el rosario que elegimos, en mi nuca quedan las marca...
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La música de suspenso junto con aquella sombra dentro de las luces rojas detrás de Willy Tybur, le infundían un gran sentimiento de terror a todos los espectadores, era imposible ignorarlo incluso estando lejos del escenario.
Su historia del pasado y las lágrimas cayendo por sus majillas llamaban a la empatía de la gente con el deseo de vivir en paz aún cuando estaban dentro de un centro de concentración eldiana.
Eran la efigie de la hipocresía, llevando todo su odio a un solo individuo.
- Aquel que se rebela contra la paz se llama, Eren Jaeger - se escucho hasta el sótano en que se encontraban.
El humo que brotaba de la pierna mutilada del hombre y como esta crecía eran la prueba suficiente que Falco necesitaba para pegar su espalda a la pared con decepción.
- Me engaño... Yo lo admiraba pero me engaño todo este tiempo - escupió con rencor hacia aquel hombre.
- Lo siento, Falco. Me ayudaste mucho - respondió con tranquilidad aún que sus ojos estaban avergonzados de sí mismo.
- Las cartas... ¿Las cartas que envía a para usted...? - pregunto Falco preocupado, se sentía usado y comenzaba a imaginar lo peor.
- No eran para mí familia, si no para mis compañeros - Eren confirmó las sospechas el joven soldado haciendo que este terminará cayendo de la desesperación.
- No puede ser - sus ojos comenzaban a cristalizarse y el sudor le recorría la frente.
- ¿Tus compañeros? - preguntó Reiner mientras la voz del líder de los Tybur entrada por las estrechas ventanas que tenían.
La amenaza de la Isla Paradis es el retumbar del ataque de los titanes colosales. Como explique antes, los de sangre real deben acatar la renuncia a la guerra por lo que no pueden usar al fundador.
Pero el titan fundador ahora está en manos de Eren Jaeger, quien podría activar ese retumbar.
Si activa ese retumbar, no podremos hacer nada. La humanidad volverá a temblar y huir ante las pisadas del fin del mundo.
- Así es, Willy Tybur tiene razón. Yo soy malo, podría traer el fin del mundo - continuó después de aquel silencio que ofreció para que escucharan a Willy con claridad - Pero a mi ustedes también me parecieron los malos.
Reiner, quien estaba frente a él, no tenía más opción que recordar con melancolía lo que se le había ordenado como guerrero hace seis años cuando llegó por primera vez a la muralla.
- Aquel día los titanes arrasaron con mi ciudad y devoraron a mi madre frente a mis ojos - describió llamando la atención de Falco - No entendía nada ¿Por que, Reiner? ¿Por qué un titan devoró a mi mamá ese día?
