𝖫𝖺𝖻𝗂𝗈𝗌 𝖱𝗈𝗃𝗈𝗌 ✗ [𝖪𝗈𝗈𝗄𝗆𝗂𝗇]

0.19

— Mira como te dejo... — Dijo triste curándole la herida.

— Creo que fue una buena bienvenida. — Rió viendo al peli rojo.

— No. — Lo miro serio.

— Bueno, solo quería hacer reír, estoy bien mimi, enserio. — Sonrió.

— No sé porque se puso así, esta loco. — Negó con la cabeza.

— Porque me tiene celos. — Hablo viéndolo.

— ¿Celos de qué? — Pregunto ingenuo.

— Le gustas Jimin. — Asintió serio.

— Creo que el golpe te afecto. — Rió.

— Es verdad, lo note esta mañana. Me quiso matar por tan solo hablarte. —

— Solo quiere jugar conmigo. — Dijo guardando su botiquín.

— No lo sé, pero lo que sé... Es que me gustas mucho y creo que yo a ti también. — Lo sostuvo de la mejilla.

— ¿Qué? — Susurró.

— Shh... — Sonrió para besarlo.

Beso, que no fue para nada lo que imagino.

Fue como... Besar a la pared o el espejo.

Cero sentimientos... Cero pasión... Cero amor.

Carajo, ¿Por qué no con el? Si es perfecto....

Porque no es Jeon, hablo su subconsciente.

Al separarse del beso, Jimin se sintió incómodo, ya que no había ningún sentimiento de por medio.

Lo más probable fue que se confundió al pensar que Eunwoo le gustaba, cuando solo fue una atracción momentánea.

— Si... — Dijo el peli negro incómodo de igual manera.

— Creo que mis padres ya llegaran y... Ya sabes. — Dijo tratando de no sonar descortes.

— Ah si, claro, perdón... Gracias por tus apuntes. — Se despidió sacudiendo la mano para irse.

¿Acaso encontrar un amor real era tan difícil?

— ¿No sentiste nada de nada? — Dijo un Taehyung exaltado.

— Nada de nada. — Negó con la cabeza.

— Pensé que serían pareja, son tan lindos juntos. — Se quejó.

— Pues no lo seremos. — Suspiro recordando a Jeon.

— Bueno, no te preocupes, seguro ya vendrán mas chicos. — Le palmeo el hombro izquierdo.

— ¿Y si ya lo encontré? — Lo miro.

— ¡¿Qué?! ¿Te gusta alguien? — Grito.

— Quizás... — Se toco la nuca.

— ¿Quién es? — Dijo emocionado.

— Amm... Digamos que alguien que jamás te lo imaginarias. — Se mordió el labio.

— ¿Quién Jeon? — Rió burlándose. — ¿Por qué no te ries? —

Park para su buena suerte fue salvado por el timbre, que indicaba que el descanso había llegado a su fin y debían volver a clases.