Capítulo 10. Por la mañana.

419 20 7
                                    

Abrí los ojos con mucho esfuerzo, pero automáticamente tuve que volver a cerrarlos por que la luz del sol inundaba totalmente el ático. Con fuerza de voluntad los logré abrir del todo. Tenía las mejores vistas del mundo. Sandra dormida. Su pelo brillaba con el sol de la mañana, y su cara pálida se veía tan tranquila.

Me levanté al baño, me aseé y me puse mi ropa. Me dirigí a la cocina, deseando saber donde se encontraban todos los ingredientes y utensilios para poder prepararle el desayuno. Me costó bastante encontrar una espátula para darle la vuelta a la tortilla. Dos cafés, dos zumos de naranja, dos tortillas con queso y dos tostadas con mantequilla y mermelada. Para las dos. Lo mío lo dejé en una bandeja en la encimera de la cocina. Cogí su desayuno y se lo llevé a la cama.

- Sandra... Pelirroja maciza... Despierta- le susurré al oído. Sandra se estiró, poniendo una de las caras más graciosas que habría podido imaginar que esta mujer pudiera poner.

- ¿Desayuno en la cama?- preguntó con una sonrisa de niña pequeña.

- Pues si- asentí riéndome mientras ella se incorporaba para poder sujetar la bandeja.

- ¿Que tal has dormido?- le pregunté.

- Cual niña pequeña, y no me extraña...- terminó la frase lanzándome una mirada de esas que te remueve todo por dentro.

Miré el reloj, de esto que no sabes ni en que día ni en que hora vives, y por desgracia se me estaba haciendo bastante tarde, Norma me iba a matar.


- Bueno preciosa, me voy a ir, pero volveré... No te vas a librar de mí tan fácilmente- La besé con delicadeza y le regalé una de mis mejores sonrisas, cogí mis cosas y me marché. Llamé a un taxi, ya que no tenía intención de decirle a Sandra que se vistiera y bajara para llevarme a casa, cual princesa. Sé cuidar de mi misma, y un taxista también.

Estaba esperando al taxi cuando precipitadamente se para un mini rojo delante mio.


- ¿Te llevo a algún lado guapa?

- Mira que eres tonta... ¿Cómo has sido tan rápida?- le pregunté mientras me acercaba a abrir la puerta.

- Tu entra, y luego me miras como voy vestida.

Me subí al coche, me puse el cinturón y la miré de arriba a abajo. Estaba preciosa, al natural, sin colorantes ni conservantes. Una coleta que recogía su pelo rojizo y rizado, una camiseta de propaganda del supermercado y unos pantalones de chandal grises. '¿Quién diría que esta pedazo mujer también compra en el súper? Bueno, también es persona y como tal necesita alimentarse.'

- Te veo callada...- Me sobresaltó Sandra de repente - ¿En que piensas?

- En que tú también compras en el súper...- le respondí de forma divertida.

Ella se rió - O sea, que piensas en mí... Pillina- Terminó la frase riéndose a carcajada limpia.

De repente un movimiento brusco, por reflejos el ser humano cierra los ojos ante un peligro, sobresalto o sorpresa brusca. Se quedó todo en silencio.

Alexandra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora