Capítulo 14. Recuperadas.

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Unos días más tarde nos dieron el alta a ambas. Mis padre vinieron a recogernos, incluida la madre de Sandra. Imaginaos el momento incómodo; mi padre conduciendo, mi madre de copiloto, Sandra en la ventanilla izquierda, su madre en el medio y yo en la ventanilla derecha, y para colmo un silencio muy incómodo.

Cuando llegamos al portal de Sandra salí para ayudarla a abrir la puerta y a salir del coche.

- Bueno, mejórate ¿Vale? Y si te duele o cualquier cosa, vete al hospital- cuando termine la frase la abracé fuerte, gimió de dolor y tuve que soltar un poco los brazos, le di un beso en la frente y me metí al coche.

Me aliviaba ver que entraba en su portal escoltada por su madre, iba a estar perfectamente cuidada y atendida, casi mejor que en el hospital.

Mis padres y yo fuimos a nuestra casa. El viaje de un cuarto de hora aproximadamente fue silencioso, muy silencioso, mi padre ni siquiera puso la radio, algo raro ya que siempre que montaba en el coche lo primero que hacia era poner la radio.

- Papá, ¿Estás bien?- le pregunte mirándole a los ojos a través del espejo retrovisor.

- Dado que mi hija acaba de salir del hospital después de estar allí ingresada una semana debido a un accidente de trafico... Si, estoy bien. ¿Tu?

Tragué saliva y no dije ni una sola palabra incluso habiendo entrado ya en casa, el denominado hogar, pero para mi en esta situación no me parecía un hogar, no había buenas vibraciones entre mi padre y yo, parecía que me estaba hechando la culpa por haber tenido ese accidente ¡Ni que yo lo hubiera deseado! Pero en parte algo culpable si me sentía, yo fui quien hizo reír a Sandra y la que la descentró de la carretera, por que aunque ese furgón se saltase su ceda, si Sandra hubiese estado atenta podríamos haberlo esquivado o no quien sabe...


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Sandra: Ey preciosa, ¿Que tal con tus padres?

Yo: La tensión se puede cortar con un alambre... ¿Tu madre te ha dicho algo?

S: Joe, vente mañana a pasar el día, hasta dentro de dos semanas no se acaban tus vacaciones, si te encuentras bien claro.

Y: Seguramente vaya, mis padres estarán trabajando, como siempre y no quiero estar sola y aburrida. A parte me apetece estar contigo, mucho.

S: Pediremos comida a domicilio, yo también tengo ganas de verte.

Y: Me voy a dormir ángel de amor, descansa.

S: (Besos)

Puse el móvil a cargar, me metí a la cama y sin darme cuenta ya me había dormido.


La luz entraba en mi habitación sin barrera alguna, se me había olvidado bajar las persianas la noche anterior. Alargue el brazo y bajé las persianas... Acto seguido miré el reloj de mesa, 10:34. Automáticamente me senté sobre la cama, volví a subir la persiana, no sé ni para qué la había bajado. Me empecé a preparar para ir a casa de Sandra, con el metro llegaría en unos minutos.


Cuando cogí el metro esta temblando, estaba nerviosa por ver a esta mujer.Necesitaba verla. No paraba de darle golpecitos a la barra en la cual estaba agarrada, necesitaba descargar la adrenalina que tenía. La gente me miraba, normal, no se me habían quitado los moretones del todo, parecía que me habían pegado una paliza.

Me recordaba a cuando en las películas una familia tiene miedo de que su hijo ande con el vecino de al lado por que tiene la cara rasgada, pero en realidad no saben que ese hombre se rasgo la cara al intentar entrar por una ventana para salvar a una señora mayor que estaba atrapada en el fuego de su hogar.


Tras intentar no mirar a nadie fijamente a los ojos para que se dieran cuenta de que yo también les observaba, llegué a la parada, veinte minutos de trayecto aproximadamente. Cinco minutos de andadura y me encontraba en su portal, en ese portal.

Alexandra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora