Capítulo 6

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Pronto estaban rodeados por la multitud que abandonaba el estadio para regresar a las tiendas de campaña. El aire de la noche llevaba hasta ellos estridentes cantos mientras volvían por el camino iluminado de farolas, y los leprechauns no paraban de moverse velozmente por encima de sus cabezas, riéndose a carcajadas y agitando sus faroles. Cuando por fin llegaron a las tiendas, la directora les mandó a dormir e insonorizó las tiendas. Una vez en su cuarto, se puso el pijama y se tumbó en la cama, al otro lado de la habitación tenía a dos compañeras que hablaban en la cama inferior de la litera. Se despertó sobresaltada, quedándose un rato mirando al techo de la tienda, las luces estaban apagadas y el resto dormían, pero sentía que algo iba mal. Salió de su cuarto con la varita en mano, decidida a tomar un poco de aire, pero al salir pudo escuchar a gente gritando y corriendo. Algo ocurría, automáticamente corrió a despertar a sus compañeras.

—¡Levantaos! ¡Deprisa, levantaos, es urgente! —grito agitando a la compañera de la cama inferior, que apenas abrió los ojos.

—¿Qué pasa? —preguntó la compañera de la cama superior

—Algo ocurre, coger vuestra varita y despertar al resto.

El sueño se les pasó y obedecieron saliendo de las camas, corriendo hacia otras habitaciones. El cerebro de la joven iba a mil por hora, pensando hasta que cayó en el hechizo que necesitaba.

—Finite. Sonorus —pronuncio con la varita en su garganta —¡Despertaos, es una emergencia! ¡Coger las varitas y correr al bosque! —escucho segundos después a sus compañeros. Corrió a la siguiente tienda, a la luz de los escasos fuegos que aún ardían, pudo ver que la gente que corría hacia el bosque, huyendo de algo que se acercaba detrás, por el campo, algo que emitía extraños destellos de luz y hacía un ruido como de disparos de pistola. Llegaban hasta ellos abucheos escandalosos, carcajadas estridentes y gritos de borrachos. A continuación, apareció una fuerte luz de color verde que iluminó la escena.

Entro a la tienda de los profesores y los despertó con gritos, la directora automáticamente se dirigió hacia ella.

—¿Qué ocurre?

—Están atacando el campamento, levante a Bellefeuille y yo a Ombrelune.

—Vale, pero quiero que te pongas a salvo. Usa toda la magia que necesites —asintió y salió corriendo a la tienda para despertar a todos enseguida. Los mayores se hicieron cargo de los menores y al ser pequeña, unas compañeras que estaban bastante asustadas le agarraron.

A través del campo marchaba una multitud de magos, que iban muy apretados y se movían todos juntos apuntando hacia arriba con las varitas.

Al llegar a los primeros árboles volvió la vista atrás. La multitud seguía creciendo. Las farolas de colores que habían iluminado el camino al estadio estaban apagadas. Oscuras siluetas daban tumbos entre los árboles, y se oía el llanto de niños; a su alrededor, en el frío aire de la noche, resonaban gritos de ansiedad y voces aterrorizadas. Avanzaban con dificultad, empujado de un lado y de otro por personas cuyos rostros no podía distinguir.

—¿Qué ha sucedido? —preguntó la chica a su derecha nerviosa, deteniéndose.

—Estaban atacando el campamento —respondió sin tapujo alguno.

Desde el otro lado de los árboles llegó otra explosión, más fuerte que cualquiera de las anteriores.

—Tenemos que seguir —les dijo, a lo que sin hacer comentarios obedecieron, por el camino encontraron algunos compañeros. Cuando consideró que estaban lo bastante lejos, les indicó que esperarían allí. Comenzaron a discutir a voces.

Noto como una de sus compañeras, de pelo espeso y rizado le preguntó a unas personas.

—Où est Madame Maxime? Nous l'avons perdue...

La hermana de Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora