Capítulo 1

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• 🕷 Shinsō POV

Aborrecía los cambios constantes, las mudanzas sin fin de un lado al otro que siempre le hacían sentir que no era capaz de echar raíces en ningún sitio. Muchas pertenencias llevaban tanto tiempo en cajas que no recordaba cuándo fue la última vez que las acomodó en una repisa pero aún incapaz de deshacerse de ellas las mantenía a las expectativa, esperando por el momento adecuado de ser colocadas en una repisa. Muebles para hacerlo jamás faltaron pero la consigna se volvía imposible cuando recibía noticias de traslados cada 3 meses o menos, tanto así que ya no se preocupaba por desempacar, sintiéndose un "muchacho de bolsas cargadas a la mano".
Su último tiempo lo había pasado en la ciudad y aunque la cercanía con centros donde entretenerse era conveniente tampoco es como si hubiera tenido la posibilidad de hacer demasiados amigos con los cuales compartir gustos. Siempre era velozmente juzgado por su misterioso pasado, su cansada mirada y sus hobbies peculiares. Como una típica historia de adolescente incomprendido, faltaban las fotos de amistades llenando paredes que le prometían un mejor pasar lejos de donde tiranos padres lo llevaban.

Muchos solían murmurar en los pasillos que de seguro sería el tradicional chico que, en un mal día, se encargaría de hacerlos echar a correr mientras Twisted Nerve era silbada por sus labios finos. Todo porque tenía una afición con las historias de terror, lo macabro, lo grotesco. Hallaba paz escuchando podcast sobre relatos que podían erizar la piel de cualquier y no había cosa que disfrutara más que leer libros policiales, detectivescos si se quiere ¿Una charla sobre los asesinos seriales más famosos del país? Por favor y gracias.
Evidentemente ése no era el tipo de pasatiempo normal que el resto de pares podía compartir con él, siempre desviando su mirada de aquello que a él tanto interés le despertaba.
Claro que ahora la historia pintaba diferente.  Alzó su mirada al cielo que parecía compartir el sentimiento; borrascones grisáceos que se conocían como constantes en aquel pueblo simple a las afueras del estado, y parecían amenazar tempestad.

"Tormenta" pensó, una gran inspiración.
Actualmente se hallaba escribiendo lo que esperaba fuera más que un sencillo cuento ganador de premios. Su deseo de dejar su ingenio fluir en las hojasde un libro de suspenso era fuerte y algo le decía, cual susurro del viento, que allí encontraría lo que estaba buscando. Llámenlo instinto o vana esperanza pero sabía que allí no se podría aburrir.

Esperaba poder mantener la ilusión de quedarse lo suficiente en ese sitio que tanto despertaba su curiosidad, haciéndolo sentir otra vez como un niño pequeño que todo quiere verlo, conocer y entender.
Casi sin prestar atención, con la mente pensativa en el incómodo silencio de las calles, las hojas otoñales acumuladas en la acera, movidas únicamente por una brisa fresca, se encarga de bajar sus objetos personales más preciados en la caja que mantiene receloso entre sus brazos. Quizá, una vez termine de "ordenar" su espacio de trabajo podría concentrarse en dar una vuelta por la zona, recorrer las calles y caminos lo suficiente como para evitar perderse y ¿Por qué no? Quizá hasta tendría la suerte de hallar algún sitio que alimente su adicción a aquella amarga bebida provocadora de insomnio.

Se coloca una gorra gris que tapa sus más salvajes e inflados cabellos violáceos, calzando sobre sí una campera de jean y llevando su fiel bolso con aquel cuaderno repleto de bosquejos que serían o no, útiles para su futuro libro.
Sus pasos vagos lo llevan, la vista perdida se encarga de aprovechar cada detalle en el ambiente y, siguiendo su agudo olfato (luego de largos minutos que parecieron segundos de patas cortas) hasta un local de comida hogareña abierto las 24 horas y con un aire tan retro que le hizo esbozar una sonrisa por primera vez en mucho tiempo.
Aquel pueblo parecía detenido en el tiempo, con su ordinaria fachada y un filtro constante entre gris y azul ¿Se encontraba en una película de vampiros?

***

• 🕯 Monoma POV

Las maderas del piso rechinan a cada paso que da. Un pie tras otro, una vuelta, giro a la derecha y un paso hacia el frente, izquierda, derecha y otro giro.
Su cabello se mecía con la brisa que llegaba desde la ventana abierta, y con sus ojos cerrados podía oír la manera en que las hojas del árbol a un lado de su ventana se movían suavemente chocando unas con otras. Oía la fricción de las ramas mezclándose con el rechinar y con el dulce llanto del piano que sonaba a través de aquel viejo y polvoriento tocadiscos, aquel que su madre había decidido tira y el cual, como si fuese defensor de la música, rescató de su trágico destino.
El viento era fresco, ya habitual en el pueblo. El olor a tierra húmeda y césped mojado invadía sus fosas nasales. Todo Lost Cave olía y se sentía de la misma manera, siempre con una capa de nubes negras impidiendo la llegada de la calidez, siempre obscuro, siempre lúgubre.

Lost Cave - MonoShinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora