Send me roses [Angstruary]

1. I did it for you.

✩ Notas del autor: ¡Hola mis bonitos lectores! Bienvenidos a esta nueva dínamica donde juro que el primer capítulo no más es denso a morir, pero ya sigue fluyendo mejor desde el POV de Ash. Como se menciona levemente en el título, este es un Hanahaki de parte de Eiji, mezclado con un Ash papá soltero porque me gusta verlo siendo el padre de dos niños y eso me llena de mucho amor, de hecho, no es una dinamica muy fuerte, se me hizo muy linda, así que se podría decir que es un angst with a happy ending, no sé, no me tengo fe para terminar pero acá vamos.

✩ Género: Hanahaki Disseas/ Angst/ Alternative Universe/ Romance/ Drama.

✩ Ship: AshEiji.

✩ Advertencias: Como Eiji está enfermo tiene una depresión bastante notorio en este capítulo, pueden aparecer algunos pensamientos asociados a la muerte y conductas dañinas a lo largo del fic, así que ojo con el tema, no me puedo hacer responsable de la lectura de nadie. Y tambien se trata la demencia tipo Alzehimer. Lo mismo de siempre además, mucho pensamiento catastrofico, intrusivo e involuntario, friendly reminder, si los transtornos fueran voluntarios y se curaran tan facil nadie tendría ¿verdad?

✩ Dedicatoria: Lenna, mi dulce y despampanante Lenna, feliz cumpleaños, sé que este no es el mejor regalo del mundo porque justo es el primer capítulo, no de los que dan confort, pero quería darte algo porque te amo caleta, eres super especial para mí, te adoro mujer, no puedo decirlo de otra manera, eres absolutamente radiante para mí y por ti mantengo a Griffin vivito y coleando en los fics, si eso es amor, no sé qué es. LennaKurisu te amo.

¡Espero que les guste!

—Prometiste que no lo harías, Yue. —El golpeteo de la lluvia arremete en una deprimente sinfonía con los barrotes de la ventana, el día tiene un color tormentoso que no hace más que enfermarlo acá dentro, irónico considerando que se encuentra en un hospital.

—Lo sé.

—Me juraste que no lo harías. —Su mejor amigo frunce la boca, la aprieta ligeramente en un tiritón apenas perceptible, casi fantasma, anhela acunar la huesuda mano de Eiji en la camilla, pero ambos saben que no lo hará, qué es una línea que jamás ha cruzado ni va a cruzar. Si la hubiese tomado un año atrás, apenas esto comenzó, ¿algo habría cambiado? Aunque no sabe, no altera el patrón.

—Lo hice por ti.

Eiji sonríe con ironía, regresa su atención hacia la ventana, a la vaporosa ópera que se está llevando a cabo a las afueras de la habitación, las gotas crean patrones curiosos que le resultarían dignos de fotografiar, caen contra el centro del barrote, logran escaparse hasta el grueso vidrio que clava una estaca entre la libertad (su libertad) y este mundo artificial, lloran, lloran cayendo de los rebosantes marcos de madera hacia el soporte de metal para perderse en un riachuelo que destila hacia el piso bajo, el cuadro es hermosamente deprimente, queda perfecto con su estado de ánimo, últimamente no se siente muy bien.