2. Soulmate not destined.

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Hi~ Como varios sabrán por el anuncio de mi perfil, anduve con una anemia horrible que me dejó muerta por días, eso me pasa por tener un estilo de vida triste y precario, pero acá estamos otra vez, again, el inicio de esta dinamica es lento pero finalmente me gusta mucho, así que paciencia con los contextos, nos vamos con Ash hoy.

¡Espero que les guste!

—Oh my darling, oh my darling

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Oh my darling, oh my darling. Oh my darling Clementine.

La pegajosa voz de Griffin entremezclada al alarido de la metrópoli taladra sus tímpanos, incidiendo hasta lo más profundo de su mente, retumbando igual que un eco vacío en una cueva congelada, se cae como un témpano de hielo, se quiebra en una superficie rocosa, sus restos yacen ahí, sobre esa caverna que simula sus pensamientos, se queda alrededor de una poza de escarcha derretida. Aslan odia esa canción, es la tonada preferida de su hermano, solía tararearla en su Cape Cod, con Jennifer horneando panecillos dulces en la cocina mientras ambos limpiaban las mesas del comedor, rústica, bruta y áspera, se las enseñó Jim.

Ama Nueva York porque no se parece en nada a su pueblucho natal.

Prende un cigarrillo, hunde sus hombros contra la vieja camioneta estacionada, enfoca su atención en el edificio que tiene enfrente antes de arrojar una calada de humo, las bombillas amarillentas y fosforescentes le dan un aspecto deslavado al blanco de las paredes, los grafitis son deprimentes y el ambiente a Downtown le es patético, con su pensión debería poder pagarse un mejor retiro, pero no, Jim es tozudo y tacaño, le negaba dinero para educación y no lo ayudó cuando sus hijos nacieron.

Orgulloso de mierda.

Le da otra profunda calada al papelillo, mira a sus hijos corretear con Jennifer en el jardín del edificio, regresa su atención a Griffin, quien tiene las manos dentro de los bolsillos y no ha dejado de tararear esa maldita canción, aspira un poco más fuerte el tabaco, el gustillo a café quemado aún le escurre por los dientes, recuerda el rostro disgustado de Amelia y sonríe. Un torbellino de sentimientos nace de su pecho para expandirse por doquier. Siendo sincero, está contento por ella. Ni en el embarazo de los mellizos consideraron el matrimonio, le alegra que ella se vaya a casar.

¿Por qué esa mujer tuvo que conocer a su alma gemela al otro extremo del mundo? Esa es la única y verdadera pregunta.

Sigue siendo una mamá.

—Te ves pensativo. —Griff canturrea, toma el cigarrillo entre sus gruesos y ásperos dedos, el trabajo de campo los ha dejado así, Aslan mejor que nadie lo comprende, la vida no es gentil con forasteros perdidos—. Fumar te hace mal, te lo he dicho. —Suspira, permitiendo que le quite el papelillo para arrojarlo hacia una mugrienta poza de agua, las cenizas se extinguen de manera progresiva, lanzan un par de mohosas burbujas antes de apagarse por completo.

—¿El humo molesta al anciano? —Se burla, dándole una sonrisa tiritona y sagaz.

—Bastante, deberías cuidar la salud de tu viejo hermano mayor. —Griffin no cede.

Send me roses  [Angstruary]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora