11. Bullying.

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Hi~ He regresado con mi pequeño spam masivo por estos lares, creo que a excepción de un día esto tendrá practicamente actualizaciones diarias hasta acabarlo, el mes se me hizo nada, la trama se me hizo nada pero al mismo tiempo siento que llevo una eternidad escribiendo esta trama, es algo bien curioso. Mil gracias a todas las personas que me han acompañado hasta este punto, hoy se viene una de las referencias de los últimos artes oficiales que nos dieron por la colaboración con el restaurante, así que ojala se entienda.

¡Espero que les guste!

¡Espero que les guste!

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«Ordinario».

Esa es la palabra que ha acompañado a Eiji durante toda su vida, las personas suelen referirse como si le faltase personalidad en comparación a quienes lo salvaguardan, como si fuese extra en un libro de Aslan o el transeúnte casual en una de las fotografías de Sing, Eiji es ordinario, su arte es ordinario e incluso su apariencia, todo de él es ordinario y se dijo que estaba bien con eso.

Lo ordinario...¿Qué es lo ordinario? Desde que tiene memoria no ha pasado un solo día donde no se sienta así o haya sufrido esta clase de revoltijo visceral, incluso antes de los pétalos devorándolo por dentro, ser ordinario luce tentador, así al menos puede olvidar que es un feo monstruo, un Hanahaki personificado. A veces, posee la impresión de que los únicos instantes donde es realmente él mismo es cuando la oscuridad lo cubre todo y puede dejar salir a esa aberración de pétalos podridos, como si se quitase el disfraz de humano y permitiese que esa grotesca criatura saliese a dar un respiro con sus raíces derretidas arrastrándose por doquier, sus pétalos carcomidos por las larvas y la pestilencia a muerte impregnada en su segunda piel, es asqueroso.

Es en esos momentos, cuando Eiji se encuentra apenas de pie, intentando sostenerse como si fuese una montonera de huesos trémulos y quebrados, vomitando y vomitando y vomitando rosas, viendo con una mirada vidriosa y desenfocada los matices fundirse en una mezcolanza casi preciosa de rojo vivo y sangriento. Es en esos momentos cuando se da cuenta de que no es para nada ordinario, sino algo (ni siquiera alguien, no se considera persona en este punto) abominable, patético y nocivo que daña a quienes él ama en una especie de karma divino.

Ser ordinario es mejor, piensa.

Al menos si su arte es ordinario, si su personalidad es ordinaria, si su aspecto es ordinario, si su vida simula ser ordinaria podrá desaparecer sin mayor relevancia, eso le es angustiante y reconfortante en iguales medidas. Piensa en Yue y lo mucho que ha sufrido por su culpa, aísla aquel recuerdo que padeció tras la puerta del hospital para pasarlo mil veces detrás de sus párpados, las palabras arden contra su corazón hasta dejarlo como un trozo chamuscado e irreconocible, un trozo de plástico, un guijarro deforme que olvidó la erupción de algún volcán o un animal que murió hirviendo contra el calor de la carretera.

—¡Esto es una carga! No tienes idea de lo que es lidiar con el Hanahaki, he renunciado a mi libertad para desvivirme por él, ¡es una carga y estoy cansado!, ¡ya no puedo más!, ¡Eiji es una puta carga!

Send me roses  [Angstruary]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora