Razón número 1.

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27/06/2018
Pasado

Mi primer corazón roto.


«¿Cuándo se volvió mi mente tan cruel? » .

Esa pregunta la puedo responder de una manera muy sencilla, cuando entre a "la agonía" o secundaria como todos le llaman. Todos o casi todos entramos sanos y digo casi todos porque, la niñez no siempre es bonita a pesar de ser la etapa más importante del crecimiento. Amo estudiar pero odio lugar donde lo tengo que hacer.

Sé que muchos hemos salido con un pequeño conflicto mental o con un problema más grande de ese lugar, ¿Lo irónico? Allí pasamos la mayoría de nuestros días desde la infancia hasta la adolescencia. Puede que en el camino encontramos a una persona, ya sea un amigo o un profesor, que haga la estadía, quizás no tan fea pero los daños causados en la secundaria en definitiva, son difíciles de ocultar o superar.

Vivo contando los días para que se acabe y no tener nunca que volver ahí.

Tengo tantos malos recuerdos, que algunos se vuelven borrosos. Pero uno de ellos no sale mi mente.

«—Me gusta como te queda esa camisa.»

Dijo Matheo, un chico que había conocido recientemente (para el momento, cabe destacar), cursaba el décimo año y era el único que había sido agradable conmigo el primer día de clases, ambos éramos nuevos y a pesar de que yo cursaba octavo nos llevamos bien por un tiempo.

La parte triste de la historia, es cuando durante los días calurosos de abril, en una salida a la playa él me confiesa estar enamorado de mí y por supuesto yo lo rechacé de la manera más cortés que encontré y tome la decisión de alejarme un poco. Porque aunque siempre estábamos juntos y le extrañase mucho, tampoco quería herirle, pero se convirtió en un obsesivo que insistía en ser mi amigo.

Luego de un tiempo y de mucho insistir,  acepté. Y lo hice porque en realidad me hacía falta un amigo y lo llegué a considerar uno, pero ahí estuvo mi error. Todo se volvió tóxico, yo traté de que todo fuera como antes y muy tarde me di cuenta que eso no podía ocurrir.

«—¿En serio te gusta Dylan?— cuestiono Matheo y pude deducir que no le agrado mi confesión.

Habíamos ido recientemente a una fiesta, en la cual había asistido el chico que mencionó y con el cual me había enrollado cuando él se fue a hacer no sé que.

Me gustaba, me parecía lindo y  no iba a negarlo.

—Sí, es un buen chico. —le dije y me encogí de hombros.— Ya hace como 2 meses que estamos saliendo y la verdad me di cuenta de que me gusta más que para solo pasar el rato en las fiestas. — Él, cómo respuesta, sólo se levantó de su silla y comenzó a dar vueltas en círculos.

Matheo... ¿te pasa algo?

—¡Sí, por supuesto que sí! ¡Tú eres una maldita ignorante! —hizo una pausa y continúo gritando — ¡Por amor a Dios Ahissa¡ ¿Como te va a gustar él?  Después de tanto, yo he estado para ti, he sido amable, he pasado tiempo contigo y tú simplemente te enamoras de él, que ni te mira, ¡teniendome a mí!

Lo que Matheo quizás no tuvo previsto fué que yo no me iba a quedar callada.

— ¡¿Y tú quién crees que eres?!—le pregunté alzando la voz. —¡Muy aparte ser un idiota, hipócrita y mentiroso diciendo que no sentías absolutamente nada por mí! — traté de calmarme y le dije — Matheo, yo no quería esto, no pretendo herirte pero no puedo corresponderte y por mucho que te quiera no puedo hacer esto.

—Yo soy el hombre que te ama, solamente que tú, Ahissa, no te has dado cuenta. —me dice mientras comienza a llorar. En ese preciso momento me di cuenta que era tarde para evitar lo que iba a pasar a continuación.

—No, no sé trata de eso, así que no intentes manipular la situación. Fue tu decisión mentir sobre tus sentimientos, yo he sido sincera y perdón por tener que decirlo pero yo no siento lo mismo por tí. Lo mejor será alejarnos.

—No Ahissa, por favor no, yo no puedo estar sin tí. —Y todo empeoró.

—Yo no te lo estaba preguntando, yo te estaba diciendo lo que... —traté de decir cuando Matheo se vino encima de mi estrangulandome. —Ma..theo... Suel...tame.

—Dejame mostrarte cuanto te amo.— dijo cuando me tomo a la fuerza y comenzó a tocarme.»

Y aunque parezca imposible, todo se hizo más grande. Empezó a acosarme en redes sociales y cuando bloqueaba las cuentas, creaba otras. Así como también le hizo creer a todos que estábamos juntos y que yo lo engañé. Dejé de ir al colegio e inventaba estar enferma, ya que ir al colegio era estar escondida, con miedo a que me encontrará. Viví todo eso sola, debido a que el poco trato que tuve con Dylan lo corté y la única amiga que tenía, bueno aunque ya no somos amigas sin embargo, esa historia la escribiré más adelante.

Los supuestos amigos que tenía, le creyeron a él. Nisiquiera sé molestaron en preguntarme que ocurrió y aunque dudo que yo haya podido ser sincera, me fuese gustado sentir que yo tenía derecho a dictar también la situación, tal como hizo Matheo con todo, dejándome

Sola...

Herida...

Y con un corazón muy roto...

•◍•◍•◍•

Sufrí de un abuso y tuve que quedarme callada por miedo, por dolor y por saber en el fondo, que me iban a hechar la culpa a mí.

«La víctima nunca tiene la culpa, porque el abuso no tiene excusa.»

No lo negare, fue el primer momento donde toqué fondo. Pero cuando me encontré en ese abismo, no me importo salir, no me importó buscar a ayuda para sentirme mejor. Estando ahí, en ese punto, ví que no había retorno, que los días serían asquerosos en aquél lugar y que quizás, me tocaba vivir con ello por lo que me quedará de vida...

Creo que he encontrado la primera razón.

Diario de un suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora