Razón número 2.

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14/02/2018.
Pasado.

Esa amiga que nunca fue.

El día de San Valentín. Un día importante para todos lo que tienen una vida social muy activa o en su defecto para lo que tienen lazos afectivos muy fuertes.

En la secundaria, un día de declaraciones sosas, invitaciones a bailes sin sentido y la mejor parte la celebración de esas amistades eternas.

Ese día era una Ahissa diferente a la que soy ahora. No sé si porque era más romántica o porque no estaba tan rota.

Recuerdo que Matheo y Mabel pasaron por mi para ir al colegio. Y en el camino, Matheo iba un tanto pensativo y es entonces cuando Mabel entró en acción.

«—Hoy estás raramente silencioso, sin duda mañana se acaba el mundo.

Quizá es que las voces de tu cabeza no están presentes hoy, pero yo siempre estoy así. — Respondió Matheo, así sin más, como si no fuera nada ofensivo lo que acababa de decir. Por lo cual yo hago una mueca de decepción que él nota a través del retrovisor y dice — Perdón, perdón. No debo insinuar que Mabel es esquizofrénica o burlarme de ello, lo sé.

— Creo que es mejor si dejas de fingir que te interesa ser empático y después andas por el mundo soltando comentarios como esos. No te das cuenta que haciendo eso solo formas parte de un generación entera que no toma en cuenta transtornos y enfermedades mentales que no se padecen por gusto. Quizás sí fueras un poco más consciente notarias el daño que haces.

Uuhhlala. Hoy alguien despertó del lado equivocado — reprocho Mabel reteniendo una risita que terminó por agotar mi paciencia.

— La verdad, no sé cuál de los 2 es más idiota. Sí tú o él otro. — respondí mientras bajaba del auto.

No se porque se pone así, ni que ella fuera esquizofrénica.— le escuché decir a Matheo mientras me alejaba.

Odiaba cuando se ponían en ese plan.  A veces tomamos todo a chiste, pero no vemos cuanto daño depara eso para el futuro.

Ignorando todo eso, caminé en dirección a la entrada de el colegio, que tenía una decoración muy hermosa de la cual se había encargado el comité de San Valentín. Desde hace 2 años se encargaba de que el día fuera lo más romántico y armonioso. Ese día podías declararte de las formas que quisieras, podías mandar una carta en anonimato, pedir ayuda al comité para una declaración por todo lo grande o simplemente enviar una rosa.

Me adentre en la multitud de adolescentes con exceso de colonia y flores en mano.

«El único día del año en el que son caballerosos» pensé.

Sí bien sé que toda mi vida he tenido las expectativas altas en lo que al amor respecta. Pero los chicos de mi escuela no eran todos más que unos idiotas, o al menos todos los que conocía y gracias a Matheo eran bastantes así que me daba el lujo de generalizar. Sin embargo, sé que quizá si fueran recibido una educación menos machista o no fueran visto tan malos ejemplos, quizás solo quizás, todo fuera más ameno.

En este hilo de pensamientos llegue a mi casillero, y cuando guarde lo necesario me dí cuenta que tenía alguien atrás.

Diario de un suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora