Epílogo

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𝑯𝒂𝒏 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒊𝒆𝒛 𝒂𝒏̃𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒆𝒍 𝒔𝒖𝒄𝒆𝒔𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒓𝒓𝒖𝒎𝒃𝒆 𝒅𝒆 𝑪𝒂𝒔𝒊𝒕𝒂. 𝑪𝒂𝒎𝒊𝒍𝒐 𝒆𝒔 𝒆𝒍 𝒂𝒄𝒕𝒖𝒂𝒍 𝒈𝒖𝒂𝒓𝒅𝒊𝒂𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝑴𝒊𝒍𝒂𝒈𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂 𝒚𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒂 𝒂𝒃𝒖𝒆𝒍𝒂 𝑨𝒍𝒎𝒂 𝒉𝒂𝒃𝒊𝒂 𝒇𝒂𝒍𝒍𝒆𝒄𝒊𝒅𝒐 𝒉𝒂𝒄𝒆 𝒄𝒊𝒏𝒄𝒐 𝒂𝒏̃𝒐𝒔.

— ¡¡Tío Milo!! –grito una pequeña de cinco años, vestida con un vestido de tonos azules

— Heya, Eliza –saludo sonriendo, tu característica ruana amarilla ya no poseia tantos símbolos en representación a su familia, ya que fue retirada de su cuerpo para ser colgada de un lado de su cadera– ¿Porque todavía no estás lista? Será en unas horas tu ceremonia

— ¡¡Lo se!! Pero... ¿me contarias la historia del milagro?

— Claro, pero que Isabela no se entere, ¿vale? –pidio con una sonrisa, la menor sonrió

— ¡¡Bien!! –sonrio al ver que Camilo se sentaba en una mesa del comedor, la pequeña salto a sentarse en su regazo– Cuenta, cuenta

— Okey, okey... Hace sesenta años la abuela Alma junto al abuelo Pedro tuvieron que irse de su hogar con sus tres hijos, el abuelo Pedro defendió a su familia, tratando de negociar con los asaltantes el pereció

— Oh no

— En su momento de mayor obscuridad, la vela que la abuela portaba brillo con una intensidad extraordinaria, salvandola a ella y a sus tres hijos –fue interrumpido

— ¡Mamá Juli, mamá Pepa y papá Bruno! –sonrio emocionada, Camilo rio levemente

— Exactamente, cuando sus hijos cumplieron cinco años la vela les dió un don, el cual utilizaron para el bien –cambiar el "ayudar al pueblo" por "el bien", ya que nadie en la familia sería perdonado si quisiera dañar a Encanto y sus habitantes– y cuando sus hijas crecieron y tuvieron sus propios hijos, el milagro también –nuevemente fue interrumpido, que recuerdos, ¿no?– 

— También les dió magia

— ¿Interrumpirme es tu don acaso? –bromeo– cuando yo cumplí cinco, no se me bendijo con un don como a mis hermanos o como a tu madre, se me dió un mejor don, algo que la familia necesitaba

— ¿Y que era eso?

— Esperanza, la cual la abuela había perdido cuando su esposo abandono este mundo

— Vaya... Eso es muy profundo

— No esperaba que tú lo entendieras

— ¡Hey! –se quejo

— ¡¡¡Elizabeth Madrigal!!! –grito su madre, quien se tapaba los oídos para que su don no le dañase

— Recórcholis...

— Lo siento marinera, aquí nos separamos –sonrio nervioso corriendo lejos del comedor, podría ser el líder de los Madrigal apartir de hace cinco años, pero le tiene miedo a Isabela y Dolores... mucho más miedo a Isabela–

Camilo, El encanto - ENCANTO AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora