—Harry, ¡Sorpresa! Alista tus maletas, porque mañana a primera hora nos vamos a París—Dijo Louis alegre después de llegar del trabajo.
—¿Qué?
—Nos vamos a París, cariño.
Al oírlo, Harry quedó impactado, no esperaba esta sorpresa, en absoluto.
—¡No puede ser!—Gritó Harry emocionado—Te amo demasiado, Lou.
A Harry le costó dormir esa noche, estaba demasiado emocionado, conocer París era casi un sueño.
Al amanecer Harry fue el primero en despertar, se levantó a preparar desayuno para partir.Louis despertó, nadie estaba a su lado, las luces del corredor estaban encendidas.
Louis se levantó y se dirigió hacia donde las luces lo llevaban, la cocina.El castaño abrazó a Harry por la espalda besando su cuello y mejilla, susurrando en su oído «Feliz Cumpleaños»
Una sonrisa se pintó en el rostro del rizado y su piel se erizo.
Se dio la vuelta y beso a Louis suavemente.—Ya está el desayuno—Habló Harry.
Y en unas horas se encontraban esperando que el avión despegara. El rizado estaba nervioso, era la primera vez que estaba en un avión—igual que Louis—sus piernas temblaban y su mano agarró el brazo de Louis con fuerza cuando el avión comenzó a moverse.
La vista era genial y Harry logró tomar algunas fotografías.
Tan solo unos minutos pasaron cuando estaban sobre la capital de Francia.Louis había conocido un poco la ciudad en google maps, nada se veía como en su computadora.
—Agarremos un taxi—Dijo Louis.
Cuando llegaron al hotel no esperaron para subir a su habitación y dormir, fue un corto, pero muy agotador viaje.
A la hora del almuerzo decidieron salir a recorrer las calles cercanas, para así conocer un poco, además buscaron un guía que los llevara por los lugares más importantes de la ciudad.
No volvieron sino hasta el anochecer, Harry se sorprendió cuando al entrar a su habitación se encontró con luces cálidas, en el balcón había una mesa, con un bello mantel rojo y dorado, sobre él habían dos copas y una botella de vino fino, unas muestras de diferentes quesos caros y un gran ramo de rosas rojas, tan rojas como la sangre, junto a un par de velas blancas, posadas en un candelabro de color dorado.
—¿Esto lo preparaste tú?—preguntó dudoso Harry.
—Bueno, la idea era mía, ¿colo pude prepararlo yo si estaba contigo?
—¡Tonto! Sé que no lo hiciste tú—Habló entre carcajadas el rizado.
Fue un hermoso momento en el que ambos se sentaron, uno frente al otro, a probar quesos y disfrutar del exquisito sabor del vino.
Después durmieron abrazados hasta el amanecer.
Harry despierta con la luz del sol que estaba atravesando la ventana, ¿por qué no aprovechar para tomar una foto al ser más perfecto?Cuando Louis despertó vio a Harry tomándole fotos mientras dormía, se quejó, y tapó su cara con las cobijas.
En la mañana salieron a varios museos, para ver las tan famosas obras de arte que habitan en la Internet, entre ellas «La monalisa»
Cuando estaban frente a la famosa pintura se fueron cuenta la razón por la cruel era tan visitada, verla transmitía miles de emociones, era espectacular.
Luego fueron por un café, para Louis fue gracioso ver como Harry se quemaba con la caliente bebida, tal vez a Harry no le causó gracia ser quemado.
Varias horas pasaron, la noche se adueñaba de la ciudad, Harry notó que en todo el camino Louis anduvo nervioso.
—Lou, ¿qué tienes?
—Silencio, no es el momento.
—Lou...
—No te diré nada aún.
Harry sospechaba algo, pero no quería pensar en qué fuera cierto, no quería emocionarse sin sentido. Pero sus sospechas eran ciertas.
Frente a la Torre Eiffel, ante la mirada de cientos de personas, justo en ese preciso lugar, y así como en las películas románticas, Louis se arrodilló frente a Harry, y sacó una pequeña caja forrada en terciopelo negro, la abrió para revelar un anillo de oro, con la forma de una rosa y en su centro una pequeña esmeralda.
—¿Te gustaría casarte conmigo?—Preguntó nervioso el castaño.
La respuesta fueron lágrimas, muchas lágrimas, una inmensa sonrisa y un fuerte abrazo, el rizado se separó de Louis para asentir, el momento fue mágico, de los ojos de Louis caían grandes lágrimas de felicidad, al igual que Harry, se encontraba en un llanto de emoción y alegría, esto era un sueño cumplido, casarse con su amor, el amor de su vida.
Llegaron a su habitación, se tiraron a la cama y comenzó una sincronizada danza de labios, varios minutos pasaron, en los que retiraron todas sus prendas de vestir, ambos chicos, ahora comprometidos estaban desnudos, el uno sobre el otro, sintiendo su piel tan cerca, su calor y por supuesto, su amor.
Está vez no era como las anteriores, esta vez era especial, así se sentía el amor.
Dos cuerpos, uno sobre el otro, sintiendo, sintiendo amor, placer, el sudor derramarse por sus sienes, el cabello sobre su frente, sus labios juntándose al igual que su alma.
El amor ya no se sentía solo como un sentimiento, ahora se sentía como algo, alguien, por el cual vivir, Louis puede ver como su amado se estremece y como sus ojos demuestran que es por él por quien vive.
Harry ve el lacio cabello de Louis en su frente, mojado por el sudor, un par de zafiros puestos sobre sus ojos, se puede ver como el ojiazul desea a Harry, como lo ama.
Pará terminar, ambos cuerpos quedaron uno al lado del otro, en un profundo sueño, abrazados y atrapados entre las cálidas cobijas.
Así, su viaje finalizó, al siguiente día volvieron a Londres, tendrían que planear muy bien aquella boda, propuesta por Louis y confirmada por Harry, dos almas que estaban destinadas a estar juntas, gracias a la afición de Harry a la fotografía y a la mariposa negra, de verdes destellos iridiscentes ambos chicos habían logrado conocerse.
Así, ambos chicos planearon su boda para el 28 de septiembre, una gran boda, donde pactarían su unión, hasta el último de los días y hasta el final de los tiempos.
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My Habit
FanfictionHarry es un chico tímido que conoce por casualidad a Louis, un joven extrovertido y dueño de los ojos más divinos nunca antes vistos, eran tales que ante tal perfección Harry quedó atrapado desde el primer instante. Aquellos ojos de zafiro no desap...