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Jeon Jungkook un omega de 23 años, como cualquier joven se encuentra en un club nocturno ese día viernes por la noche. Sin embargo con un objetivo muy diferente al de muchos otros, no es como si toda su vida hubiera sido mala, de hecho había estado bastante bien con sus padres, había sido feliz y se había sentido amado.

Hasta aquel día en que los perdió, las riñas entre alfas no eran nada fuera de lo común, al menos en Busan donde vivía con sus padres. Un alfa había pensado que seria buena idea marcar a Jungkook, y el omega era joven, pero no estúpido. Su lobo le había advertido del peligro y lo había hecho reaccionar de manera diferente a otros omegas.

Jungkook simplemente mordió a aquel alfa para que lo dejara en paz, pero claramente las leyes tendrían una perspectiva diferente y aquel alfa lo sabía. Había hecho hasta lo imposible con tal de tenerlo en su cama, algo que acabo con la paciencia de su padre.

Un día en el que Jungkook había estado solo en casa, aquel alfa había llegado y Jungkook por instinto había llamado al alfa de su familia. Su padre había corrido hasta su casa para protegerlo, incluso su madre había sentido aquel llamado.

El alfa que le destrozo la vida había muerto pero junto a él también lo habían hecho sus padres, no es como si las leyes hubieran hecho algo a su favor, nada más dejarlo libre porque era irse del lugar o enfrentar las consecuencias de haberle faltado el respeto a muchos alfas en el lugar. Después de todo Jungkook ya no tenia un alfa que lo cuidara, ya no tenia a su padre.

Había estado bastante deprimido, pero sabía que no podía dejarse vencer, porque sus padres siempre le habían aconsejado que al mal tiempo debía darle buena cara. Que en algún momento todo su esfuerzo seria recompensado, que el simplemente tenia que vivir el día a día como si no hubiera un mañana.

Fue entonces cuando se encontró con su abuela materna, ella le había dado un hogar en Daegu, un lugar donde los omegas tenían más derechos y eran protegidos. Había pedido asilo y protección al clan que lideraban la región, el clan Kim.

Jungkook se había sorprendido bastante que fuera solo una familia la que liderara aquel lugar, en Busan los líderes elegidos por un consejo de alafas y usualmente eran alfas los que lideraban.

Pero en aquel lugar los Kim eran quienes lideraban y quienes mantenían en orden su territorio, uno bastante tranquilo a decir verdad.

Jungkook llego a encontrar la tranquilidad que se le había arrebatado con la muerte de sus padres, su abuela era una alfa bastante mayor que ya no lo cuidaba como antes, ahora simplemente el hacia todo lo posible para cuidarla y darle la comodidad que ella le brindo en algún momento.

El bar en el que se encontraba no había sido su primera opción de trabajo, pero para Jungkook era muy difícil el siquiera mantener un trabajo por más de un mes. Al menos en ese lugar lo aceptaron y le enseñaron todo lo que necesita saber.

Por ejemplo como preparar cócteles e incluso como hacer que los cócteles supieran bien sin tener que gastar demasiado alcohol. Su jefa le había dicho que eso no era engañar al cliente, era simplemente ser ahorrativos con los ingredientes.

También le habían enseñado a defenderse  de los alfas borrachos, siempre llegaba uno que otro que queria algo con él y Jungkook se negaba, porque sinceramente todos los alfas le parecían estúpidos. Pero algunos eran tan insistentes que Jungkook tenia que recurrir a las palabras fuertes. Algo como: "Al señor Vante no le gusta que toquen a sus empleados" y usualmente con esas palabras lo dejaban en paz, por el contrario si no lo hacían, siempre podía llamar a seguridad.

Aunque también algunos alfas lo atrapaban cuando salia de trabar, de igual manera su jefa le había enseñado una que otra técnica de defensa personal, aunque la que mejor le salia era de un golpe a la nariz y luego salir corriendo.

Clan KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora