Capítulo 23

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Omnisciente

-¿Te estás escuchando Rubí? ¿Estás oyendo lo que acabas de decirme?

Esas dos preguntas quedaron suspendidas como el polvo en el aire, todos querían decir algo pero al mismo tiempo nadie se atrevía a romper el silencio, la mirada de la rizada se concentró solo en su polola, su mente ignoró por completo la presencia de su padre y su hermana, el ambiente era a cada segundo más tenso, por primera vez todos tuvieron la sensación de que el aire podía cortarse con un cuchillo

-Responde po Rubí, no te quedes callada –insistió

-Creo que es mejor que nosotros las dejemos hablar a solas

-No po papá –dijo Jose tironeándolo de la camisa

-No seas imprudente Josefa y vayámonos 

Rubí seguía sin pronunciar palabra pero silenciosamente agradeció el tino que tenía su suegro para ese tipo de situaciones

-Ya po Rubí te estoy esperando, habla –la desafió por tercera vez

La enfermera respiró profundo e intentó emplear en ella misma todas las técnicas que conocía para ayudar a una personas a mantener la calma, por primera vez se dio cuenta lo fácil que era hablar de dichos métodos pero lo difícil que resultaba hacerlos efectivos en la práctica

-Maca no te exaltes, primero déjame explicarte –dijo dando un paso hacia ella. La rizada retrocedió dos

-No estoy exaltada Rubí solo estoy esperando que me des una razón lógica para el disparate que acabas de decir

-Mi rulito sentémonos para hablar bien

-No me quiero sentar, quiero que me expliques

La castaña sabía que Maca estaba alterada aunque lo negara, de todos modos no la culpaba, probablemente si los papeles se invirtieran ella estaría sintiéndose igual y quizás hasta peor

-Maca porfa escúchame, tal vez sea lo mejor, es obvio que no te piensa dejar en paz

-No por eso voy a salir huyendo lejos de mi familia, lejos de mis amigos, lejos de ti Rubí –se lamentó negando una vez más con la cabeza

-Maca sería solo un año

-¿Quieres que terminemos? ¿Es eso?

-¡Noo! Como se te ocurre mi amor, eso es lo último que quiero –respondió presurosa tomándole las manos

-Es que entonces no te entiendo Rubí –expresó con desánimo fijando la vista en la unión de sus dedos

La castaña la condujo hasta el sofá, se sentaron de lado de tal forma de poder verse frente a frente, le acomodó un rulito inquieto que le cubría el rostro y la miró con amor, no estaba segura de sí las siguientes palabras que salieran de su boca serían las idóneas, ni siquiera estaba segura de decir lo que tenía en la punta de la lengua, tal vez era mejor tragárselo aunque se atorara en el intento, sabía que en cualquier momento su loca idea podía volverse contra ella, transformarse en un arma de doble filo

-Mi rulito, tu sabes que te amo ¿lo sabes verdad?

La rizada no asintió ni negó, solo la observó y se mantuvo en silencio dándole espacio a que continuara hablando, en ese momento recordó las palabras de su psicólogo "debes aprender a escuchar, no todo siempre es negro o blanco, hay matices y debes aprender a convivir con ello". Honestamente en ese preciso instante no vislumbraba los matices pero le había prometido a su polola que siempre hablarían las cosas y era una promesa que no estaba dispuesta a romper incluso aunque estuviera muy confundida u ofuscada, esta vez no se iba a permitir dudar de la mujer que amaba, a pesar de lo descabellado que le parecía lo que le acaba de decir sabía que la castaña tendría una explicación coherente que dar, en ese pensamiento se cimentaban sus esperanzas

Amor dormido ♡RUBIRENA♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora