Día doscientos treinta y cuatro
A pesar de lo que su apariencia pudiera decir, el frío no era el mejor amigo de Giyū, su cuerpo no estaba hecho para regular la temperatura en grados tan bajos.
Por lo que usualmente en invierno Giyū se mantenía arropado en casa, donde el calefactor hacia su trabajo, manteniendo sus pies y manos calientes.
Hoy no era la excepción, solo que en vez de estar solo enredado entre las mantas de la cama, se encontraba acurrucado sobre Rengoku.
Sí los días anteriores Giyū amaneció pegado a él, ahora que el calefactor estaba dañado y Sanemi aún trabajando, parecía que el azabache quería acaparar su calor corporal.
Algo que en lugar de incomodar al bicolor lo hacía sentir una calidez extendiéndose desde su corazón, en momentos como éste, podía pasar sus manos por la estrecha cintura y nada malo pasaría (la parte buena que el azabache tuviera el sueño pesado) claro, que no todo era color rosa.
—Giyū, necesito ir al baño _La voz de Kyōjurō salió lo más suave que podía, intentando no moverse demasiado lo menos que quería era importunar al chico recostado sobre su torso.
—Mmm _Como si fuera un gato Tomioka restregó su mejilla contra la ropa de Rengoku.
—Giyū _Kyōjurō acarició con su dedo la mejilla expuesta, recibiendo una sonrisa tan adorable que sintió su corazón acelerarse— Yū _Llamó un par de veces más y al no ver respuesta decidió intentar soltarse del agarré, que solo se afianzó, subiendo y enredando sus piernas sobre el bicolor, moviéndose un par de veces buscando su comodidad.
Kyōjurō parpadeó un par de veces sintiendo el rubor subir por sus mejillas, si Giyū seguía rozando su cuerpo de esa manera, la menor de sus preocupaciones sería ir al baño... O bueno, no necesariamente...
—Ya llegué _La voz de Sanemi llegó como caída del cielo.
—Sanemi ¡Ayuda! _La voz de Kyōjurō salió ahogada sintiendo como Giyū se restregaba más contra su cuerpo, esto no podía seguir así, no por el bien de su salud mental.
Shinazugawa soltó una carcajada, se quitó la camisa tirándola al piso, se acercó a la cama que compartían y tomó a Giyū por la cintura, tirando de él, hasta lograr que se suelte de Kyōjurō, Sanemi llevó al azabache hasta su pecho desnudo donde como un gato el chico se acurrucó.
Sin Giyū impidiendo su movilidad, Kyōjurō saltó, corriendo al baño.
Sanemi soltó un bostezo, llevando a Giyū de vuelta a la cama, donde el azabache se acomodó sobre él de la forma que le fuera más cómoda, el cabello azabache cosquillaba contra su piel desnuda, pero no era algo que le molestará.
—Nemi, bienvenido _Susurró soñoliento Giyū acariciando con los dedos de sus pies las piernas de Sanemi.
—Estoy en casa _Susurró acariciando el cabello, como en su estado de somnolencia Tomioka lograba identificar cuando estaba con Rengoku o con él estaba más allá de su comprensión.
Kyōjurō regresó antes de que el albino se durmiera, acostándose al otro lado de la cama, como si Giyū sintiera su presencia, en vez de rodar a la fuente de calor más grande, sus dedos se deslizaron entre las sábanas, tomando la mano del Rengoku llevándola sobre uno de sus brazos.
Kyōjurō se acercó más al par acariciando con sus dedos la piel desnuda de Giyū, trasmitiendo su calor, sacándole un par de sonidos satisfechos al azabache.
Lo mejor que tenía el invierno, era que Giyū se volvía más cariñoso buscando una fuente de calor para acurrucarse, eso era algo que tanto Sanemi como Kyōjurō estaban de acuerdo.
Continuará.
Cortó pero con mucho cariño, dos actualizaciones en un día ufff.
Dato: La estación favorita de Sanemi es el invierno, lo era antes de vivir con Giyū, y al comenzar a vivir con esté eso se reafirmó.
Espero que disfrutarán.
Nos leemos luego.
Ángel sin Luz/Blekk-Universe.
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Roomies (Sanegiyuu/Rengiyuu)
FanfictionKyōjurō necesita un lugar donde quedarse, con la ayuda de Uzui termina frente a Sanemi quien junto a Giyū estaba buscando un compañero de piso. Tres personas tan diferentes compartiendo un mismo espacio no puede traer nada más que un montón de situa...