Miró nuevamente lo que tenía entre las manos, respiró hondo y tomando cada milímetro de valor que tuviera en alguna parte de su cuerpo decidió que era ahora o nunca.
Clavó la vista en el interior del salón y por la mente se le cruzó el pensamiento de salir corriendo de ahí y que el «Ahora o nunca» podría ser en cualquier otro momento.
Tragó grueso y voz temblorosa que fingía ser firme gritó el nombre de Heavy. Su amigo es un año menor e irónicamente centímetros más alto que él. Es pelirrojo y bastante carismático, adorable y bonito.
Heavy no tardó en llegar al marco de la puerta en dónde se ha mantenido por un largo rato sin dar la cara. Llegó con sus sonrisas de alegría que le aceleran el pulso y con su tono entusiasta lo saludo.
Se aclaró la garganta y los nervios se dispararon en todo su cuerpo, enviando ondas que hacían temblar sus manos. Observó la carta entre sus manos. Solo es una página que arrancó de su cuaderno doblada a la mitad. Nada especial.
Mentira. Sí es especial.
Sin pensarlo tanto porque posiblemente terminaría arrepintiendose, dejó brusco la carta entre las manos de un confuso Heavy.
Carta, sí es que se le podía llamar así.
Heavy la abrió bajo sus ojos y por más qué quiso alejar la mirada de la expresión que el pelirrojo puso, no pudo.
—¿“M”? —leyó Heavy con tono dudoso cuando levantó la vista para verlo— ¿Es algún tipo de broma? Sí es así, Dee, no le veo el chiste.
Metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón e intentó mantener en su cara una sonrisa que generará misterio y no una que delate la crisis que está teniendo.
Se dió la vuelta para alejarse, trataría de irse con ese aire dramático del que Heavy tanto se queja. Antes de alejarse, giró la cabeza un poco hacía atrás, mirándolo sobre el hombro y sonrío de lado.
—Tendrás descubrirlo por tu cuenta.
Y comenzó a alejarse con pasos cortos pero se volvió a detener no estando tan lejos. El corazón golpeaba fuerte. Un poco asustado. También nervioso. Con una pizca de euforia, sin olvidar la emoción en cada latido.
—Te recomiendo que las guardes —dijo como sí hubiera olvidado decirlo antes.
Pero claro, es Dee, y obvio que eso ya lo tenía preparado.
Y mientras se aleja piensa ¿Por qué no puede declararse como alguien normal?
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Una Por Letra.
FanfictionDee le dió ocho cartas a Heavy y en cada una de ellas solo había una letra. Colección de drabbles.