Erehwon

Capítulo V: BeachWood Cafe

Ya había pasado un tiempo desde el interrogatorio de los jóvenes y el detective se hallaba investigando sobre lo que más le había llamado la atención; la historia entre Andrew Taylor y la desaparecida Angelina Brennan. Liam había salido del hospital luego del intento de suicidio que había tenido. Él y su madre volvieron a su hogar después de dos días, quizás, un poco más unidos. Por otro lado, Félicité ya había vuelto a Mullingar en Irlanda del Norte, dejándolos solos a su hermana y a su sobrino. 

El detective Steven Austin decidió comenzar a realizar una investigación sigilosa a la familia Taylor, aún no sabía si Oliver le había dicho la verdad o no, aún así, su trabajo era investigar casa pista posible. También, decidió investigar a Liam Evans, ahora más que nunca se había vuelto un posible sospechoso de la causa. No obstante, no podía permitir que algún integrante de ambas familias notasen que el detective los investigaba, debía actuar con paciencia.

Por otro lado se encontraba Liam, el cual desde que había salido del hospital no hacía nada más que tratar de recordar, de pensar en algo sospechoso de alguien, de Angelina, de Marc o Anne, algo tenía que haber, el crimen no debió haber pasado porque sí. Era consiente de que quizás su novia no estaba viva, y necesitaba respuestas a sus muchas dudas.

Ese día era sábado, estaba soleado, quizás unos veintitrés grados, un hermoso día de primavera en el pequeño pueblo de Erehwon. Liam estaba cansado de sentirse solo, quería ver a alguien, necesitaba hablar con alguien. El último tiempo había tenido a su madre como de terapeuta, por lo tanto, necesitaba a alguien de su edad, necesitaba un amigo. Fue entonces que se acordó de su buen amigo Oliver. Hacía mucho tiempo no conversaba con él. Incluso en el día del interrogatorio no había cruzado palabra alguna con su amigo.

Era un perfecto día para ir a comer algo a la cafetería favorita de cada joven de Erehwon, aunque ha de decir que es la única, aún así, Beachwood Cafe seguía siendo el lugar indicado de siempre. 

Eran las diez y media de la mañana, Liam se había despertado. Frotó sus manos en sus ojos, se levantó de la cama y se fue al baño. La noche anterior había estado hablando con su madre acerca de que al día siguiente iba a hablar con Oliver para ir a tomar algo a BeachWood, esto sin dudas alegró a Jay, quien estaba preocupada por la salud física y mental de su hijo. Para sorpresa de todos, y mas de su madre, Liam había cambiado drásticamente desde la salida del hospital debido a su intento de suicidio. Obviamente, madre, hijo y tía había conversado seriamente sobre el tema, sin embargo, algo parecía haber cambiado en el joven. El principal cambio fue la decisión del mismo en dejar de fumar. Jay no podía creerlo, pero amaba que estuviese pasando. No iba a mentir, se le estaba siendo muy difícil dejarlo, aún así iba intentando. Ahora ya fumaba un cigarrillo cada tanto, e incluso cuando fumaba comenzaba a sentir nauseas ante la falta de costumbre, haciendo que dejase más rápido el mal habito. 

Liam, como ya le era de costumbre, salió de su habitación en calzoncillos.  Camino hacía el baño, cuando entre dormido escuchó una risa conocida y a la vez desconocida, no era la de su madre, tampoco la de su tía. Ignoró esa carcajada y siguió camino al baño. 

- Uff, menudo galán que veo - Giró la cabeza en dirección a las escaleras luego de escuchar la familiar voz de chico. Era Oliver, ¿qué hacía en su casa? Pensó. No importaba, Oli estaba ahí, junto a él.

Devolviendole el saludo Liam le contestó - ¡Hey Oli! - abriendo los brazos para posteriormente abrazar a su amigo. Lo había extrañado mucho, quizás demasiado.

- Vamos Li, ¿sigues usando calzoncillos de Spiderman? - Observándolo Oliver continuó - Debo comenzar a llamarte LiLi, como te llamaba antes - Riéndose.

Un tanto molesto - Venga Oliver, como que tú no usases calzoncillos de Spiderman - Golpeando despacito de buena onda a su amigo.

- Mira Liam. Yo ya soy un hombre maduro. No uso esas cosas.- Los se miraron, Liam le hacía un gesto levantandole la ceja derecha.