Me duele ese tú. Me sofoca por lo que significa, me ahoga porque no soy yo, y aunque sean dos letras, significan un largo camino de risas, de miradas, de conversaciones, de conocerte. Tú. Tu genio, tu sonrisa, tu enojo, tu mirada, tu caminar, tu forma de hablar, tus palabras, tus alegrías, tus miedos, tus anhelos. Tú. Y no soy yo la que te habla, no soy yo la que refleja tu ser en dos letras, no soy yo la que interpreta, no soy yo con la que te ríes, no soy yo a la que buscas, no era yo la que te buscó.
Mi corazón está paralizado ¿será por el acento? Ese tú con fuerza, ese tú de pertenencia, ese tú de que eres de ella y no mío, ese tú como golpe de un ensueño, ese martillazo de una realidad escondida entre imaginación, entre canciones, entre fantasías.
Solo hay vacío en mi pecho, un golpe de una T y una U y un tilde han golpeado mi espíritu, mi fuerza y abren el caudal de pena, de lágrimas, de amargura negra, de un cierre que no fue cierre, de un capítulo que volví a leer como queriendo buscar razones, de amor, de odio, de amistad, de coraje, de lealtad, de añoranzas, de olvidos, de susurros que escapan de mi boca que dicen “te extraño” a veces sin darme cuenta.
¿Dónde estás? No te veo, hace mucho que no te veo, y te imagino y te sueño y se me ilumina la mirada. Eres tú, pero ese tú ya no es mío, es de ella, ese tú suena lejano para mí, y tan cercano para ella. Tú, el reflejo de lo que quieres y no soy yo.
No tú y yo, sino que tú y ella.
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Cuentos Aleatorios
Short StoryCuentos sin conexión más que las ansiedades, las angustias y los sueños. Foto portada: Extraído del extinto Boletín de Contrapsicología El Rayo que no Cesa. (vía : https://primeravocal.org/mujer-y-locura-de-conchi-san-martin/)