Extra 9

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Sam y Robby Lawrence-LaRusso, 5 años de edad.

Acurrucados contra el pecho de Daniel, olfateando, buscando algo para poder succionar y comer, los recién nacidos Devon y Anthony Lawrence-LaRusso sollozaron levemente al no encontrar nada.

—Oh, amores. La leche se las debo —Daniel río por su propio comentario.

Los pequeños llevaban apenas tres horas de nacidos y Daniel no ha parado de hablar, cosa que es mala, le iba a doler el doble al momento que tuviera que pararse para caminar. Devon nació con poco más de 3 kilos, era más grande que Robby cuando nació, tenía la cara más regordeta y las mejillas rosas por el esfuerzo que hacía para no llorar, mientras Anthony era casi idéntico a Sam. Solo que a diferencia de su hermana mayor él tenían bastante cabello, en un tono oscuro como sus ojos. El doctor dijo que no había de que preocuparse, era normal que los bebés nacieran con ojos así, ya después se desarrollaría el color de los orbes.

La puerta se abrió, dejando ver a un Johnny cargando a Robby en sus brazos, el niño tenía la cabeza recostada en el hombro del mayor, y con el dedo pulgar dentro de la boca. Por detrás, Sam entró caminando con una sonrisa en el rostro.

—Los trajo mi mamá. Dijo que Robby estaba muy asustado y no paraba de llorar. Ten, me lo dieron ahí afuera —Johnny le tendió dos biberones con 2 onzas de leche.

Daniel lo tomó, llevándolo directamente a la boca de la niña.

—¿Te quieres acercar? —preguntó el pelinegro mayor a su niño en brazos, éste negó— No te hará nada.

La gemela menor ya estaba sentando a un lado de Daniel, hablando con él sobre Devon y Anthony, le preguntaba si pesaban, si ya habían dormido o si lloraban mucho, el pelinegro contestaba todo lo que su hija le cuestionaba.

—¿No va a llorar? —Robby preguntó un poco asustado, no quería asustar a sus hermanitos y menos hacerlos llorar, quería ser un buen hermano mayor.

—No, amor. A menos que hagas mucho ruido y se asusten. Pero tú no eres ruidoso —aseguró Johnny.

El mini Johnny bajó de los brazos de su padre y se acercó con cuidado por el lado contrario que Sam, aún con el dedo en su boca.

—Robby, ese dedo —dijo Daniel con dulzura. El niño retiro del dedo de su boca—. Acércate, amor.

—Daniel, no debes hablar, lo sabes —regañó Johnny. Daniel hizo un puchero falso, el cual Johnny besó.

Noah acercó sus dedos a las manos hechas puños de su hermanitos, sintiendo la suavidad extrema de ellas. La pequeña reaccionó al tacto y comenzó a tantear con movimientos robóticos, mientras el pequeño bostezo.

—No te puede ver —informó el mayor—. Se siente insegura, sigue tocándola, se acostumbrará a tu tacto.

—¿No ven? —Sam se alarmó.

—Si ven, pero cosas que estén cerca. Por ejemplo, a papi Danny si lo ven.

—¿Así ven mi mano? —el gemelo menor puso una mano cerca de la cara de los recién nacidos

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Johnny rio, negando la cabeza.

—Sí, así sí.

Una enfermara algo joven entró a la habitación con una cámara, interrumpiendo el momento familiar.

—Perdón, pero las madres de ustedes me rogaron que les tomara una foto a todos juntos.

(...)

Sam y Robby Lawrence-LaRusso, 6 años de edad. Devon y Anthony Lawrence-LaRusso 6 meses de edad.

Seis meses después, los mellizos ya tenían 6 años, y los gemelos ingerían comidas un poco más sólidas. Tenía el cabello igual que Daniel, la piel blanca como Johnny y los ojos... Eran azules, y casi por el centro se hacían verdes. Los doctores informaron que era un pequeño padecimiento de heterocromía, pero que todo estaba bien.

—No, Devon. Las niños buenas se quedan quietos cuando las peinan —Robby peinaba el cabello de la bebé y ella no se dejaba.

—Tranquilo, todavía es pequeña para entender.

Robby se rindió y dejó el cepillo a un lado. Mejor seguía viendo la película.

La princesa y el sapo se hacía ver en la pantalla plana de la sala por milésima vez. Johnny, Sam y Anthony no estaban, habían ido a las clases de fútbol de su hermana mayor. Devon comenzó a aplaudir con sus manitas cuando el cocodrilo, en la película empezó a tocar la trompeta.

—Robby, amor, ven.

—¿Qué pasa? —se acercó a su padre, recostándose en su pecho.

—Nada. Sólo quería abrazarte.

—Hmmm.

Para Daniel, Robby era su favorito al momento de abrazar, era el único de sus hijos que se dejaba querer, Sam odiaba que lo abrazaran a menos que se sintiera triste o lastimada. Devon quería estar en todos lados menos en los brazos de sus padres y Anthony se movía desesperadamente en cuanto lo abrazaban

Para cuando dieron las 7 pm. Robby y Devon estaban acostados, durmiendo cada quien en su respectiva cama/cuna. Johnny, Sam y Anthony llegaron con un poco de pollo y verduras al vapor, hechas por Johnny en el restaurante. Daniel bañó a su sudorosa hija y la alistó con su pijama para que pudiera bajar y cenar.

Dos horas después. Daniel y Johnny se abrazaban, besaban y susurraban cosas al oído. Sólo tenían estos momentos para ellos, por el trabajo y los niños, pero no se quejaban, estaban bien con eso. Disfrutaban tener a sus cuatro hijos en casa, dos corriendo, gritando y dos tratando de llevarles el paso a gatas. Se sentía bien compartir momentos con los cuatro demonios durmiendo a unos metros de ellos.

Daniel no podía pedir más, estaba totalmente completo. Tenía más de lo que alguna vez quiso. Y aunque lo negará, siempre estaría más que agradecido con Johnny por ofrecerle ser el padre de sus hijos. Le debía mucho a Johnny y aún no sabía cómo pagarle.

—Te amo —murmuró Daniel sin pensarlo dos veces, porque en verdad lo sentía.

Johnny dejó se besar sus clavículas, alanzado la mirada, viéndolo a los ojos, rio bajito y murmuró:

—También te amo —besó sus labios una vez más.

—Gracias.

—Tranquilo, amor. Estamos a mano —negó con la cabeza, restregando sus narices en un movimiento tierno.

El menor acomodó su cabeza en el pecho de su esposo, buscando su calor y cercanía, sintiendo las vibraciones de cuando él hablaba, contándole como le había ido en su día y Daniel le oía atentamente.

Con la ronca y suave voz de Johnny, cayó en sueño profundo, sonriendo. Agradecido por la vida, familia y amigos.

Fin.

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Y hasta aquí llegaron los extra. Gracias por sus votos y comentarios.
Nos leemos en la nueva historia Before saying goodbye.

Babies for Daniel (LawRusso) [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora