Capítulo 8: El ataque de los zombis

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──── T/n's pov ────

—¡AHHH! —Alvin gritó cuando entramos corriendo a la casa. Me volví y cerré la puerta.

—¿Nos quieren comer el cerebro? —Alvin me preguntó.

—Creo que estás a salvo —dije, con un poco de descaro.

—¡Oh jo jo! ¡Gracias! —dijo Alvin, descansando en la puerta.

—¡No lo entiendo! ¡¿Por qué no funcionó?! —Norman dijo, mirando el libro. Pasó las páginas y encontró más cuentos de hadas—. ¿El libro es la bella durmiente?

—¡Esto no tiene ningún sentido! —Norman dijo y caminó hacia el estudio del Sr. Prendergast. Lo seguí.

—Espera, ¡¿a dónde van?! —Alvin gritó y nos siguió.

 —¡Señor Prendergast! ¡N-No tiene sentido! ¡Dígame qué tengo que hacer! —Norman le gritó a su cuerpo.
 
—Oye, ¿qué estás haciendo con él? —preguntó Alvin.

—¡Me dijo que leyera el libro para frenar la maldición! Creí que iba a ser un hechizo, tal vez magia, pero... —Norman se detuvo cuando notó todo el trabajo del Sr. Prendergast en su escritorio.

Empezó a buscar en sus cosas para tratar de encontrar algo. Decidí ayudarlo.

—¡Vamos! ¡Tiene que haber algo! —dijo Norman, sin dejar de mirar.

—Tengo que irme a casa porque no me dejan llegar tarde — continuó Alvin cuando vi algo. Era una foto antigua de las siete víctimas.

—Siete víctimas... siete-

¡Bang!

 —Oh no —dije.

 Los zombis golpeaban la puerta.

 —¡Tenemos que defendernos! —Alvin dijo y continuó sobre cómo podemos hacer eso.

 —Siete víctimas —dije y bajé la foto para ver otra foto de las siete tumbas—. Siete tumbas.

¡Bang! Bang!

 —¡Norman! ¡T/n ¿¡Están escuchando!?¡Tenemos que hacer algo! —Gritó Alvin.

 —¡La tumba de la bruja! ¡Ahí no estaba! —dije y me giré hacia Alvin y Norman—. ¡Estábamos leyendo en el lugar equivocado!

 —¿En serio? —preguntó Norman.

 ¡BANG!

 —¡Escóndete! —agarré a Norman y nos escondimos debajo de la cama.

 Alvin se escondió detrás de grandes pilas de papeles, cajas y carpetas con más papeles dentro.

 ¡Creek!

 Esa era la puerta. Los zombis estaban dentro.

 Podíamos escuchar a los zombis acercándose. Con gemidos, cada rasguño en las paredes, y cada paso.

 Los zombis entraron en la habitación.

Norman tenía su brazo alrededor de mí para que no me pasara nada.

 Uno de los zombis estaba justo en frente de la cama y dejó caer su oreja. Me tapé la boca para que no me oyeran hacer arcadas. El zombi se inclinó y trató de encontrar su oreja. Norman le empujó la oreja para que pueda agarrarla sin vernos. La recogió y la puso de nuevo en su cabeza. Me destapé la boca y respiré aliviado.

 —¡AHHHH! —Alvin gritó y reveló su escondite. Luego corrió por el pasillo.

 Norman y yo salimos de debajo de la cama y fuimos a seguirlo, pero zombi estaba en nuestro camino. Agarré la mano de Norman y corrimos debajo del zombi, trató de agarrarnos pero solo consiguió la sudadera de Norman. Corrimos por el pasillo, evitando a los otros zombis.

 Alvin abrió la puerta, solo para encontrar otro zombi. Alvin gritó. Antes de que el zombi pudiera hacer algo. Norman cerró la puerta, causando que sus dientes se atascaran en la puerta. Vimos venir a los otros zombis, así que Norman abrió la puerta.

 —¡Vámonos! —Norman dijo, mientras tomaba mi mano, el brazo de Alvin, y corría.

𝑷𝒂𝒓𝒂𝑵𝒐𝒓𝒎𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora