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Pasó otra semana y media. Hermione seguía sin mirarlo, ni participaba mucho en la clase de Snape, pero al menos volvía a participar en las demás.

Levantando la mano, prestando atención, y tomando todos los apuntes. Severus se había enterado por Draco, que estaba perplejo porque de repente ella parecía estar bien, en su mayor parte. Aunque el joven rubio se dio cuenta de que ella seguía sin levantar la mano en la clase de pociones.

Severus se había encogido de hombros y había dicho que tal vez se había burlado y hartado tanto de ella que sabía que lo único que obtendría serían comentarios sarcásticos y miradas sucias si intentaba hacerlo. Aunque seguía sosteniendo que no podía importarle menos. Aunque eso fuera sólo parcialmente cierto.

Sin embargo, durante esa semana y media que había pasado, por fin había atado cabos en los susurros que había estado escuchando para entender lo que se decía. A él también le estaba molestando.

Si lo que había escuchado era cierto. Podría hechizar al imbécil pelirrojo él mismo. Sin embargo, en lugar de hacer eso, tenía otra idea en mente sobre cómo lidiar con él. Una que no despertaría sospechas de ningún miembro del personal ni de otros estudiantes.

Conocía perfectamente el horario de las rondas y quiénes ocupaban los pasillos. También sabía que tanto el director como la subdirectora se turnaban para patrullar solos, ya que les faltaba un prefecto para mantener el equilibrio. Severus tampoco tenía idea de cómo había sucedido eso. Normalmente siempre estaban emparejados por igual, pero este año no por alguna razón.

Cuando a Hermione le tocaba patrullar sola, él estaba al acecho. Una puerta de un aula al azar en su camino abierta, mientras él permanecía oculto en las sombras para que ella pasara.

Hermione caminaba por el oscuro pasillo, con los ojos bien abiertos por si había alguien fuera de la cama, cuando una mano la agarró de repente de la muñeca y la metió en un aula oscura. Un chillido de alarma se le escapó ante la repentina acción.

Apartó el brazo de su cautivo de un tirón mientras la puerta se cerraba silenciosamente tras ella, y retrocedió con la varita en ristre mientras apuntaba a la persona, sin darse cuenta al principio de quién la había agarrado del brazo. Dejó de mirar y de apuntar con su varita cuando vio que era Severus. Aunque seguía manteniendo su varita en la mano, por si acaso.

No sabía por qué la había arrastrado hasta aquí, pero no podía ser bueno. Llevaba esperando que él hiciera algo desde "El Encuentro" y parecía que por fin lo estaba haciendo.

Severus la fulminó con la mirada, aún contemplándola durante unos instantes antes de hablar. "¿De verdad eres tan ajena a los detalles?". Le ladró finalmente.

Hermione tragó saliva. "Yo... yo... no sabía que era usted. No pensé que nadie hubiera... entrado en ese armario esa noche, así que no..." Murmuró, aún sin mirarle.

Severus gruñó y la cortó. "Eso no, tonta. Estoy hablando de Weasley".

La cabeza de ella se disparó. "¿Qué?" Encontrando su mirada por más tiempo con su confusión, de lo que lo había hecho desde la noche en que lo había obligado accidentalmente a tirársela. O al menos así lo veía ella, muy consciente de ese pensamiento también.

Severus puso los ojos en blanco. "¿No escuchas los chismes que ocurren a tu alrededor? ¿Incluso cuando te afectan a ti?" Sabiendo que él tampoco había estado escuchando hasta hace poco, pero ese no era el punto.

Hermione se encogió de hombros, volviendo a no mirarle, todavía sonrojada al pensar en aquella noche. Razón por la cual seguía sin poder mirarlo por mucho tiempo. Siempre le hacía recordar lo que él había sentido enterrado en su interior y... le había gustado. Mucho, según su molesto cerebro.

𝐄𝐫𝐫𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐭𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝[𝐒𝐞𝐯𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora