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Hermione siseó al sentarse por la mañana. Abajo le dolía todo. El dolor entre los muslos era comprensible teniendo en cuenta el tiempo que hacía que esos músculos no se usaban.

Sin embargo, también le dolían los músculos de los muslos. Snape había hecho un buen trabajo asegurando que caminar fuera difícil hoy. Ni siquiera se había puesto en pie del todo y ya sabía que cada paso le recordaría lo que había hecho anoche.

Al quitarse las sábanas de encima, vio la ligera hinchazón de su pie y el moratón morado donde se había golpeado los dedos y se había herido también la parte superior del pie. Aunque no se había dado cuenta de que la parte superior se había herido con el dolor de los dedos.

Al subir a su pie bueno, sintió inmediatamente el dolor de la cintura para abajo por lo que Severus le había hecho y sintió que sus labios se curvaban ligeramente. Pero fue ese primer paso sobre su pie herido lo que la hizo maldecir.

Entró cojeando en el baño, contenta de que Draco hubiera terminado ya o no se hubiera levantado aún, por lo que la habitación estaba libre. Se dio una larga ducha caliente, sabiendo que un baño sería mejor, pero sólo tenían una ducha en el baño que compartían.

Si quería un baño, tendría que ir cojeando hasta el baño de los prefectos y no estaba dispuesta a ello ahora mismo. Sin embargo, la ducha le ayudó a aliviar el dolor de todo menos de su pie.

Mientras se lavaba, notó la ligera decoloración de sus muñecas. Se dio cuenta de la fuerza con la que Severus las había agarrado mientras la mantenía inmovilizada. No le importaba, había disfrutado cada segundo de no poder tocarlo. Sólo había aumentado su lujuria y había hecho que su orgasmo fuera mucho mejor.

Cuando terminó, se secó y se miró en el espejo. Los moratones de las muñecas serían fáciles de ocultar. Unas mangas largas y un glamour servirían, lo mismo que los de las caderas y el trasero, pero cuando estaba a punto de darse la vuelta, vio la marca de un mordisco en el cuello.

Con los ojos muy abiertos, se dio cuenta de que no la había visto anoche; utilizó un hechizo para cubrirla también. Dándose cuenta también de que la única razón por la que Draco no la había visto era porque su pelo la cubría. Si lo hubiera visto, habría dicho algo, ella estaba segura de ello.

La marca en su cuello la hizo preguntarse si Severus se había encontrado una por haberla mordido. Aunque, su túnica cubriría la suya al tenerla baja en el cuello y sus cuellos tan altos. Ella sonreía mientras iba a vestirse, algo feliz de saber que podría haber dejado su propio recordatorio en él.

Vestida con ropa informal ya que era sábado, salió de su habitación. Todavía cojeando un poco mientras bajaba las escaleras. Vio que Draco ya estaba en la sala común, recogiendo sus libros de la noche anterior.

"Buenos días". Dijo ella, cepillando una pelusa de su camisa delgada, pero de manga larga, con una pequeña sonrisa hacia él.

Draco la miró, viendo su sonrisa y el brillo de su piel; decidió que ella debía de haberle perdonado. "Buenos días, veo que sigues cojeando. ¿Estás bien?"

Hermione se encogió de hombros, metiendo la mano en el bolsillo de sus vaqueros muggles, ya que los uniformes no eran obligatorios los sábados. "Estaré bien, pero creo que iré a ver a Madame Pomfrey después del desayuno, ya que estoy segura de que ya está en el Gran Salón".

Draco asintió, dejando sus libros apilados en la mesita. "Vamos a comer".

Se dirigieron a la salida, Draco manteniendo el paso fácil con la pequeña cojera de ella. Le ofreció que se apoyara en él, si eso le ayudaba, y ella hizo un gesto en ese sentido. Volviendo a decir que estaba bien, que le dolía un poco el pie pero nada que no pudiera soportar. Las zapatillas que llevaba puestas ayudaban un poco, pero seguían presionando la carne hinchada.

𝐄𝐫𝐫𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐭𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝[𝐒𝐞𝐯𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora