Ophelia se despertó porque June la estaba sacudiendo.
- Princesa Ophelia, debe levantarse ahora. La Reina Sheena quiere hablar con usted, mi madre está esperándola fuera para llevarla a dónde la espera su madre.
- Está bien, June, ahora me levanto- dijo Ophelia frotándose un ojo con la mano.
Desde que habían vuelto de Turkesh su madre había estado encerrada en sus habitaciones y ahora mandaba llamarla en plena noche, en esas dos semanas el ambiente en el castillo era extraño. Dado que su madre no hacía acto de presencia su padre había multiplicado sus escapadas y Brent había ido al Reino Glacys para estar con Portia.
Se puso un vestido simple y cómodo, cuando salió de sus habitaciones Ödel estaba esperándola con gesto serio.
-¿Le ha sucedido algo a mi madre?- preguntó Ophelia ya que Ödel había sido la conexión de Sheena con el resto del mundo durante esas dos semanas.
- Nada grave, no te preocupes. Simplemente tenía que analizar algo y a tardado un poco.
Fueron hasta unas habitaciones que según sabía Ophelia no se usaban.
Ödel golpeó de manera rápida y breve la puerta tres veces y después lo hizo una sola vez un par de segundos después.
Cuando entraron en la habitación Sheena estaba sentada en un sofá de color rojo en un lado de la sala y estaba tomando té.
- Siéntate mientras esperamos a que Hazel traiga a Kirstie.
Ophelia se sentó en silencio y su madre le sirvió una taza de té.
Al rato se oyeron los mismos toques en la puerta que había echo Ödel cuando la había traído y entró Hazel llevando de la mano a una Kirstie medio dormida y despeinada abrazando una muñeca de trapo que le había cosido Ödel cuando era un bebé.
-¿Madre?¿Que sucede?-preguntó Kirstie con voz cansada.
- Siéntate, Kies, tengo que hablar con vosotras. Antes toma un poco de té.

Después de unos minutos tomando té en silencio Sheena posó su taza de porcelana en la mesa.
- Estás dos semanas he estado asimilando una noticia y preparando algunas cosas. Poco antes de salir de Turkesh me reuní con vuestros abuelos, los contactos de Zilke le reportaron una situación preocupante. En los círculos más bajos y en los ambientes más deleznables se habla de una invasión del Reino Oculto, dicen que el Reino Ebel será el primero en ser invadido porque tienen ayuda de dentro. Por eso vuestros abuelos decidieron un plan para poneros a salvo.
- Pero Brent está en Glacys, no nos podemos ir sin él-dijo Kirstie mientras Ophelia fruncía los labios, toda la situación era extraña.
Sheena suspiró y de pronto pareció muy cansada.
- Para que el plan funcione Brent debe quedarse aquí con vuestro padre y conmigo.
- No os vamos a dejar, somos una familia y la familia no se separa. Dices eso todo el tiempo-dijo Ophelia frunciendo el ceño mientras sentía que las lágrimas inundaban sus ojos.
- Por favor, no hagáis esto más difícil. Os amo más que a nada y por eso voy a dar mi vida por la vuestra. Moriría ahora mismo si eso me permitiera salvar a Brent o iría yo misma a matar a la persona que está causando está situación, pero no puedo y eso me desgarra el alma. Brent, Avon y yo debemos morir para que vosotras podáis huir y que quede una mínima posibilidad de salvar a Ebel de la oscuridad que se cierne sobre todos nosotros.
- Tú no deberías sacrificarte por Ebel. Desde que llegaste aquí solo has sufrido, tú tierra es Turkesh. Ven con nosotras allí, por favor. No sé qué haría sin ti, madre, por favor-dijo Ophelia levantándose del sofá y caminando por la sala con frustración.
- Pero es vuestra tierra y vuestro futuro, mi deber como madre es aseguraros ese futuro y mi deber como Reina Consorte es defender esta tierra. Huireis con Ödel y su familia, viajareis en la clandestinidad para reunir una resistencia entre la gente de Ebel y cuando lo tengáis todo listo aquí iréis por los Reinos aliados a solicitar su ayuda en la reconquista. Tenéis sangre Treidell corriendo por vuestra venas y los Treidell nunca nos rendimos.
- No quiero que mueras-susurró Kirstie con la voz quebrada, Ophelia y Sheena se giraron a mirar a la niña.
A Ophelia se le rompió el corazón al ver a su hermana llorar, en su frustración había olvidado que la más vulnerable era Kirstie.
- Lo siento mucho, cielo. Ahora toca ser fuerte y no olvidar que os amo. Quiero daros un par de cosas antes de os vayáis, para que me recordéis siempre.
-¿Cuando nos vamos?-preguntó Ophelia molesta, no le gustaba nada la situación pero debía pensar en Kirstie y en su bienestar.
- Antes del amanecer, nadie sabrá nada. Creemos que lo harán por la noche, debido a que Brent llega por la mañana. Ellos piensan que nos tendrán a todos acorralados, pero vosotras ya estaréis lejos. Va a ser fácil, ya veréis.
- Pero eso es ahora, no vamos a tener tiempo de recoger nada.
- Está todo previsto. En cuanto salisteis de vuestras habitaciones Ödel, Hazel y June prepararon todo lo que podéis necesitar y si todo ha ido según lo planeado vuestros arcones ya deben estar en la calesa. Ödel vendrá a buscaros enseguida, así que debo darme prisa.
Sheena se levantó y sacó de dentro de un antiguo y polvoriento arcón dos zurrones raídos.
- Aquí tenéis todo lo que os podría ser útil. También hay un par de mis viejas joyas y algunas cosas que os ayudarán a comprender mejor esta situación. Lo que nunca debéis hacer, bajo ningún concepto, es olvidar que os amo más que a nada.
Las tres se fundieron en un abrazo hasta que se oyó el peculiar toque en la puerta.
- Es momento de que os vayáis, niñas- dijo Sheena apartándose con una sonrisa triste.
Las acompañó hasta la puerta y la abrió para revelar a Ödel con un sonrisa triste y dos capas raídas en el brazo que eran iguales a la que llevaba ella puesta.
- Debéis poneros estas capas, cubrirán un poco el lujo de vuestros vestidos y dificultarán que alguien os vea la cara y os reconozca-dijo Ödel extendiéndoles las capas.
Antes de irse Ödel y Sheena se fundieron en un abrazo, llevaban juntas toda la vida y sabían que esta sería la última vez que se verían con vida, las probabilidades de que ambas murieran pronto eran altas.
Cuando salían del castillo empezó a caer una fina lluvia así que Ödel las apuró a subirse a la parte trasera de la calesa cubierta, allí estaban acurrucados en un rincón tapados por gruesas mantas Hunter y Honey mientras June velaba el sueño de sus sobrinos, Ophelia y Kirstie se acercaron al rincón dónde estaban teniendo cuidado de no tropezar con los arcones y baúles que estaban en la entrada de la calesa para tapar de la vista a quiénes estaban dentro.
- Elia, yo también quiero dormir-dijo Kirstie mirando a su hermana y después al lugar dónde estaban Hunter y Honey.
- Ve, yo quiero hablar un rato con June, pero si necesitas algo llámame- dijo Ophelia antes de darle un beso en la frente.
-¿Que tal lo estás llevando?-preguntó June cuando Ophelia se sentó a su lado.
- Mal, no quiero dejar a mi madre, pero tengo que pensar en lo que es mejor para Kirstie. Tiene 11 años, no merece morir porque yo no quiero seguir una orden, pero tampoco quiero que se involucre en una guerra. Es demasiado joven para todo esto, no merece sufrir.
- Nosotras también somos demasiado jóvenes para morir, Ophelia. Hace 2 meses estábamos sentadas tranquilamente en el lago hablando de como queríamos que fuera nuestro futuro, pensando nombres para nuestros hijos e imaginando como serían nuestros maridos.
- Ahora ya no podemos elegir ni planear que va a pasar. Antes teníamos el futuro asegurado y en un momento todo se ha desvanecido. No tenemos forma de defendernos si nos atacan, June, estamos casi condenadas a morir y eso me causa pánico.
- Si nos atacan corremos y si nos atrapan nos defendemos como podamos. Quédate tranquila, Ophelia, que si tengo que elegir entre mi vida y la tuya elegiría la tuya sin dudarlo y me pondría delante de cualquier arma por ti.
- No puedes hacer eso, June. Nunca me perdonaría tu muerte y no podría vivir sabiendo que estás muerta por mi culpa, por salvarme.
- Tú vida es más importante que la mía, tú eres una princesa y probablemente acabes siendo reina. Te vas a casar y tener a los futuros herederos al trono de Ebel. Yo soy una simple sirvienta, hija de una sirvienta y hermana de una sirvienta, mi existencia se basa en servir, en servirte a ti y a tu familia. Y si mi último acto es sacrificarme para que tú puedas vivir y tener un futuro, para mí será un honor.
- No digas eso, por favor. No puedo perderte a ti también, así que te suplico que hagas lo posible por vivir.
- Te prometo que no buscaré la muerte, pero si tu vida depende de mi sacrificio no prometo nada.
- Chicas, siento interrumpiros, pero deberíais dormir. No vamos a parar hasta el próximo amanecer, mi madre quiere asegurarse de que tenemos distancia suficiente antes de descansar-dijo Hazel asomándose desde la parte delantera de la calesa con una sonrisa triste, era obvio que había escuchado las últimas palabras de su hermana menor y sabía que no podía hacer nada por cambiar su mentalidad.
Las dos chicas asintieron y se tumbaron una al lado de la otra detrás de un baúl.
Ophelia se quedó pensando en la conversación que había tenido con su mejor amiga. Sabía que June daría todo por ella, era una mentalidad que había heredado de Ödel. Durante toda su vida ambas chicas habían visto la manera en que Ödel se desvivía por Sheena y como Sheena adoraba absolutamente a Ödel, desde que June se había vuelto su sirvienta había tenido la misma mentalidad de entregar todo que tenía su madre.
- Elia¿estás despierta?-susurró June en su oído.
Ophelia se giró en el incómodo suelo de madera para mirar de frente a su mejor amiga.
-¿No puedes dormir?-preguntó Ophelia con una sonrisa cariñosa.
- No-dijo June poniendo una mano en la mejilla de Ophelia y acercándose rápido para besarla.
Después de unos segundos de corresponder el beso Ophelia se apartó y sonrió mientras ponía un mechón de pelo detrás de la oreja de June.
- Sabes que no te veo así, me gustan los hombres.
- Lo sé, a mi también me gustan los hombres, pero si alguna de las dos muere no quería que fuera sin besarnos por última vez.
- Duerme, June-dijo Ophelia antes de dejar un beso casto en los labios de su amiga y girarse para volver a darle la espalda. Sintió como June la abrazaba y escondía la cabeza en su cuello, poco después se durmió.

Queen StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora