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Ophelia empujó la puerta de la Torre Norte con cuidado, Mael la había citado aquí para ver a Aureus sin la interferencia de ninguno de los invitados ajenos a la familia Treidell que había en el castillo.
-¿Mael?-susurró Ophelia mirando a su alrededor con cuidado.
De pronto sintió una mano en su hombro que la empujaba fuera de la habitación.
- Sobrina¿que haces merodeando a estas horas?
-¿Tío Ilán?¿Que haces tú aquí? No creo que al abuelo Ambiórix le guste que un extraño merodee por los rincones de su castillo.
- Tenía insomnio, querida sobrina. No merodeaba, simplemente paseaba hasta que vi tu adorable cabecita rubia pasearse furtivamente por las sombras y los rincones de este gran castillo.
- Señor Ilán, mi prima es una Treidell de sangre, nada de lo que ella haga en este castillo y en el Reino Turkesh será considerado furtivo por nadie. En cambio usted debería combatir su insomnio dentro de la habitación que mi abuelo le ha asignado, porque el que está siendo furtivo y está merodeando es usted-dijo Mael acercándose a ellos.
- Príncipe Mael, simplemente me preocupaba por mi sobrina. Y vamos, prácticamente somos familia, creo que puede permitirseme un paseo para combatir el insomnio.
- Es usted un Manek no un Treidell, no somos familia. Estoy bastante seguro de que si mi tía no se hubiera casado con su hermano nadie aquí sabría de su existencia.
- Está bien, pasearé hasta mi habitación y me quedaré allí.
- Se lo agradezco, ahora mi prima Ophelia y yo tenemos cosas que hacer. Prima, vamos, ya nos hemos retrasado lo suficiente aquí.
- Si, primo Mael. Lamento el retraso- dijo Ophelia mientras empezaba a caminar al lado de su primo en dirección contraria, se permitió echar un vistazo atrás y vio que su tío seguía en el medio del pasillo observando cómo se iban.
- Lamento haberte echo esperar, Elia. Pero Fergal necesitaba a su hermano mayor, está nervioso por vuestra presentación en sociedad la próxima semana.
- Lo entiendo, yo también estoy algo nerviosa. Y tú ¿ya has pensado en alguna futura Reina para el Reino Turkesh?
- No, tengo tiempo. Yo no estoy enamorado de nadie como Briccio para prometerme tan rápidamente. Y tengo que asegurarme de que la chica que elija esté preparada para ser la futura Reina.
- Bueno, tu padre estuvo buscando 9 años hasta que encontró a tu madre. Tú solo llevas buscando 1 año, puede que tú futura Reina ideal aún no haya cumplido los 17.
- Espero no tener que esperar tanto. Ya hemos llegado, Aureus está aquí.

Mael abrió la puerta de una alcoba y cuando entraron encaramado a la ventana había un precioso halcón peregrino de ojos dorados. Ella había visto salir de su cascarón a Aureus y le tenía un gran cariño al ave. En el Reino Necare, del cuál era nativa la madre de Mael y Fergal, a los miembros de la familia real se les regalaba un huevo de halcón peregrino a punto de eclosionar después de su presentación en sociedad y Tesira había querido pasar esa tradición a sus hijos. Aureus era hijo del halcón peregrino de Tesira y el huevo que recibiría Fergal también sería del mismo halcón.
-¿Cómo está mi polluelo favorito?- preguntó Ophelia acercándose a acariciar a Aureus, el halcón aún era pequeño dado que solo tenía 1 año.

Mael y Ophelia estuvieron un par de horas con Aureus, hasta que tuvieron sueño y el halcón se puso nervioso.
Cada uno se fue a sus habitaciones, que estaban en lados contrarios del castillo.
Ophelia caminaba con cuidado, no quería ser vista ni oída por los guardias y que la confundieran con un enemigo.
-¿Como que no puedes hacerlo?¿No se supone que tú gente se dedica a esto- dijo una voz de un hombre.
- No aquí, su seguridad es muy alta. Y baja la voz, puede oírnos alguien. Yo puedo moverme en la oscuridad y huir ¿pero tú? Te atraparían enseguida y ya no confían en ti, no les des más motivos para desconfiar-dijo una mujer.
- Lo intento, pero están por todas partes. Y una de las chicas Gedis no para de observarme.
- Nos siente, nos volveremos a reunir en Ebel. Allí podré entrar sin problemas. Y tú, vete antes de que alguien te vea, siento a alguien acercarse.
Ophelia dobló una esquina y caminó hasta uno de los ventanales para esconderse en la sombra que no iluminaba la luna. Esa extraña mujer, podía no saber quién era, pero con lo poco que habían dicho sabía de qué Reino era y si el Reino Oculto estaba intentando colarse en el castillo de Turkesh y lo iban a hacer en el de Ebel, sabía que tenía que informar a su madre. Ophelia esperó un tiempo y después se dirigió a los aposentos de su madre, dónde entró en silencio.
Le hizo un gesto de silencio a Ödel que se había despertado y la observaba desde su cama y se arrodilló al lado de dónde dormía su madre.
- Madre, despierta.
Sheena abrió los ojos y observó fijamente a su hija mayor sin moverse.
- Tengo información, he oído algo en una alcoba cerrada.
-¿Tú padre?-preguntó Sheena con pereza.
- No, madre. Una conspiración.
-¿Qué?¿Qué has oído, Ophelia?
- Eran un hombre y una mujer. Estoy segura de que ella es del Reino Oculto. Él le reprochaba no poder colarse aquí y ella le decía que la seguridad es muy alta. Después ella le reprochó que desconfiamos de él y le contestó que estábamos en todas partes y que una de las Gedis no paraba de mirarlo. Cuando oyó eso la mujer dijo que era porque los sentía y que se volverían a reunir en Ebel, que allí podría entrar fácilmente.
-¿No oíste nombres ni contra quién conspiran?
- No, lo siento, creo que llegué al final de la conversación.
- No pasa nada, cielo, hablaré con los abuelos antes del desayuno. Si tienes razón y el Reino Oculto está intentando infiltrarse en los castillos es porque no están tramando nada bueno. Ahora ve a tus habitaciones y no digas nada de esto a nadie, si necesitas hablarlo con alguien que sea con June.
- Si, madre.
Ophelia se levantó y salió en silencio mientras Ödel se levantaba y empezaba a preparar las cosas de Sheena.

Queen StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora