Llegaron a Seifv sin problemas, no parecía suceder nada. La ciudad seguía con su habitual agitación comercial y su puerto, el único de Ebel, tenía su habitual frenesí y descontrol de barcos cargando y descargando mercancías.
Ödel condujo la calesa por callejones estrechos hasta llegar a una antigua casa de dos pisos con un patio trasero cerrado por unas puertas de madera.
Hazel bajó de un salto de la calesa después de que Ödel le diera varias órdenes susurradas, ambas llevaban las capas con las capuchas puestas y Ödel les había pedido que se pusieran las capas para que cuando se bajaran se pusieran las capuchas.
Hazel abrió las puertas de madera con cuidado por su evidente fragilidad y Ödel hizo pasar la calesa al pequeño y descuidado patio de la casa. Una vez cerradas las puertas del patio y abierta la puerta de la casa Ödel entró a la casa y Hazel se posicionó delante de la calesa esperando a que su madre volviera. Ophelia abrazó a Kirstie, su intuición le decía que su madre no iba a estar esperando dentro de esa casa si no que estaba encerrada en un calabozo sin que nadie pudiera hacer nada por sacarla de allí.
Pensó en su conversación con Ödel y suspiró, ella también estaba segura de que sus abuelos no mandarían a la muerte a ningún miembro de la familia a no ser que fuera estrictamente necesario para la supervivencia de la mayoría y lo entendía, era la maldición de llevar la corona de un reino, la familia tenía que estar por debajo del pueblo en la lista de prioridades.
Ödel salió de la casa con gesto serio de la casa y le hizo a Hazel un gesto, entonces lo supo. La invasión era real, en cualquier momento ejecutarían a su madre y a su hermano en algún lugar de esa misma ciudad.
- Elia, no vamos a volver con madre y con Brent¿verdad?-preguntó Kirstie al ver el rostro serio y los ojos llorosos de su hermana.
- No, lo siento mucho, Kies. Intentaré cuidarte, protegerte y apoyarte como lo harían ellos.
- Sé que lo harás, Elia. Eres la mejor hermana mayor que podría querer.
- Vamos, chicas-dijo June poniendo una mano en el brazo de Ophelia de manera cariñosa.
Se pusieron las capuchas y bajaron de la calesa para entrar en la casa donde ya estaba el resto, por dentro olía a humedad y a cerrado.
- Ophelia tendrás un habitación en el piso de arriba, Kirstie tu compartirás con Hunter y con Honey otra de las habitaciones de arriba y la última será para Hazel. June y yo compartiremos la que está aquí abajo- dijo Ödel mirando a todos a los ojos con expresión seria.
Cada uno se fue a buscar la habitación designada para descansar un momento. Ophelia se sentó en su habitación mirando por la ventana que daba a la callejuela por la que habían pasado antes. Entonces vio el primer signo de la invasión, unos guardias de yelmo totalmente negro con una bandera negra con un escudo desconocido pasaban por la calle, la gente se metía en las casas más cercanas, ya fueran propias o ajenas, para evitar cruzarse con ellos.
- Elia, quiero hablar contigo-dijo June entrando en la habitación, Ophelia apartó la mirada rápidamente de la extraña patrulla para que su amiga no sospechara nada.
-¿De qué, June?
- De lo que pasó en el lago. A mí me gustó y quiero estar contigo. Vas a ser la Reina de Ebel, seguro que puedes conseguir que sigamos juntas cuando todo esto pase.
- June, escúchame. En el lago todo fue más lejos de lo que debería haber llegado. Me gusta besarte de vez en cuando, pero no quiero tener una relación contigo.
June la miró fijamente unos segundos antes de lanzarse a besarla. Ophelia se apartó al instante y se quedó mirando a su amiga.
- June, no hagas esto más difícil, por favor. Las cosas tienen que ser de una manera y van a ser así. Siempre serás mi mejor amiga.
- Me niego, si no me quisieras no me devolverías los besos. Yo noto que me quieres.
- June, vete, por favor. Tu madre debe estar buscándote.
Ophelia suspiró y se pasó las manos por la cara con exasperación mientras veía como su amiga salía de la habitación enfadada.
- Ophelia¿puedo hablar contigo?- preguntó Hazel entrando segundos después de que saliera su hermana.
La miró con resignación, intuía una conversación sobre la discusión que acababa de tener con June y no quería hablar sobre eso.
-¿Es urgente? Me gustaría descansar.
- Es sobre June, he oído lo que decía desde mi habitación y quería hablar sobre eso, si no te molesta.
- Claro, dime-dijo Ophelia resignada, nunca le iba a poder negar nada a Hazel y a Ödel, habían estado a su lado toda la vida y cuando su madre no podía estar ellas eran las primeras en apoyarla. Hazel se sentó a su lado y apoyó una mano en su hombro.
-¿Tú ves a June como una posible pareja para ti?
- No, y siempre se lo he dicho. Yo no quería enamorarme y tampoco quería que ella se enamorara, así que cuando noté que buscaba algo más corté lo que había. Me volvió a besar cuando huimos de palacio y la dejé porque necesitaba a alguien a mi lado. Cuando me besó en el lago lo intentó llevar demasiado lejos y me sentí tan incómoda que la paré. No quiero hacerle daño, pero tampoco quiero arrepentirme de nada.
- Si te sientes incómoda con sus avances no te sientas mal por pararla, estás en tu derecho. Es mi hermana, pero no quiero que haga sufrir a nadie ni que sufra ella, así que si quieres que la pare de manera definitiva solo tienes que decirlo.
- Gracias, Hazel. Toda la situación me sobrepasa, June ve esto como una oportunidad de libertad y realmente es la muerte de mi familia, aún estoy tratando de entender todo y ella no me ayuda.
- Yo hablaré con ella y le haré entender que lo que está pasando no es bueno. Te suplico que no la apartes de tu lado, si no es como mejor amiga que siga siendo solo una sirvienta, pero no la apartes, creo que la destrozaría más no verte que saber que nunca seréis nada de manera romántica.
- Debe superarme, yo tengo un deber con mi Reino y mi familia y un destino como futura Reina. June debe saber que su deber es servirme de manera fiel y su destino es tener una vida en la que yo no sea la protagonista, así debe ser y así será.
- Así es para todas las sirvientas, debemos formar una familia que nos ayude a no obsesionarnos con la persona a la que servimos.
-¿Eso te pasó a ti con el padre de Hunter y Honey?¿Buscaste trabajo en palacio para no obsesionarte con él?
- Sabes que no quiero hablar de eso, pero en parte sí que lo digo por él. Yo volví con mi madre y mi hermana y decidí entrar a servir a la Reina Sheena, que me asignó como nana de Kirstie para que también pudiera ocuparme de Hunter y Honey.
-¿Nunca quiso saber nada de ellos?
- No, y no quiero hablar más de eso- dijo Hazel antes de levantarse y salir de la habitación con los ojos aguados.

Queen StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora