Prólogo

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Al norte del Océano Pacífico, coordenadas 28°30' N, 177°54' O.

–¿Ya estamos listas? ¡El contraataque enemigo está por llegar! –preguntó Hiryuu mientras mantenía de manera inquieta su formación.

–Primera y Segunda División de portaaviones, carguen sus aviones con torpedos, prepárense para combate naval –ordenó Akagi, intentando adaptarse lo más rápido posible mientras los eventos se desenvolvían de manera inesperada.

–¿Qué? ¿Cambiar de equipamiento ahora? –replicó Kaga mirando con ligera desesperación a su líder –. Querida hermana, ¡no puedo hacer eso! ¿Qué pasará sí el enemigo ataca mientras estamos vulnerables?

Originalmente el plan consistía en realizar un ataque aéreo al objetivo AF: un blanco en tierra. AF era el nombre clave que se le había asignado al atolón de Midway. Después de arrasar objetivos de interés militar terrestres, se lanzaría una invasión a las islas con el objetivo de capturar aeródromos y bases militares, de ésta manera atraerían a las fuerzas enemigas estacionadas en Pearl Harbor hacia una trampa: el jaque mate definitivo a las fuerzas de la Eagle Union en el Pacífico.

Pero algo salió mal.

Akagi y el resto de la Flota Combinada no contaban con que se había dado una brecha de seguridad en las comunicaciones, y el enemigo ya estaba ahí antes que ellas. La trampa se había invertido, y el cazador se había convertido en la presa.

Horas antes, se habían lanzado los primeros escuadrones con la misión de bombardear los objetivos terrestres, por lo tanto todas las unidades aéreas de la flota del Imperio Sakura estaban preparadas exclusivamente para bombardeos en tierra firme, efectuar en este momento un cambio de armamento significaría un momento de debilidad, ninguna portaaviones sería capaz de lanzar aviones mientras se efectuaban las maniobras de intercambio de munición.

–¡Múltiples grupos aéreos acercándose con una altitud de 2000 metros! –exclamó Souryuu mientras miraba con asombro las pequeñas manchas de color metálico que se distinguían entre las nubes.

–¡¿Vienen por detrás?! –, Akagi se dio la vuelta y miró con terror al cielo, había cometido un gran error estratégico.

–¡Maldición! Llamen de vuelta a todos los cazas, ¡necesitamos defensas antiaéreas ya! –comandó Kaga ante el golpe inminente del enemigo.

Incluso con las torretas antiaéreas ya era demasiado tarde, los bombarderos de la Eagle Union ya se encontraban en picada en una carrera imparable contra sus objetivos. Kaga sería la primera en ser golpeada. Logró derribar un par de aviones pero no fue suficiente; eran demasiados y muy rápidos, tenía a la gravedad y al destino en contra.

La segunda portaaviones de la Primera División dejó salir un estruendoso grito de dolor en respuesta a los ataques aéreos.

Las bombas alcanzaron los aparejos y penetraron el blindaje de Kaga, quien se desplomó en el mar, las ondas de impacto cercanas levantaron y sacudieron el agua, cubriendo y nublando su visión.

–¡¿Kaga?! ¡Kaga!

Kaga escuchó los gritos desesperados de su hermana, pero ya era tarde. La oscuridad y el silencio abatieron por completo sus sentidos.

"... El bajar mi guardia... en un momento tan crítico... Lo siento. Parece ser que no pude cumplir tus expectativas... señorita Amagi...".

Ecos CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora