-Qué rabia me da Axel a veces. -Resopló Ayla después de haber estado unos minutos en silencio.
-Los chicos, son chicos. Eso ya lo sabemos todas. Pueden parecer dulces pero luego son como niños pequeños. -Respondió Elvia.
No pude evitar recordar cómo había sido Axel esta mañana. Había sido tan distinto a lo que yo pensaba de él que me hizo replantearme como era realmente. Puede que no le puse mucha atención a Axel, es cierto. Él, ante nosotras, siempre se comportaba como nuestro protector y no nos interesábamos realmente en saber algo más personal de él. Simplemente no lo veíamos así. Está mañana me mostró que yo estaba equivocada sobre él.
-Eso no justifica su comportamiento. -Respondió Ayla ligeramente enfadada.
-Sé que no lo justifica, pero no podemos cambiar lo que son.
-Ya, en ese caso dejarían de molestarnos y en el fondo echaría de menos eso.
-Sus bromas a veces pueden ser muy pesadas, es cierto. Pero sin esos dos locos no nos hubiéramos conocido. -Comenté uniéndose a su conversación.
Nosotras nos reímos mirando a los dos chicos que jugaban en la orilla echándose agua. El día estaba bastante bien, ahora que me doy cuenta. Ninguna nube manchaba el cielo de Málaga, la brisa disipaba un poco el calor que hacía allí. La fina arena de la playa todavía no quemaba, aunque estaba caliente. El agua raramente está cristalina y no muy fría, precisamente hoy estaba así. No soy muy de bañarme, prefiero quedarme bajo la sombra de la sombrilla leyendo o escuchando música mientras hablo con mis amigos.
-Parece mentira que dentro de dos semanas tengamos que ir ya a la universidad. No tengo nada de ganas. -Comentó Elvia después de un rato de silencio.
-¡Es cierto! Este año entráis vosotras a la uni. Por cierto, ¿Qué vais a estudiar? Todavía no os había preguntado.
-Yo estudiaré magisterio. Quiero ser profesora de primaria. -Respondió rápidamente Elvia.
-Yo voy a estudiar psicología. Siento que se me puede dar bien, ya que intento entender a la gente. -Añadí, intentando dar una buena respuesta.
-Os va a ir bien, sois buenas estudiantes y muy trabajadoras. -Nos animó Ayla.
Seguimos un rato más hablando sobre lo que haríamos al llegar a la universidad. Elvia y yo no íbamos a la misma, pero si íbamos a universidades que estaban en Granada. No estaban demasiado lejos la una de la otra así que alquilaríamos un piso para nosotras y Aidan, que también iba a estudiar allí.
.
Ya era por la tarde. A pesar de que eran las siete todavía daba el Sol en la playa y la temperatura era muy buena. Los colores del cielo esa tarde, eran espectaculares. Diablos, porque tenía esa obsesión con el cielo. Quizás solamente me atraía, pero me resultaba tan bonito mirar el cielo, las estrellas, las nubes y sobretodo la luna. Amaba mirar el cielo por la noche porque podía ver la luna. También tengo una obsesión con la luna pero esta se nota aún más. Tengo pendientes, collares, fotos, dibujos e incluso cortinas de la luna.
Todos estaban merendando, pero yo no tenía hambre así que estaba leyendo un poco. Llegué a una página que tenía una anotación que no era mía. "Cuando llegues aquí, todavía te quedaran unos capítulos para alcanzarme." En seguida supe que era de Axel y rodé los ojos para después mirarlo y darle una sonrisa sin que él se diera cuenta.
-Vamos a jugar a algo. -Propuso Aidan. -Allí hay una red de voleibol, podríamos usarla.
-Me parece bien. ¿Vienes Diana? -Me preguntó Ayla haciéndome volver a la realidad y no seguir mirando el libro.
-Está bien.
No iba a decir que no. Justo había terminado el capítulo y la mayoría del día habíamos estado separados. A ver, todos estábamos juntos, pero los chicos solían estar en la orilla y nosotras tres en el Sol o debajo del toldo.
-Okey, Aidan y Axel tienen que ir separados. -Dijo Elvia.
-Sí, sino quedaremos nosotras de tontas. Tres chicas que no tienen ni idea, contra dos chicos que han ido a voleibol. No me cuadra, mejor vosotros de capitanes y así estáis separaditos. -Añadió Ayla.
-Nos han pillado Axel, nos van a separar. A partir de ahora somos rivales que lo sepas. -Le dijo Aidan al pelinegro.
-Sí, eso quieres. Pues verás.
Después de quedar como cuatro veces en empate, de comerme el suelo más de diez veces y chocarme con mis compañeros de equipo cinco veces no podía más. Yo iba en el equipo de Aidan, con Elvia e íbamos contra Axel y Ayla.
Al final decidí seguir, ya que este partido decidiría quien ganaba. Creo que no duré ni quince minutos de partido. Por lo que me pasó a continuación, se podría decir que no era una chica con mucha suerte, menos si se trataba de caerme o hacerme daño. Fui a por la pelota para que no cayera al suelo, vi unos pequeños destellos en el suelo pero los ignoré. No debería haberlo hecho, ya que eran cristales de una botella rota.
En ese instante, un dolor fuerte recorrió toda mi planta del pie y caí al suelo. Todos se quedaron mirándome pensando que solo había tropezado, pero al ver que no me movía vinieron hacia mí. Axel y Elvia fueron los primeros en llegar donde yo estaba. Me preguntaron si estaba bien. No hizo falta que respondiera, las gruesas lágrimas que corrían por mis mejillas cuando levanté la mirada fueron su respuesta.
Cuando llegaron Aidan y Ayla me miraron con cara de preocupación. Seguramente lo primero que notaron fue la arena que estaba teñida de rojo por mi sangre. Mi mejor amigo se arrodilló a mi lado, me dió un abrazo intentando tranquilizarme y mirándome a los ojos me dijo que todo saldría bien. Todos estaban rodeándome y aunque fueran mis amigos estaba empezando a agobiarme y Aidan notó eso. Él se levantó luciendo lo más relajado posible y se dirijió a los demás.
-Alejaos un poco, se está agobiando, dejadla respirar. Ella se marea solo con ver la sangre, así que hay que intentar mantener la calma. Si nosotros nos asustamos ella se asustará el doble.
Escuché que Aidan les decía cosas a los demás.
Cada vez perdía un poco más la consciencia, intentaba no marearme pero parece que no funcionaba. Empecé a ver borroso y entonces supe que me podía desmayar en cualquier momento. Yo intentaba luchar contra el mareo que sentía aunque no daba mucho resultado. Realmente no vi mucha sangre, solo al principio que vi la arena roja y decidí apartar la mirada. A pesar de eso, solo el hecho de saber que tenía una herida y me estaba sangrando me mareaba.Sentía un sudor frío por la espalda y mi cabeza daba vueltas. El aire cálido ayudaba un poco pero aún así me sentía helada. Me resbalé hacía atrás y caí en la arena, mi cuerpo ya no aguantaba sostenerse en pié. Aidan se había quedado todo este tiempo conmigo y les había dicho a los demás que hacer. Por algo quiere estudiar medicina, ya ha hecho algunos cursos y se le da bastante bien. Vi su cara borrosa acercarse a la mía, se agachó y sentí su mano en mi frente mientras me colocaba la cabeza en sus piernas. Le escuché decir que si podía oírlo le dijera algo, pero las palabras no salían de mi boca. Él pareció darse cuenta y me dijo que si le oía hiciese algo, no importaba el que, pero que le diera una señal. Intenté levantarme, sin éxito, pero él me ayudó. Me rodeó con sus brazos y descansé la cabeza en su hombro.
-Tranquila, todo va a salir bien. -Me dijo con una voz suave.
En ese momento cogí confianza y abrí un poco mis ojos. No sé porque rayos se me ocurrió hacer eso. Delante mía la arena estaba roja y ahora había más que la primera vez. Antes de que mi mente se desconectara, le susurré a Aidan. "No creo que aguante esta vez, perdón". Si, soy muy dramática pero estaba realmente asustada en ese momento. A demás sabía que al decirle eso él ya estaría listo para reaccionar. Ya pasó por esto 2 veces más, por situaciones distintas y supo manejarlo muy bien. Lo último que sentí, fue como Aidan me agarraba para que no cayera a la arena otra vez. También les gritó algo a los demás pero no llegué a oírlo.
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Mi Primer Error
Romance🟦En proceso🟦 Diana, una chica de 18 años, se va a enfrentar a su primer año de universidad después del verano. Ella siempre ha preferido mantenerse ajena al amor, simplemente porque no le interesaba y porque para su madre era un tema tabú. Este a...