El descenso (4° Piso)

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La puerta al piso 1, 2 y 3 y la planta baja de estas escaleras están cerradas, más que cerradas, derrumbadas, trancadas o cerradas con una llave específica y no pienso rebuscar entre los cadáveres, así que, con suerte, iré por otras escaleras o por otro lado si es que lo hay. Procedo a buscar entre la casi total oscuridad algo de referencia o ayuda, por suerte solo parecía ser un monstruo de esos, repito, estoy seguro de que fue alguien con algún efecto secundario de alguna cirugía, no creo que sea nada fuera de lo común. Espera, aquí al menos no huele tanto al hierro de la sangre, directamente me atrevería a decir que no huele a nada y el olor que tengo de sangre viene de mi o de acostumbrarme a la otra sala.

No puedo resistirlo, tengo hambre y no se donde estoy, me duele el pie y tengo miedo, esto es una mierda, espera, ahí al fondo, veo una luz, la luz de una linterna, claro, debe de haber alguién más ¿Cierto? Para avisarle empiezo a gritar diciendo cosas como: "Oye, yo sigo aquí, ayuda" o "¿Estás bien? Vengo de arriba, necesito tu ayuda" cosas así, siempre priorizando mi salvación, creo que es por instinto; tengo suerte, él me responde, es una mujer con una voz hermosa, me decía cosas como: "Ven conmigo, conozco una salida" o "Sigue mi voz, te guiaré". Llego donde proviene la luz de la linterna y es realmente horrible, es como el de abajo pero podía distinguir la cabeza de una mujer en el pecho del monstruo, esta vez podía verlos mejor: era un monstruo, sin ojos, humanoide, este tenía la cabeza de una mujer de apenas unos casi treinta años de edad, rubia, ojos marrones, pero era imposible, esa mujer yo la reconozco, era una de las doctoras, de las cirujanas que me iban a ayudar; sus brazos son deformes, con dedos tan irregulares que parecen la hoja de un cuchillo pero no cortaban, largos brazos que llegaban al suelo con piernas pequeñas que por el peso estaban algo flexionadas, una boca que partes de los labios superiores e inferiores están juntos por pequeños filamentos, aún pudiendo ver unos dientes putrefactos y una lengua realmente viscosa y asquerosa por su saliva. No lo dudé, tomé lo primero que pude, siendo esto un trozo del marco de una puerta roto por aquel ser y lo golpeo, le robo la linterna y corro rápidamente con aquel monstruo siguiéndome, "¿Que mierdas está pasando en este puto hospital?" Pienso mientras que huyo sin control de aquel monstruo, esto parece ir de mal en peor, pero al menos me podré iluminar, bien, necesito escapar de aquí, quiero decir, si bien me encantaría poder decir algo como: "Oh dios, esas pobres almas en pena… Debería averiguar quién lo hizo o cómo sucedió esto". No soy así, prefiero sobrevivir y asegurarme de que estas bestias o se queden encerradas o bien escapen cuando yo esté lo suficientemente lejos.

La cosa ahora es por donde salir, las escaleras de emergencias del norte estaban totalmente clausuladas, los pisos inferiores a este estaban totalmente cerrados, al menos por dichas escaleras… Las del sur tengo que comprobarlas, pero aquella "mujer" (Si se le puede seguir llamando así) está tapando la puerta mientras balbucea, chilla, hace ruidos asquerosos con una baba que va soltando de su cuerpo y le ayuda a aveces arrastrarse y así moverse fácilmente sin necesidad de caminar. Al mismo tiempo, estoy en una habitación, es como un almacén de órganos ¿Los hospitales tienen esto? No lo sabía, aquí cada vez me hace sospechar más el hecho de que esto fuera un simple hospital. Me iba a mover, pero sentí algo en mi brazo, este roza con algo y antes de que aquel objeto cayera y formara un descubridor sonido, lo atrapé, bastante nervioso y atemorizado, sobretodo por el hecho de que, por lo que descubrí mientras huía en círculos por la sala, es que son ciegos, pero con un gran oído.

Ay dios, ay dios, ya no se que es realmente un humano o un monstruo, estoy escuchando otra voz pidiendo auxilio, la bestia parece moverse. Aprovecho para moverme lentamente y en completo silencio, con cuidado enciendo la linterna para alumbrar hacia el monstruo, no puedo creer lo que ven mis ojos, aquel bicho… Se está devorando a un superviviente del hospital, pero por sus ropas viene de abajo, tengo que pasar por ahí y saber de dónde viene o cómo llegar, así que tengo dos opciones, podría pasar al lado de aquel… "Meat Girl" creo que se llamará así, si; eso o esperar que se aleje y o distraerse según lo que tarde, estoy seguro que en algún momento se moverá y mientras no haga ningún movimiento en vano, podré sobrevivir, de mientras solo me queda escuchar aquel sonido viscoso de cómo se comen a otro superviviente, puedo sentir su dolor y angustia mientras grita pidiendo auxilio, o al menos gritaba, pues se escuchó el aire salir de él, como si fuera su alma, tras escuchar el sonido de sus huesos quebrarse, supongo habrá mordido su pecho, sin compasión, claramente. No puedo dejar de tiritar, tengo la mano en mi boca y nariz, resulta que aquel hedor putrefacto es por culpa se la baba que sueltan los monstruos, hacen que la carne se descomponga mucho más rápido de lo normal. Es mi momento, se está moviendo, está arrastrando lo que queda del superviviente, o sea, toda su cuerpo, pero tiene todo el torso abierto por delante y vacío, únicamente con los restos de los huesos brillantes, dios, no debería seguir el cuerpo con la linterna, mejor me centro en que ya se alejó para huir hacia nuestro lugar, voy caminando cuidadosamente, procurando no hacer ruido, al mismo tiempo me pregunto "¿Porqué estaba subiendo?" No entiendo muy bien eso, la única salida está en la planta baja y en subterráneo tal vez sea incluso más peligroso, a saber que hay ahí y encima es más fácil que mis pasos hagan ruido, así que, la planta baja erá mi salvación. He llegado a la puerta, está llena de sangre y medio abierta, solo espero que no sea de estas que son super ruidosas, por suerte, no lo es, así que fácilmente la abro, dejando que el charco de sangre del suelo se expanda más, eso es irrelevante, pero da mucho asco, sobretodo cuando ya está en proceso de coaguladulación. Iba a seguir bajando en silencio, pero sin querer he pisado la sangre, se ha escuchado el cuerpo pringoso de la bestia girarse de golpe y ahora, correr, dios mío, qué miedo.

He cerrado la puerta, no tengo nada que pueda usar para atrancarla, por lo qué bajo corriendo a la planta baja, por suerte, está abierto, de par en par, se ve que el chico venía de aquí, pero ya estaba herido pues el pomo de la puerta está con la marca ensangrentada de una mano, de todas formas, paso la puerta y siento un rayo de sol cruzar por una ventana, eso será una señal de que por fin soy libre ¿Cierto?

Mukade: El hospitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora