Un rayo de esperanza (Planta baja)

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Tras haber acabado con el corredor, que espero si haberlo matado después de tantos golpes y de haber doblado el tubo, fui corriendo a donde dije anteriormente, es un lugar seguro, si son como animales y no ven, espero que el aroma a ellos mismos les haga pensar que no hay nada, porque si, la entrada a la zona está rodeada por la carne y piel de humanos y sangre de ellos, es asqueroso, sigo opinando lo mismo. En la sala esta no he dudado ni un segundo para sentarme en el suelo, luego aproveché mejor para tumbarme y calmar mi agitada respiración, al fin el silencio era acogedor, de verdad que se agradece dejar de escuchar tanto chillido y tanta mierda de caos, es horrible todo esto, tan solo voy a cerrar los ojos y a descansar un rato… No sabía que habían bichos aquí dentro, siento mil patitas recorriendo mi cuerpo, una tras otra, como si se tratara de un ¿Ciempiés? ¿Milpiés? No estoy seguro, pero no puedo moverme, no lo veo, pero siento como ahora me entra por la oreja, no duele, pero es muy incómodo, puedo sentir como sigue entrando cada centímetro de su largo cuerpo en mi cabeza y también lo puedo sentir dentro, lo escucho en eco, ya no siento que este sea mi cuerpo ni mi mente, solo mis pensamientos, siento como si me separaran de mi cuerpo físico, pero sin estar fuera de él, me sentía así hasta que siento un pinchazo y me levanto de golpe, estoy agitado, pero por lo que acabo de presenciar ¿Era una parálisis del sueño? Nunca viví una y este es un mal momento para que suceda, instintivamente llevo mi dedo meñique a mi oreja pues la incomodidad sigue estando, rasco momentáneamente mi oreja para después levantarme y revisar bien todo lo que conseguí, me cambio las vendas del pie otra vez, la herida se me abrió aún más al correr, pero no es lo más importante ahora, así que me pongo aquellos zapatos cómodos del traje de limpieza que por cierto me viene grande, y salgo de la habitación en silencio, pero todo aquel bulto de carne y piel ya no está, lo que sí que está son aquellas bolas de carne, se ve que no todas tienen porqué estar electrificadas ¿Qué tal si los llamo "sobras carnosas"? No, mejor "bolas carnosas", no se, me da pereza pensar en eso ahora mismo, así que solo empiezo a caminar agachado y en silencio, vigilando mi alrededor, voy otra vez hacia las escaleras de seguridad con esperanza de encontrar una pista de cómo salir, solo que dudo que haya alguna manera de salir que no sea por la puerta, tal vez deba enfrentarme contra el muro… No se, esto no es un videojuego con su jefe final ¿Verdad? No pienso ponerme en plan filosófico con lo del tema de una simulación o algo, pero solo espero que no tenga que pasar por el muro de carne para poder salir.

Tras un corto rato caminando he llegado a las escaleras, están a oscuras, pero eso no es relevante, tengo una linterna así que no es ningún problema, sin dudarlo ni un segundo la enciendo e ilumino mi camino, subiendo por las mismas escaleras por las cuales bajé, ahí vi algo realmente curioso, se ve que el muro carnoso de alguna u otra manera, evoluciona y ocupa más parte del edificio, al parecer, ha subido y tiene las ventanas de esta parte del edificio tapadas, los ojos me siguen, cada movimiento que hago son visualizados por ellos, es incómodo, pero también escalofriante, no por el muro, que también, sino que escucho pasos por las paredes, risas y gente correr, pero no muy ruidosos, eso, a lo lejos, luego también escucho las patitas del ciempiés pegado a mi oído, se mueven muy rápido, ya se pararon, justo al sentir un escalofrío, eso no puede ser una buena señal. Ilumino las paredes que me envuelven y está plagado de un montón de corredores los cuales me miraban, pero no chillaban, me miraban con atención, yo, en cambio, decido seguir mi camino hasta el quinto piso, acabo de recordar algo que me puede ayudar, por lo que subo hacia el cuarto piso, estos corredores parecen polillas que se mantienen quietos y dan miedo, pero también parece ser una colmena de corredores, me pregunto si habrá algo así para todos, aunque, por lo que veo, vienen del muro, porque los "huevos" salen de la pared que está infectada por el muro, no se, ya ni yo puedo tomarme en serio, no puedo creerme nada de lo que está pasando, pero lo estoy viviendo.

Después de unos minutos llegué al cuarto piso, me giré iluminando tras la puerta y estaban todas las crías de corredores apelotonadas en la pared y escaleras, mirándome todos y cada uno de ellos, aún sin ojos, podía sentir la atención que me prestaban, no parecían ofensivos, así que tan solo me fui a buscar el cadáver de aquel superviviente que vi morir, aún recuerdo lo atróz que fue, pero tenía algo colgando y parecía un walkie-talkie, puede serme bastante útil para comunicarme con el exterior, así que a por ello voy. Primero me aseguro de que aquella bestia no esté cerca y tomo algo como arma, como puede ser un extintor, aunque pesa mucho, pero la "Nieve carbónica" puede hacer daño al monstruo, o, sino, puedo pegarle con el extintor, ambas opciones son fiables. Al coger el extintor pude darme cuenta de que ya no estoy débil, o sea, tengo más fuerza y resistencia que antes ¿Realmente pudieron curarme? Eso es increíble. Voy hacia donde recuerdo que se llevó la chica carnosa al superviviente, me da pereza llamarlo así, por lo que lo llamaremos… "Andrés" si, ese nombre, dice mi madre que me iba a llamar así antes de que ¿Saben? Esto no importa. Buscando el cuerpo de Andrés encontré una pistola sin munición y trozos de chaleco antibalas, me corrigo, creo que Andrés no es un superviviente, sino un militar seguramente experimentado por la marca que tenía un trozo del chaleco que ponía el signo de aquel grupo militar y de su rango, siendo bastante alto, al menos para mi inexperiencia. No encontré a Andrés cerca, pero, tampoco escuchaba a la chica y esa podía hablar o silbar, es muy extraño.

Tras un corto rato empezé a alumbrar las paredes, entrando en todas las salas posibles, tomando más objetos, hilo, agujas, desinfectantes, agua oxigenada, todo a la mochila, sin miedo aunque con asco por el edor, se ve que ahora llega más el olor de arriba hasta acá, no era mi imaginación. Veo un rastro de sangre y cachos de músculo y organos por el suelo o pared, así que seguire este camino cuidadosamente, hasta encontrar de pie el cadáver de Andrés, pero me miraba atentamente a los ojos mientras las cuencas de sus ojos sangraban, teniendo todo el estómago abierto y vacío, con marcas de los dientes y uñas de aquella bestia, no tenía dientes, la lengua, cortada, los dedos, mordidos a medias o no todos, el moflete derecho también con un mordisco y sus costillas arrancadas para hacer un agujero también en el pecho el cual estaba vacío, pero, aún así podía ver como alzaba la cabeza psra mirarme y empezar a hablarme con voz temblorosa: "T-ten esto, salva a mis compañeros, e-ellos te ayudarán, di que hablas en nombre de Andrés, y al conocerme te harán caso enseguida" mientras dijo eso, me extendió la mano con el walkie-talkie dentro del puño, ante eso, me empezé a marear y ver borroso, para, al aclarar mi vista, ver el cadáver de Andrés colgando en la pared con un brazo extendido gracias a un palo y la mano abierta con el walkie-talkie. Tomé aquella máquina y me escondí para así hablar activando la voz "¿Hola, hola? Aquí Alexis, soy un superviviente en el hospital, el único creo, Andrés me dijo que hos dijera que soy un amigo suyo ¿Hay alguien? Necesito ayuda para escapar de aquí" tras decir eso escuché la voz de una mujer, sonaba como un rayo de sol tras una tormenta, la poca esperanza que me quedaba, resurgió más potente al escucharla.

Mukade: El hospitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora