3 de diciembre

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A la mañana siguiente me desperte, me quedé un rato acostado, tome mi celular, revise algunas cosas y mire la hora, eran las 8:30, fui al baño, me duche, me arregle y salí. En la sala estaban mi tía y mi mamá, las salude y pase a la cocina, había café y pan tostado hice huevos revueltos y "desayune"
 
El día se pasó super lento cuando llegaron las 4:00 me fui a bañar, estaba muy emocionado. Me arregle y vi la hora; eran las 4:45 ; estaba nervioso, salí del cuarto y lo vi, Antonio estaba sentado en un mueble con los ojos cerrados. Mi mamá, mi tía y Johan habían salido a pasear, me pidieron ir con ellos pero les dije que tenía otros planes. Nadie me dijo nada, es lo bueno de mi familia, nunca andan entrometiéndose en las cosas de los demás, siempre hacen lo posible por no preguntar.

Me acerce con cuidado y cuando mi cara estaba a centimetos de la suya abrió los ojos, debió sentir mi respiración. Me sonrió y agarró mi cintura, y cómo si hubiera sido planeado; al mismo tiempo que presionó mi cintura para que me sentará en su regazo yo estaba impulsandome hacia él. Miro mi cara por tanto tiempo que sentí mis mejillas arder, al notar que me sonroje sonrió aún más y me besó por toda la cara diciéndome una y otra vez "lindo".

Después de caminar unos 15 minutos por la ciudad tomados de la mano. Me hizo correr hacia un lugar un poco oscuro, era  como un túnel y después de pasar ese túnel, ante mis ojos estaba lo más hermoso que había visto en toda mi vida. Él con esa sonrisa tan hermosa que me hacía sentir seguro y feliz. Y detrás de él el atardecer más hermoso que había presenciado en toda mi vida, tomo mi mano y a pasos lentos llegamos a un espacio decorado, era simple, pero eso era lo que me parecía más hermoso. Comimos, vimos el sol esconderse, nos reímos, nos miramos, nos besamos y vimos aparecer las estrellas en el cielo.

- Cuéntame algo - le dije, su corazón palpitando tranquilo contá mi oído, ese sonido me gustaba muchísimo.

- Mmmm, qué tal una historia? - dijo mientras sobaba mi cabello, su voz resonaba en su pecho y en mi oido.

- Va - le dije con una sonrisa.

- Bueno, es la historia de un niño que era muy feliz, cómo todos los días fue a la escuela, al llegar vio que había un chico nuevo; era muy amable y sociable haci que decidió ir a saludarlo y darle la bienvenida. Cuando llegó al puesto del niño se aclaró la garganta y el chico alzó la cabeza; al verlo se sorprendió mucho, era el niño más hermoso que había visto, mucho más hermoso que todas las niñas.

- Sigue.

- Jajaja, bien. Era de piel blanca, con solo verla podías sentir lo suave que era, sus ojos eran grandes, redondos y claros, tenía una nariz hermosa y ni hablar de sus labios, tenía corte de honguito. El niño, al recordar que había ido para saludar parpadeo un par de veces y dijo: m-mi nombre es Antonio, cómo te llamas? Y de los labios del niño salió su nombre, tenía una voz suave y hermosa. Se levantó y le dió la mano, era más pequeño que él, tenía la estatura de la mayoría de niñas, y olía muy rico. Después de eso se hicieron muy amigos, un día Antonio decidio decirle a ese chico que le gustaba, pues cuando estaba con él se sentía tan bien... Era como su lugar seguro. Cuando llegó al colegio fue directo al salón, pero al llegar notó que el chico no estaba en su silla, así que fue a buscarlo al baño, pero no estaba, luego a la cafetería pero tampoco estaba allí, y así lo busco por todas partes. Estaba asustado, fue a su salón de nuevo y le pregunto a la profesora sobre él, pero su respuesta acabo con él. Ella le había dicho que sus papás había venido temprano a retirarlo del colegio porque se mudaban a otra ciudad, después de eso no se pudo comunicar más con él, se volvió frío y nunca más se interesó alguien. Él había perdido las esperanzas.
Pero... Hace un día, cuando salía de la casa de su amigo vio un carro estacionarse al frente de la casa y de el vio salir a un chico hermoso, con las mismas características de aquel niño que conoció en primaria, no fue hasta que su amigo los presento que se las creyó, se llamaba Max, era él, el chico por el que había llorado y sufrido tanto, estaba frente a el y era familiar de su amigo, ¿Cómo no se había dado cuenta? No importaba en ese momento, él estaba feliz, muy feliz, delante de él estaba su amor, la única persona por la cual se había sentido realmente atraído.
Al fin te encontré Max, no sabes cuánto te extrañe.

Después de esas palabras mi memoria viajo al pasado, cada recuerdo, cada risa, cada momento volvió a mi, el día en que mis padres me dijeron que nos teníamos que ir y no había tiempo para despedirme de Antonio, el viaje tan feo y lleno de lágrimas, mi mamá sobando si cabello en un intento inútil de calmarme. Mis ojos se llenaron de lágrimas y lo abrace tan fuerte, no lo quería soltar nunca más, Antonio también me abrazaba y podía escuchar sus sollozos, estábamos juntos de nuevo, nos besamos y dijimos cuánto nos habíamos extrañado. 

Aquella navidad junto a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora