Deudas

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Un estruendoso escándalo despertó a nuestra querida humana. Alguien azotaba la puerta con insistencia. - Luz, no salgas - le dijo su madre casi susurrando, traía en la mano un palo, posiblemente una rama mal barnizada.

Ella aún adormilada no entendió lo que sucedía. Escuchó unos murmullos y luego fuertes voces, se cubrió con la cobija descosida con la que dormía.

La última vez que había pasado algo similar era porque habían intentado robar la casa. Claro que el robo les salió mal, porque para empezar no tenían algo realmente valioso, eran tiempos en los que su padre aún vivía.

El esposo de Camila era un buen hombre, fuerte, vigoroso, tenía un trabajo decente en las minas, pero eso le quitaba mucho tiempo, casi no veía a su hija.

Un día mientras trabajaba hubo una explosión en la mina principal, las entradas quedaron bloqueadas no salió vivo de ahí. La gente decía que la explosión había sido provocada, por algún dueño de la veta seguramente.

Luz casi no recordaba como lucia él, había sido hace tanto tiempo...

Volvió al presente, su madre discutía afuera.

- señora, venimos por el dinero de este mes - El tipo hablaba con una voz severa y hostil

- Miren, la venta ha estado muy mal estos días - ella hizo una pausa, se escuchaba preocupada

Iba a seguir hablando pero una segunda voz interrumpió - Usted nos debe mucho y lo sabe - habló secamente, sonaba ronco y grave.

- ¡No voy a permitir que se la lleven! - amenazó ella molesta

Luz empezó a preocuparse, eran estos cobradores de nuevo, se levantó de un brinco y se puso los zapatos, su madre no les había pagado desde hace un par de meses, esperaba que esta vez el dinero fuera suficiente.

- es la humana o el dinero - dijo gritando de nuevo aquella voz agresiva

- ¡no se la lleven! - retrocedió e intentó correr hacia su hija, pero uno de los cobradores entró y la agarró por la espalda. Le hizo una seña a su compañero y este entró.

- ¿mamá? - tartamudeó Luz asustada. Un tipo con una capucha se le acercó, era alto, apenas pudo distinguir su rostro con un parche en el ojo. La levantó de un brazo a una altura considerable. La barrió de arriba a abajo con su único ojo - esto servirá - enunció finalmente y le puso una bolsa en la cabeza.

Desperadamente forcejeó y gritó, pero era inútil - ¡mamá ayuda!, ¡por favor déjenme! - todo era confusión y caos, intentó liberarse pero era demasiado débil.

- ¡no la toquen! - Camila no dejaría que se llevaran a su hija tan fácilmente, agarró fuerza y golpeó a su captor con el palo en donde pudo para después salir corriendo hacia donde estaba su hija. Este cayó al suelo quejándose, hizo una seña al que tenía amordazada a Luz, él asintió y sacó una pistola.

Todo lo que la chica pudo saber era que alguien había disparado y que su madre había dejado de luchar. Gritó desgarradoramente, las lágrimas brotaron de sus cuencas. Ella tenía que estar bien, ¿verdad?...

Quiso esperar lo mejor, que su madre estaba perfectamente a salvo, que había ido a buscar ayuda. Sabía bien que no era verdad. No podía evitar culparse por lo que había sucedido, ¿y si hubiera traído más dinero? Tal vez si ella se hubiera esforzado más. Si tan sólo..

Después de éso no supo bien lo que pasó, no podía ver nada con ésa molesta bolsa en la cabeza, tenía atadas las manos, ¿qué le iban a hacer? Estaba de más saberlo, todo en lo en lo podía pensar era en que había sido culpa suya ése altercado.

Había perdido a la única persona que siempre estuvo ahí para ella. Ahora estaba sola.

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Es por el bien de la trama, créanme

Luz De LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora