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-¡Me estas lastimando! -lloriqueo Jennie, su aspecto no era para nada bello comparado a como lo era los días pasados. Ella tenía ojeras en los ojos como signo de no haber dormido por largas noches, delgada a un nivel poco saludable, su piel poco a poco perdía su color.

-¡Zorra!, ¡Puta!, ¡Desvergonzada! -le gritó Félix arrastrando a la jovencita por el estacionamiento de la escuela, ella apenas podía moverse, demasiado asustada, no quería seguirlo. No quería estar cerca de él, de la persona a la que una vez amó y que ahora odiaba por completo.

Él la había obligado a abortar, y ahora jamás iba a poder volver a tener vida en su vientre, pero Lee Félix seguía caminando por los pasillos como si nada hubiera pasado, aprovechándose de un poder y los beneficios que le daban por tener un padre con poder.

-¡Y tú eres un poco hombre! -le grito, entonces él, bastante cabreado le dio una bofetada que la tiro al suelo, apenas pudo llevar su mano a su mejilla para sobarse, cuando Lee la tomo por la cabellera y la alzó hasta obligar a su debilitado cuerpo a ponerse de pie.

-Tu broma no fue divertida -le dijo con voz dura, seria y que demostraba lo enojado que estaba. Jennie sabía que su idea había sido estúpida e infantil; la mujer, había colocado polvo picapica en el uniforme de Lee y , como consecuencia el joven había faltado dos días a clases tratando de controlar la picazón y el color rojo de su cuerpo. Ahora ella sabía que lo que debía hacer, era darle veneno-. Terminamos, entendiste; nada de lo que hagas me hará cambiar de opinión. Si vuelves a intentar joderme voy a matarte.

Ella sonrió sínica y descontroladamente, ambos pensaban de la misma forma.

-¡Ya estoy muerta Félix!, ¡estoy muerta en vida!, mi vida esta arruinada por tu culpa.

-Deja de ser tan dramática, lo superarás - le dijo Lee, soltando el agarre del cabello y empujándola de nuevo logrando que se golpeara con el vehículo de otro alumno, sin importarle dejarla sola y llorando, Félix subió a su coche y arrancó alejándose de ese cuerpo tan lamentable.

(.....)

La piel de Jeongin era muy suave, a Hyunjin le gustaba morder sus muslos y dejar marcas, la gustaba acariciarlo y besarlo con ganas. Hacerle saber que lo amaba.

Hwang se sentó en la cama y se recargo en el respaldo de madera, colocando una almohada detrás de su espalda. Miró dormir a Jeongin, el chico tenía algunos moretones en su cuerpo y no eran los que él le causaba mientras tenían relaciones, apretó los dientes, molesto. Si tuviera más fuerza de voluntad se pararía frente a Lee Félix y le haría tragar sangre, pero no lo era y tampoco quería hacerle daño, porque antes de que todo se desmoronara, Félix había sido amable con él, había sido su amigo, su hermano.

Recordaba las fiestas en el gran departamento del chico, recordaba las tardes de películas, también como jugaban hombro con hombro apoyándose, nunca perdiendo.

Pero eso no evitaba lo patán que era con los que no eran cercanos a él, imponía su autoridad, molestando y haciendo la vida miserable a los demás, ni siquiera los profesores podían decirle algo por miedo a sus padres.

Tomó un cigarrillo de la caja que estaba sobre el buró y busco su encendedor en su chamarra, cuando lo encontró y se puso a fumar. Ese habito lo había obtenido gracias a Lee.

Félix le había ensañado a fumar, a molestar a los chicos que consideraban más débiles que ellos, Hyunjin se había ganado la confianza de Lee. También le había seguido como un perrito faldero, esperando porque el chico lo mirara por lo menos una vez. Hyunjin también había sido deslumbrado por Lee. Y si no fuera porque ya no podía seguir aguantando ver como maltrataban al chico que había llamado su atención; Hwang hubiera seguido detrás de Félix. Esperando, ¿Quién sabe qué cosa?

(....)

Félix había regresado a la escuela, después de la broma de la que todos se habían enterado, peor que nunca, Hyunjin no sólo soportó sus insultos y empujones, también sus palabras sucias y toques. Entonces Hyunjin deseo poder tomarlo del cuello y meterle un palo de escoba por el culo, tal vez así dejaría de ser tan cabrón.

Se encontraron en educación física, Hyunjin no iba a dejarse humillar e intimidar cuando les tocó competir juntos en carreras.

Por supuesto Hyunjin ganó y Félix chasqueo molesto, con sus manos en la cintura. Tratando de controlar su respiración se fue directo a los casilleros a buscar su ropa para después darse una ducha.

Se detuvo frente al casillero de
Hyunjin y lo pateó con fuerza, magullando la puerta.

-Maldito presumido -volvió a patear aguantándose el dolor que le causaba eso.

-Te portas como un niño de cinco años a quien le han quitado un dulce -dijo Hyunjin, con una sonrisa hipócrita, se detuvo frente a él.

-Aléjate de mí, homo - Félix lo empujo, no le miro a los ojos y caminó hasta su propio casillero.

-Espero que esta vez mantengas tus manos alejadas de mi chico, no quiero verte cerca de él-advirtió Hyunjin-. La vez pasada fuiste tan cobarde como para desquitar tus putas frustraciones con él.

Félix sonrió descaradamente.

-¿Y si no que?, está es mi escuela no hay mucho que puedas hacer.

Mientras Lee se burlaba, el moreno apretó sus labios y puños, jodiendome
mentalmente porque no podía negar que Lee tenía razón. Y eso le molestaba, iba a decir algo, pero sus demás compañeros empezaron entrar, impidiendo que siquiera lo tocara.

-Eso pensé -escuchó a Félix decirle, con el mismo tono burlón de siempre.

Sí, definitivamente un palo en el culo era lo que necesitaba alguien como Lee Félix.

MI ABUSADOR HOMOFÓBICO (HYUNLIX)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora