Viendo Rojo

Poder absoluto Pt2

Los buenos soldados se alinean con la cadena de mando. Siguen órdenes sin vacilación, sin explicación, sin cuestionamiento. Su lealtad es absoluta. La ejecución de sus funciones es minuciosa.

Alex no puede creer que esté viendo esos rasgos en Nia Nal. No había entendido por qué Kara había insistido en que el reportero novato debería acompañarla a ella ya Winn a Mount Norquay para detener el lanzamiento de la medusa. Pero ahora, mientras Nia se balancea y zigzaguea alrededor de las explosiones de kryptonita del pecho de Otis, Alex comienza a ver por qué su hermana parece confiar tanto en este superhéroe novato.

Nia es bastante formidable, defendiéndose contra un mercenario altamente entrenado con relativa facilidad. Otis gruñe de frustración cuando Nia forma un látigo afilado con la energía de su sueño que lo hace perder el equilibrio.

Sin embargo, no duele menos la evidente falta de confianza que Kara tiene en ella. Alex necesita demostrar su valía para volver a ganar su lugar al lado de Kara. De algún modo. Ella lo sabe, pero eso no lo hace más fácil. Al menos Lena parece dispuesta a darle el beneficio de la duda y algo le dice que es la influencia de la morena lo que impidió que Kara se partiera el cuello como una ramita.

Ahora, con Winn agachada en el panel de control ingresando el código de eliminación de Lena, Alex solo monta guardia, sintiéndose completamente inútil. Nia lanza otra ráfaga de energía onírica que lanza a Otis al otro lado de la habitación y ella parece muy complacida consigo misma.

Tal vez Alex debería haberse quedado atrás, claramente ella no es necesaria. Pero duda que Sam hubiera necesitado su ayuda, a pesar de estar muy ocupada con la adquisición de todas las corporaciones del mundo. El CFO tiene un ojo atento, integra todos los negocios relevantes en la cartera de L-Corp y disuelve el resto.

Así que Alex se apoya contra la pared, con los ojos fijos en el movimiento fluido mientras Nia esquiva y golpea con el puño en la cara de Otis repetidamente.

Grita, cae hacia atrás, convulsionándose en medio de la muerte y Nia salta con gracia. Ella agarra el trozo de roca verde alojado en su pecho y lo saca. La vida se drena de sus ojos como una lámpara moribunda a medida que retroceden en su cráneo. Nia tira la kryptonita a un lado y Alex no dice una palabra sobre la vida que tomó tan a la ligera.

—Lena—susurra Winn en su enlace de comunicación—Está hecho—

Lena observa cómo su hermano es catapultado a través del techo desmoronado. Ella no siente nada. Kara la mira, buscando permiso para seguirla. Lena asiente y el kryptoniano se lanza por el agujero, siguiendo la trayectoria de vuelo de Lex que se desvanece rápidamente.

—Parece que tienes a tu mascota kryptoniana con correa después de todo— dice Lillian con un toque de celos mientras se acerca a Lena desde el otro lado de la habitación—Lex estaba convencido de que no arriesgarías vidas extraterrestres solo para acabar con la suya, pero yo no—Lillian sonríe con fuerza, los ojos arrugados por la edad—Supongo que realmente eres un Luthor después de todo—

Lena vuelve su mirada del enorme agujero sobre ella a Lillian con gran desinterés. La mujer más alta lleva un traje blanco puro a medida y tacones de marfil a juego, el cabello recogido con horquillas y envuelto en un moño sobre su cabeza. Se ve como la matriarca que hizo su misión aplastar las esperanzas y los sueños de una niña de cuatro años.

—Supongo que lo soy—suspira Lena, cruzando los brazos sobre el pecho—pero aun así, no soy del tipo que arriesga vidas inocentes si se puede evitar—

—¿Inocente?— Lillian repite, la incredulidad brillando como ascuas en sus ojos. Le recuerdan a Lex, inhumano y mortal, en busca de signos de debilidad para explotar, cualquier locura con la que jugar solo para su propia diversión. Solo para que puedan aferrarse a su estado fugaz como las personas más inteligentes y capaces de la sala.