Capítulo 2

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Cuando vio a aquellos enormes ojos azules mirándole estuvo a punto de hacer dos cosas. La primera, lanzar rápida como el rayo su mano al botón de iniciado para intentar apagarlo otra vez, y la segunda salir corriendo como si no hubiera un mañana, irse pitando de casa sin importarle que el androide siguiera dentro.

Pero no hizo ni lo uno ni lo otro. Y no fue precisamente porque no quisiera, sino porque aquella mirada zafiro le tenía completamente paralizado y sobrecogido en el sitio.

Allí estaban los dos, mirándose el uno al otro, el nepalí temiendo hasta parpadear por si en esa milésima de segundo escapaba de su vista.

Tras unos segundos que se sintieron como minutos se dignó a hablar, dejando salir una voz que trataba de imponerse frente a sus miedos, aunque irónicamente solo sonara asustada.

—Hola...

Unos segundos de silencio.

—Hola.

Un escalofrío recorrió su cuerpo. Tenía los vellos de punta. ¡Le había respondido! Y su voz... no era metálica, ¡sino la dulce voz de un hombre adulto!

Se alejó un paso más del androide sin dejar de mirarlo, alerta por si hacía algo más inesperado.

Nuevamente se tomó sus segundos para asimilarlo, el androide mirándole sin decir nada, esperando pacientemente a que dijera algo más para guiarse. Mientras, Naib, en lugar de pensar en algo coherente que decir, solo estaba internamente controlándose para no volverse tarumba ahora mismo.

—Me llamo Naib.

Torpe y sin fuerza, articuló su primera frase con sentido, un poco fuera de lugar eso sí, como si esta fuera la primera vez que hablara en lugar de Eli.

Esta forma de ser tan cautelosa no iba con él, pero tenía que asegurarse de que el impostor que estaba delante suya no era una amenaza. Puro instinto natural que indicaba peligro, que por el bien de Tracy y de sí mismo tenía que tragarse.

El androide parpadeó. Sus comisuras subieron levemente para formar una pequeña sonrisa educada.

—Encantado de conocerte, Naib. Mi nombre es Eli.

¡Ahora el androide también sonreía!

Tenía que estar delirando.

¿Acababa de presentarse con un androide tan tranquilamente? ¿Y si este hombre no era más que un humano y Tracy le estaba tomando el pelo? Empujó los pensamientos fuera para actuar con claridad, mirando inquieto hacia los lados al darse cuenta de que las ventanas estaban abiertas. A paso ligero cerró las persianas de toda la habitación, evitando que nadie del exterior pudiera ver lo que estaba pasando aquí dentro.

Cuando volvió con él, el androide seguía mirándole. Su corazón latía loco del miedo y la emoción. Ahora entendía la euforia de su amiga, ¡esto era inaudito! ¡Tenía que esforzarse a conciencia para que su mandíbula no se cayera perpleja por el reconocimiento del androide!

—¿Puedes entenderme?

En este punto estaba claro que sí. Pero ¿verdaderamente lo hacía? Necesitaba que se lo confirmase él mismo. Tenía muchas más preguntas que hacer, y más que venían en camino. En ese entonces hasta le costaba concebir que este no fuera más que un robot.

—Sí, puedo entenderte.

Y Tracy había creado esto, ¡era increíble!

—¿Qué, qué eres?

—Soy un androide creado por la maestra Tracy.

¿Maestra Tracy? Suena a algo que ella se llamaría a sí misma. ¿Le habría programado para que dijera aquello?

3li - NaibEli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora