Capítulo 4 (1/2)

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ˡᵒ ᵈⁱᵛⁱᵈᵒ ᵉⁿ ᵈᵒˢ ᵖᵃʳᵗᵉˢ ᵖᵃʳᵃ ᵉᵛⁱᵗᵃʳ ᵠᵘᵉ ᵐᵉ ᵖᵃˢᵉ ˡᵒ ᵈᵉ ˡᵃ ᵘˡᵗⁱᵐᵃ ᵛᵉᶻ ♥️

Una llave desde el exterior se insertó en la cerradura de la puerta y comenzó a desbloquearla.

Eli pudo no escucharla por el sonido gradual de la cafetera cuando estuvo lista la bebida mañanera de su compañero, pero cuando la apagó se quedó quieto escuchando los pasos que se acercaban. Lo primero que pensó es que era Naib, quien se había despertado más temprano de lo que solía hacerlo, pero el sonido inconfundible de las llaves sobre el mueble de la entradita descartó esa idea.

—¡He vuelto! —anunció prolongando la última vocal.

Con expresión neutra y sin saber qué esperar, giró la cabeza para ver de quién se trataba el visitante que ahora estaba en el marco de la cocina.

Y se quedaron mirándose el uno al otro con la misma cuestión en su cabeza: "¿Quién era él?"

El desempleado, dos horas después, aprendió a abrir los ojos de nuevo.

Con lentitud bostezó, se rasgó los ojos eliminando los rastros de legañas formadas, y distraídamente acarició la parte izquierda para notar que el androide no estaba allí. Probablemente se había levantado a hacer el desayuno antes que nadie como siempre hacía. Él ya le dijo de despertarse a su misma vez para poder compartir ese tiempo juntos, pero al final nunca se pudo despertar antes de las nueve y media.

De todos modos, quieras que no, siempre era una agradable sorpresa que después de toda la noche de ayuno te pusieran comida digna de una exquisita cafetería de renombre por delante.

Sintiéndose lo suficientemente preparado para levantarse y con ganas para volver a ver Eli el día de hoy, se deslizó entre las sábanas y poniéndose sus zapatillas cutres de lobitos se incorporó, bostezando en el acto otra vez.

Cómodo y sin prisas salió de la habitación y dio unos pasos a través del pasillo mientras acariciaba adormilado su trabajado abdomen, cuando escuchó un murmullo.

Abrió los ojos al reconocer un par de voces hablando entre sí en el salón de su casa, indistinguibles al estar cerrada la puerta de este. Diría que una de ellas pertenecía a Eli, pero ¿qué hay de la otra? ¿Desde cuándo había un tercero en todo el asunto?

De la nada saltó a la peor conclusión, y con ello aceleró el paso preocupado hasta girar el pomo de la puerta en la sala principal, para encontrarse...

—¡Anda! Mira quién se ha despertado, pero si es el bello durmiente. Aunque con los pelos como los tiene es más bien la bestia.

Sentados frente a frente, estaban Eli, en el sofá, con las manos educadamente sobre su regazo mientras le miraba sonriente habiendo captado su atención, y el otro hombre, de cabello azabache y ondulado ligeramente hacia arriba, con aquel piercing y aquella fea quemadura en su ojo izquierdo que no daba lugar a confusión.

No puede ser...

El hombre se levantó para centrarse en Naib ahora, haciendo un gesto como para recibir un abrazo amistoso de su parte.

—Cuánto tiempo, ¿me has echado de menos?

Pasaron uno, dos segundos para asimilar esto, y luego su sangre hirvió.

—¿¡Estás de broma!? —exclamó mientras apartaba sus manos— ¿¡Se puede saber qué haces aquí!? ¿Cómo has entrado?

—Por la puerta.

3li - NaibEli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora